Atraque con ancla (y fondeo con amarras a tierra)
Hola,
Hoy voy a retomar el tema de las maniobras. Nos faltaba por ver una de las más temidas, la de atracar con el ancla.
En todos los puertos, marinas y clubes náuticos en el mediterráneo español, lo más habitual es que los puntos de amarre dispongan de un muerto con un cabo hundido que sirve para amarrar el extremo exterior del barco, normalmente la proa.
Sin embargo, en otras zonas del mediterráneo, como por ejemplo en las islas griegas, dónde es posible atracar en los muelles y paseos de los pueblos que se visitan, no encontraremos tales muertos y es necesario realizar la maniobra de atraque con el ancla.
A la ya de por si dificultosa maniobra de atraque se añade un nuevo aliciente, fondear el ancla delante del punto de amarre. Cuando me enteré, durante la preparación de mi crucero por el Golfo Sarónico (hace ya casi 2 veranos) de que esto era así, me preocupe de buscar en Internet descripciones de esta (por mi) temida maniobra. Las descripciones en algunas Web (en inglés) encontradas me resultaron bastante útiles para lanzarme a la aventura. A continuación describiré la maniobra, basándome en parte en lo leído en su día pero sobre todo en mi propia experiencia.
Resulta que esta maniobra de atraque con ancla es prácticamente idéntica a otra que ya veníamos realizando más frecuentemente, la de fondear en una cala echando unas amarras a las rocas. (Esta última maniobra nunca había sabido muy bien cómo hacerla correctamente hasta que me he percatado de la similitud con la primera.)
Por tanto aprovecho este post para describir también la maniobra de fondeo con amarras. Pero empecemos por la más complicada, que es la del puerto o muelle.
Atraque en un muelle (con ancla)
La preparación de la maniobra de atraque (amarras, instrucciones a la tripu, etc) será como siempre (ver post de maniobras en puerto). Solamente hay dos diferencias fundamentales. Esta vez en lugar de asignar a algún tripulante la tarea del muerto debemos mandar desde el principio a alguien a proa (calzado) para manejar el ancla. La otra diferencia es que el viento, aunque nos vaya a afectar desde luego no determina la estrategia de la maniobra.
Un vez encontrado un hueco en el muelle (lo cual a menudo es misión imposible si estamos en un mes de verano) nos debemos situar perpendiculares al muelle con la popa enfilada, a una distancia alejada de varias esloras. El proceso consiste en ir filando cadena mientras damos marcha atrás hasta llegar al punto final de atraque.
La decisión de dónde echamos el ancla es muy importante. Cuanta más cadena larguemos mejor y por eso típicamente dejaremos caer el ancla cuando nos encontremos a unas cuatro o cinco esloras del muelle. (Resulta útil estimar distancias con la eslora de nuestro barco.) Pero ojo, el número de esloras que determinemos depende de cuánta cadena podamos largar. El cálculo es fundamental:
Lo primero es saber cuánta cadena (más cabo de fondeo si lo hubiese) podemos largar como máximo, bien por que es la que dispone el barco o bien podría ser algo menor si nuestro molinete tiene poca fuerza para levar (a posteriori) todo el peso del fondeo. También debemos fijarnos en la profundidad que marca la sonda. Desde el punto donde cae el ancla hasta llegar al muelle, aproximadamente la cadena se extenderá a lo largo de la profundidad más el número de esloras que nos habíamos alejado del muelle menos una ( - puesto que una eslora no cuenta ya que la cadena cae desde la proa.)
Por tanto la longitud en esloras máximas desde el muelle (donde podremos tirar ancla) es igual a la longitud máxima de cadena menos profundidad más una eslora. Se trata de evitar que nos quedemos sin más cadena que filar cuando aún estemos a varios metros del muelle!
Veámos un ejemplo.
En el puerto de Simi, en el Dodecaneso Griego, la sonda marcaba mucho, unos 30 mts. Con una cadena disponible de tan solo 60 mts en nuestro velero de 12 mts tan sólo nos podíamos permitir empezar a largar a 3 esloras del muelle, ya que 30 + (3-1)*12 = 54, algo menos de los 60 mts. con poco más de 3 esloras, casi seguro que nos quedamos sin cadena antes de llegar al muelle.
Otra precaución. Para la estimación de esloras se suele uno fijar en los barcos ya atracados, y se cuenta desde la proa de ese barco una primera eslora. Esto puede llevar a error si el velero vecino que miramos como referencia es mayor, o incluso bastante mayor. si por ejemplo es una goleta de 20 mts de eslora su proa ya supone una distancia al muelle de 2 esloras de nuestro modesto 39 pies (12 mts).
Y un último consejo relativo a la elección del punto donde empezamos a largar. Debemos ignorar las imprecaciones del expertísimo pero impaciente marinero del pueblo que nos asistirá con las amarras, y que nos gritará desde el primer momento para que larguemos lo antes posible. Solamente nosotros como patrones conocemos nuestro barco, cadena, sonda, etc y por tanto habiendo realizado el rápido cálculo mental habremos determinado la distancia adecuada. Es necesario “aislarse” de estos factores externos que contribuyen al fracaso de la maniobra.
Por fin, en el punto determinado daremos al tripulante en proa la orden de largar ancla (previamente la habremos puesto a la pendura, igual que en cualquier otra maniobra de fondeo). Mientras cae el ancla inicialmente iremos suavemente hacia atrás y en el momento que notamos (o nos comunican) que toca fondo daremos un tirón fuerte atrás para clavar el ancla. A partir de ese momento, la clave de la maniobra es que la cadena se mantenga un poco tensa durante todo el tiempo que vamos marcha atrás. Esto se consigue filando cadena a medida que el barco retrocede. Es decir en vez de largar a tope cadena como se hace en la maniobra de fondeo normal, debemos ir soltando cadena gradualmente de modo que ésta se mantenga algo tensa. Si el barco retrocede lento, se filará cadena más lentamente y si el barco va atrás rápido habrá que filar más rápido. En el segundo caso, si vamos demasiado rápido atrás la persona en proa que maneja el mando del ancla deberá indicarle al patrón que reduzca la marcha si la cadena se está tensando demasiado a pesar de filar a la máxima velocidad que permite el molinete. Hay que tener cuidado de no tensar demasiado la cadena por si se rompe el fondeo.
Como se aprecia, más que nunca, la actuación del tripulante con el mando del ancla es determinante en esta maniobra luego asignaremos esta tarea a la persona con mayor habilidad y experiencia.
Como el ancla irá tenso, la proa estará “clavada” mientras retrocedemos y esto nos ayudará a que no derive el barco, incluso aunque haya viento lateral. Esto es una gran ventaja y facilita enormemente esta maniobra. En cualquier caso, si el viento es fuerte debemos ir atrás lo más rápido posible.
Al ir a largar y durante toda la marcha atrás, es importante que la embarcación se mantenga lo más recta y alineada posible con el punto de atraque en el muelle, para que nuestra cadena vaya cayendo también recta y no se mezcle y enrede en el fondo con las cadenas de los vecinos existentes o futuros. Si caemos haciendo zig-zag va a ser seguro el problema con el ancla del vecino en la maniobra posterior de salida. Ir rápido atrás también nos ayudará a mantener la alineación.
Cuando por fin llegamos a un metro del muelle frenaremos si fuese necesario la embarcación (máquina avante) y echaremos amarras a tierra, como ya se describe en post previos. Una vez que hemos tensado las amarras, sobre todo la de barlovento en popa, debemos tensar el fondeo, recogiendo un poco de cadena.
Finalmente si se hace bien el cálculo inicial, la maniobra no es para tanto, ya que como hemos visto, al mantener la proa clavada ésta no deriva y facilita mucho la maniobra.
Marcha atrás, filando cadena (puerto de Poros, Grecia, 2009)
Fondeo con amarras a tierra
A menudo, en alguna cala o fondeadero dónde no haya mucho espacio y no podamos bornear, deberemos fondear echando desde la popa unos cabos a tierra, afirmándolos a unas rocas o árboles etc. El procedimiento en sí es muy similar al de atracar con ancla en un muelle.
Igualmente nos situaremos perpendiculares, alejados del punto final y filaremos cadena mientras retrocedemos del mismo modo descrito antes. Echaremos mucha cadena, aunque esta vez el cálculo de antes ya no es tan crucial puesto que acabaremos bastante alejados de las rocas.
Nuevamente, al igual que en el muelle, no tenemos que aproarnos al viento para echar el ancla, sino que nos situamos perpendiculares a las rocas. Lo que si es importante y novedoso en esta maniobra es que debemos preparar previamente los cabos de popa que acabarán afirmados en las rocas.
Necesitaremos dos cabos de amarra largos, de unos 30 mts. En caso de que tengamos que hacer un empalme de cabos más cortos, creo que el método más resistente es hacerlo enlazando sendos ases de guía en cada extremo (, es mejor que una vuelta de escota o nudo llano).
Para la preparación de las amarras en popa planteo dos casos.
El primer caso corresponde a una situación de muy poco viento en el que el plan es hacer una parada rápida para comer y/o bañarse etc, es decir, no se va a pernoctar. En este caso, considero que es suficiente preparar una sola amarra inicial, con un extremo afirmado en la cornamusa de popa de barlovento y que dejamos de momento adujada y lista para ser largada más adelante a tierra. Realizaremos la maniobra de echar ancla a cierta distancia hasta pararnos en el punto prudencial que consideremos ya cercano a las rocas. En ese momento, mandaremos a un buzo que vaya nadando con el cabo desde la popa hasta las rocas, y una vez allí lo afirme a una roca, saliente o árbol. Si el buzo no sabe hacer el as de guía, lo haremos nosotros previamente en el barco, teniendo en cuenta que ha de hacerse una gaza grande, para poder enganchar una roca gorda. Conviene además que el buzo lleve un calzado adecuado, escarpines o botas de agua o similar, para evitar lesiones con erizos de mar, corales y demás.
Una vez fijado el cabo en la roca, se tensará desde la popa. Para tensarlo es buena idea darle vueltas alrededor del winch que normalmente usamos para las escotas del génova. Tras tensar la amarra, daremos también tensión a la cadena en proa, recogiéndola un poco. De este modo queda el barco perfectamente amarrado por ambos extremos.
El cabo de popa normalmente se pone hacia un lateral del barco, en el lado de barlovento (siempre!!!). Lo normal será finalizar la maniobra poniendo otro cabo largo en el otro extremo que es la amarra de sotavento. Solamente en este caso concreto, de viento muy flojo se puede omitir este último paso y en tal caso el (único) cabo en tierra lo situaremos algo centrado respecto a la embarcación. Esto nos permite que un único cabo haga a la vez las funciones de amarra de barlovento y sotavento. (Esto creo que es una innovación mía, que me ha funcionado en varias ocasiones, y no sé si es una buena práctica marinera, pero evita la molestia de tirar otra amarra de 30 mts a las rocas cuando solamente se trata de una parada para comer!)
El segundo caso es aquel en el que tenemos que preparar muy bien las amarras para la noche y/o hay bastante viento lateral. Con el viento lateral no será posible a que el buzo que mandamos a posteriori coloque la amarra en la roca, ya que para entonces el barco se habrá derivado para poner su proa al viento.
En este caso, el método es algo más laborioso. Antes de comenzar la maniobra enviaremos a dos marineros en la dingui (con los remos) y con todo el cabo de 30 mts hacia las rocas. Esperaremos a que fijen un extremo del cabo en una roca y regresen con el otro extremo hasta una distancia cercana al costado de barlovento donde acabará el barco tras la maniobra. Podremos ahora realizar la maniobra de alejarnos con el barco, echar ancla y filar atrás hasta el punto final. En ese momento, dispondremos rápidamente de la amarra de popa de barlovento que nos alcanzarán los marineros desde la dingui. Tras tensar esta amarra (con ayuda del winch) y recoger un poco de cadena, podremos fijar tranquilamente la segunda amarra en popa, ya sea con la dingui o con el método del buzo.
Dos intrépidos marineros se aventuran con la dingui a colocar el cabo en tierra
(isla de Spetses, Grecia 2009)
Huelga decir que en invierno, o con agua fría, conviene aplicar también el método de la dingui, para evitar el chapuzón del buzo…
Por último mencionar, que no es para nada más seguro fondear el barco con las amarras a tierra. La amarra de popa tensa el barco de modo que puede hacer garrear el ancla en proa. Si se suelta el ancla, estaremos muy cerca de las rocas.
Tampoco es el método más cómodo. El mejor fondeo, más seguro y cómodo es el tradicional, con solamente el ancla, y dejando al barco orientarse al viento suavemente, ofreciendo una mínima resistencia al mismo. No obstante, a menudo, no queda más remedio que echar las amarras a tierra por no haber espacio en la cala.
Madrid, 15 de mayo 2011
Impresionante nivel, Kike
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