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martes, 26 de agosto de 2014

Vacaciones en Mallorca


Verano 2014 - Travesía por el Sureste de Mallorca







Este verano, para nuestra semana de charter vacacional hemos escogido la isla de Mallorca.

Mi plan original era dar la vuelta completa a la isla, pero iba a suponer una pequeña paliza de unas 170 millas, y aunque vamos con otros dos patrones, Patricia y Fernando, también forman parte de la tripulación dos marineros noveles, Marini y Guillermo. Además, durante las cañas previas a la cita náutica todos han expresado su deseo de hacer un plan relajado.

Por desgracia, nuestra sexta tripulanta, Esther, ha sufrido baja de última hora, ya que nuestra gatita Pizca se ha puesto mala unos días antes del viaje y se ha tenido que quedar en Madrid cuidándola.





Nuestro plan finalmente es visitar las calas del sureste de Mallorca, llegando como mucho hasta Porto Colom. La única “condición de contorno” es que el miércoles noche tenemos reservada y pagada la boya en Cabrera. En estas fechas ya era el único día que quedaban boyas libres cuando efectué la reserva la semana previa.

Aquí os dejo un mapa con los lugares que finalmente hemos visitado:



Mallorca 2014: Palmanova, Colonia St Jordi, Es Cargol, Cala Santanyi, Cala D'Or, Cala Sa Nau, Porto Petro, Cabrera, Santa Ponsa, Illetes, Palma




1º día – Sábado, 2 agosto – Puerto de Palma y Palmanova


Sobre las 12:00 del mediodía, una vez completado el papeleo y pago de extras y fianza, llegamos al pantalán de la empresa de charter, ubicado en la entrada del Real Club Náutico de Palma.

Nuestra semana de barco coincide con la 33ª edición de la Copa del Rey, y justo da la casualidad de que los impresionantes barcos de la regata están amarrados en el mismo pantalán donde se ubica nuestro modesto velerito, un Benetaeu Oceanis 34.3 Clipper del año 2005, de nombre “Iris”. Como además nuestro barco está atracado al final del larguísimo pantalán, nos toca atravesar toda la hilera de los super bólidos del mar, con sus gigantescos palos y grandes bañeras diáfanas. Los regatistas están preparando sus barcos para el evento que comienza este mismo día y la actividad en el puerto es frenética.




Pantalán de Regatas, RCN de Palma



Nuestra “cafeterilla” de casi 11 metros resulta pequeña en comparación con sus vecinos regateros, y ya me empiezo a alegrar de no dar la vuelta completa a la isla. Además el parte para la semana es de anticiclón total y tiene pinta de que salvo el  térmico a mediodía, nos tocará tirar de motor todo el rato.



El  clarísimo "Anticiclón de Mallorca" (previsión del viento del eltiempo.es)



Para el check-in contamos con la presencia de unos invitados de lujo, Harry y Nella, mis pequeños pero intrépidos sobrinos perrunos de Mallorca, que pasan a saludarnos, y de paso nos ayudan a revisar todo el barco.




Check in "perruno"



Se aprecia que el Oceanis 34.3 clipper (año 2005) está muy bien diseñado para la vida a bordo, muy buen espacio de camarotes a pesar de su eslora, amplios sofás en el salón, sacrificando a cambio el espacio de asiento en la mesa de mapas (totalmente innecesario por otro lado). La cocina correcta con un botellero en un lado y armarios de estiba suficientes. En cubierta, la bitácora con plotter, mesa totalmente plegable y rueda de timón que se puede girar hacia una banda. El único pero de este barco es la mayor enrollable, que personalmente no me gusta nada para navegar.

Carmen, la chica de la empresa de charter que hace el check-in, nos indica, respecto a la baterías del barco, que es preferible no apagar la nevera ya que al final se consume más si apagas y enciendas todas las noches y que por otro lado cada 24 horas debemos cargar las baterías con el motor durante 4-5 horas.

Mi idea original para hoy era zarpar después de comer y dar un buen salto, salir de la bahía de Palma y pasar noche en la Colonia de San Jordi, al sureste, y ya cerca del cabo Salinas. Pero el parte anuncia mar de fondo del suroeste de un metro, y aparte de que la Colonia está abierta al suroeste, la travesía hasta la misma con la ola atravesada nos iba a marear a todos.

Conclusión, esta noche nos quedaremos dentro la bahía de Palma en algún sitio al resguardo del mar del suroeste. Se me ocurren solamente dos: Portal Vells, ya casi en la punta de Cala Figuera, preciosa cala donde hemos ido innumerables veces a pasar el día, y la playa de Palmanova, fondeadero muy bueno, al resguardo de sur y suroeste por la punta Porrasa. Finalmente nos decantamos por Palmanova, más cerca del puerto de Palma, a menos de 10 millas, ya que en este época del año Portal Vells seguro que iba a estar hasta arriba de barcos.

Sobre las 17:00 HRB (hora del reloj de bitácora), después de estibar todo y comer una ensalada y bocadillo de jamón largamos amarras.

Como siempre planifico bien la maniobra de salida: sopla viento lateral de casi 10 nudos, así que le pido a Fer que amolle la amarra de barlovento, mientras Patri larga el muerto en proa. Hasta ahí bien, pero cuando le pido a Patri que largue el muerto y a Fer que amolle, la respuesta de éste último es que mejor no porque justo ahora está pasando por delante nuestra un barco de regatas del al menos 15 metros... vayaaa!!! estoy tan confiado con mis propias amarras que no tengo en cuenta el tremendo tráfico que hay en puerto. Patri ha largado el muerto según le dije así que mientras esperamos al paso del velero, nuestra proa empieza a caer a sotavento y nos toca hacer la clásica salida de ir separando con las manos... sin consecuencias, pero algo chapucera..

El trayecto hasta Palmanova lo hacemos medio a vela, medio a motor. Tenemos unos 10 nudos de aparente, pero entra casi de morros. Pasamos un rato dando bordos, y así la tripu se va familiarizando con el manejo de las velas y las viradas. Por avanzar, finalmente encendemos el motor. Sobre las 19:30 llegamos al gran fondeadero de Palmanova. El lado sur, más resguardado por la punta Porrasa está a reventar de barcos, aunque más al norte hay hueco de sobra y tampoco parece que sea mal sitio para echar el ancla. En cualquier caso nos tiramos más de media hora buscando nuestro hueco ideal, porque hay por todas partes numerosas praderas de Posidonía, sobre todo en los huecos donde no hay otros barcos. Finalmente lo conseguimos, un sitio a media altura de la playa donde podemos largar el ancla sin dañar la valiosa planta del mediterráneo.





2º día: Domingo, La Rapita y Colonia de Sant Jordi



La ola de suroeste todavía durará hoy pero ya mucho más atenuada, de medio metro y bajando, así que considero que ya podemos retomar nuestra planeada ruta hacia el sureste de la isla. Tras un poco de deporte matutino de remo y natación, seguido de un rico desayuno, el Iris leva anclas rumbo hacia las playas de Es Trenc y la Colonia de Sant Jordi. El plan es parar para comer en la Cala Pi, justo pasado el cabo Blanco, aunque tengo serias dudas de que haya hueco en esta bella pero estrecha cala.

Emprendemos rumbo sureste, a motor, ya que el poco viento que hay encima nos entra de proa. El mar de fondo de suroeste de medio metro que nos entra por el través es por suerte bastante llevadero así que vamos relajados escuchando música. Con un régimen de 2.000 vueltas, vamos a poco más de 5 nudos, un buen ritmo y con mínimo consumo.

Cruzamos la bahía de Palma completamente, primero el Cap Enderocat, luego Regana, finalmente Cabo Blanco.




El Cabo Blanco, salida sureste de la bahía de Palma



Sobre las 15:00, tras unas 4 horas de travesía llegamos por fin a la Cala Pi, cuya entrada se identifica fácilmente entre los acantilados por una torre conspicua en el lado oriental de la misma.




La torre "conspicua" de la Cala Pi



Efectivamente, según nos temíamos, la cala está hasta los topes, y nos toca retomar el rumbo, ya hasta la bahía que comprende la Rapita, Es Trenc y la Colonia. Menos mal que a mediodía nos hemos tomado un piscolabis porque hoy tocará comer a las tantas.

Una hora más tarde llegamos a la playa de La Rapita. A bastante poca profundidad, a casi 3,5 metros echamos el ancla y nos damos nuestro primer baño en las turquesas aguas de esta magnifica playa.




Fondeo con olas en las aguas turquesas de la playa de Sa Rapita


 Pero con la ola del suroeste aun dando la lata, nuestro fondeo es bastante incómodo. A lo lejos, al este de la bahía, ya en la Colonia, vemos que hay múltiples veleros, algo más resguardados por las islitas que hay al sur de la bahía. Así que mientras se calienta el horno para las pizzas, para allá que nos vamos. En la Colonia hacemos un segundo fondeo, que ya será definitivo para la noche. En esta zona hay algo de roquitas y por si acaso fuese necesario y, como hay poco sonda, practico poner un orinque al ancla, buceando con un cabo con mosquetón y una defensa que uso de flotador.

Después de comer nos bajamos con nuestra estupenda dingui a la playita a tomarnos un mojito y a observar la bonita puesto de sol desde este lugar. Por cierto que nuestra lanchita es grande, cabemos bien los 5 y el motor fueraborda, de gasolina, funciona a las mil maravillas.




3º día – Lunes, Es Cargol, Cala Santanyi, Cala D'or


Tras dos noches fondeados, hoy le he prometido a la tripu entrar en puerto, con duchas de verdad, y así de paso cargamos baterías y agua. Las opciones en la cara sureste de Mallorca, son Porto Petro, Cala D'or y algo más al norte Porto Colom. Cala D'or con sus yatazos de lujo me resulta un poco demasiado turístico y mi primera opción es Porto Petro, ya que Porto Colom también tiene posibilidad de boyas y lo había pensado para la noche siguiente.

Pero a pesar de llamar a primera hora a Porto Petro, no les queda ni un amarre, así que finalmente hacemos la reserva en la marina de Cala D'or.

La primera parada del día es la bonita playa de Es Cargol, a tan sólo una milla del cabo Salinas. Tras unos gozosos baños y excursión por esta casi desierta playita, de difícil acceso para la avalancha de veraneantes que impera en el resto de sitios, nos dirigimos a la siguiente cala donde haremos la parada larga para comer, la Cala Llombards.

El paso por las azules y claras aguas de la punta Salinas es siempre espectacular. A la hora de comer, llegamos a la Cala Llombards, pero cómo no, está hasta la bandera. Por suerte a apenas 200 metros al norte hay otra cala, la Cala Santanyi, que aunque es estrecha, en su entrada dispone de un hueco perfecto para echar el ancla.



La bonita Cala Santanyi



Tras la siesta y unos baños nos vamos hasta Cala D'or, a menos de 5 millas al norte. El atraque en el pantalán Lima de la Marina (Cala) D'or (“... que guay” ;) transcurre sin problemas. Un yatazo a la entrada tapa las vistas del pantalán y por tanto no se ve como es el amarre, si habrá más barcos o si habrá hueco para dar la vuelta, etc. Así que por si acaso entro en el espacio de popa. Me doy cuenta, al dar atrás y maniobrar de popa que el paso de hélice del Iris tira la popa a babor muchísimo así que lo tendré en cuenta en las ciabogas y maniobras en puerto en sucesivas ocasiones.

Finalmente al aproximarnos de popa vemos que hay hueco de sobra y que nos asignan una plaza con otro barco a sotavento y sin barcos a barlovento, así que el atraque consiste en aproximarse lentamente con espacio de sobra y esperar a que el viento nos derive hasta el punto de amarre.




Esquema del atraque en Cala D'Or



La marina Cala D'or está muy bien y tan sólo nos cobran 71 euros por el amarre. Una vez más, gracias al Tripadvisor, localizamos un fabuloso restaurante de pescado en el centro del pueblo.

Tras la rica cena y una copita de fin de fiesta caemos muertos en nuestros camastros, a pesar del ruido y el calor horrible que hace en el puerto.




4º día – martes, Cala Mitjana, Cala Sa Nau, Porto Petro



Madrugamos para que nos de tiempo a rellenar los depósitos, baldear un poco, y hacer una compra de re-avituallamiento antes de que el calor del día empiece a ser insoportable. Antes de las 11:00 ya estamos saliendo del puerto, rumbo a las cercanas calas al norte.

Entramos en la cala Mitjana, también conocida como Cala Fierro, por encontrarse en este precioso lugar la finca de la conocida familia. La cala es estrecha y hay que fondear con un cabo a las rocas. Justo queda un hueco libre para realizar esta maniobra, al lado del barco de un italiano "rastafari".

Vemos que en la cala hay algunas medusas así que habrá que tener cuidado al saltar al agua a poner el cabo en la roca. Patricia se ofrece voluntaria a la arriesgada tarea. Pero cuando por fin me coloco perpendicular a las rocas, y doy la orden de largar el ancla, Marini me responde que hay buzos debajo del barco.. ¿cómo que buzos?? ¿con botellas? !!!!!! Pues sí, buzos!!.. poco más y les tiramos el ancla en la cabeza!!! Abortamos de inmediato la maniobra. Mientras pensamos que hacer, el colega italiano interpreta que el problema es que no sabemos bien como hacer la maniobra y con buena aunque molesta voluntad nos empieza a gritar “Primo el ancora, dopo el cabo..”... en fin entre el susto y lo de las medusas decidimos que es mejor abortar la misión por completo e irnos a otro sitio.

La siguiente cala al norte es la Cala Sa Nau, también preciosa y muy bien resguardada de todos los vientos. Nuevamente los barcos aquí fondean con un cabo a las rocas. La cala a pesar de ser aún temprano está llena. Solamente vemos un hueco para fondear con amarra en popa, entre un catamarán que quedará a babor y unos bajos de rocas salientes a estribor y que dan un poco de yuyu.

Aunque el viento entrará de proa en la posición de fondeo, como me dan bastante respeto las rocas de estribor, decido enviar a Patricia con la dingui a poner primero el cabo en las rocas previo a colocarnos, por si el viento rola y me abate hacia los bajíos. Como la tarea de llegar hasta la roca con la lanchita y poner la larga amarra doble es complicado para una sola persona, Fernando salta al agua en ayuda de Patricia. Mientras tanto nos vamos colocando en posición y le pido a Guillermo que tire al ancla. Por precaución tiramos el ancla bastante más cerca del catamarán que de las rocas, y como resultado nuestro popa se queda a apenas dos metros de la proa del cata. Pero con el cabo ya aferrado por un extremo a la roca y a la popa del barco por el otro, regulamos distancias y nos quedamos perfectamente amarrados, sin riesgos de colisión a ambos lados de nuestro velerito.




Esquema del fondeo con ancla al lado del cata




El Iris, fondeo con cabo entre los bajos de rocas y un catamarán



Pasamos el día completo de relax en esta cala que es sin duda una de las más bonitas de toda Mallorca. A estas alturas del viaje nuestros cerebros ya están en modo vacacional total y mientras nos tomamos unos gin tonics, nuestra máxima preocupación es el imaginario ataque de un “grosses Tintenfisch mit Brille” (calamar gigante con gafa-pasta) …, chorrada suma del viaje que se ha ido cocinando estos días y que es mejor no explicar..




La abarrotada Cala Sa Nau



Sobre las 18:30 nos vamos rumbo a Porto Petro, donde por fin hemos conseguido reservar una boya para la noche.



Velero en boya vecina en Porto Petro




La cala de Porto Petro



Una vez atados a la boya, y tras la rutinaria ducha “pirata” (con la manguera del espejo de popa), bajamos con nuestro querido chinchorro para una vez más disfrutar de una deliciosa cena en puerto.



5º día – miércoles, Cabrera!


Antes del desayuno he estado haciendo cálculos del consumo de gasoil hasta el momento, y de lo que nos queda. Como tenemos poca expectativa de navegar a vela en lo que queda de esta “anticiclonica” semana, hay que sumar, a lo que llevamos de viaje, el cruce a Cabrera, el posterior salto a Santa Ponsa (donde hemos quedado con mi hermana y los chuchos), y luego la vuelta a Palma.

En total estimo que haremos unas 30 horas de motor en el peor de los casos, y reviso que el tanque del Iris tan sólo tiene 75 litros. Con el régimen que llevamos de 2.000 rpm que seguramente implica 2 litros/hora, llegaremos a un consumo de 60 litros. Pero el “seguramente 2litros/hora” es bastante incierto, y si finalmente fuesen 3litros/hora, nos quedaríamos tirados a mitad de viaje!

Así que por no ir con la preocupación, nos acercamos después del desayuno a la gasolinera de Cala D'or, que total, está al lado de Porto Petro. Finalmente repostamos 20 litros, y como llevábamos unas 12 horas de motor implica que hemos gastado incluso menos de los 2L/H.

Cuatro horas más tarde, sobre las 14:00 HRB estamos ya casi arribando a la isla de Cabrera. Hasta el cabo Salinas hemos tenido que ir a motor, pero pasado éste hemos podido disfrutar de un buen rato del térmico y la última hora hemos navegado de ceñida con un viento del sur de casi 15 nudos.







Un amigo de Patri nos ha recomendado circunnavegar la bella isla, y así lo hacemos, en sentido antihorario. Como se tarda unas dos horas en bordear, y por no comer a las tantas, hacemos una comida de pan con embutido durante la marcha. De nuevo toca darle al motor ya que cerca de la isla vuelve a caer el viento.

Realmente merece la pena bordear la Cabrera, sobre todo por su cara oeste, con sus altos acantilados y rocas en forma de dragones, tortugas o lo que a cada cual le dicte su imaginación.




Cara oeste de Cabrera



La última parada en Cabrera, antes de entrar en la ensenada donde pasaremos la noche, es la Cova Blava, o cueva azul en castellano. Para visitarla, los barcos se quedan al pairo a unos 100 metros de la cueva, y los visitantes tienes que ir a nado o con la dingui. Así lo hacemos, primero bajamos Marini, Patri y yo, ellas a nado y yo remando. Se llama cueva azul, porque el reflejo de los rayos de sol sobre el agua en este lugar le da un intenso color azul, precioso.




Foto submarina en la Cova Blava


Sobre las 18:00 llegamos por fin a nuestra boya blanca, al fondo de la ensenada de Cabrera. Como vamos con inercia, nada más parar el barco ya estamos montando el motor fueraborda y preparando la excursión a tierra para subir al castillo.



El castillo de Cabrera


Una hora más tarde estamos en lo alto del castello.. las vistas son preciosas desde aquí. El sol aún está bastante arriba, y nos damos cuenta de que podríamos haber esperado un poco y subir mejor al atardecer para ver la puesto de sol desde lo alto de la montaña...



Panorámica de la ensenada desde lo alto de la torre


Aun quedan dos horas para el ocaso así que decidimos tomarnos unos granizados de limón en la cantina del pequeño puerto y de paso comprar hielos para los posteriores gin tonics en el barco.







Cabrera es un sitio ideal para observar las estrellas de noche, aunque por desgracia estos días la luna está casi llena e ilumina el cielo fuertemente. Por otro lado, los mosquitos en estos lares son voraces, y a pesar de que nos rociamos con el spray anti-mosquitos, éstos parecen inmunes y nos atacan por doquier.. así que después de cenar y tras una última copita nos vamos rápido a la cama.



6º día – jueves , Santa Ponsa


Hoy tocaba madrugar: hasta Santa Ponsa tenemos 35 millas, aproximadamente 6 horas de travesía. Mi hermana ha encargado una paella en el restaurante en la playa para las 15:30, así que tenemos un horario que cumplir!

A las 8:00 HRB, tras un breve baño matutino y llenar una cafetera, soltamos la amarra de proa. El plan es desayunar mientras hacemos camino.

Con puntualidad alemana, a las 14:00 llegamos al fondeadero de Santa Ponsa. Hemos tenido que hacer todo el trayecto a motor, aprovechando eso si un flojo viento del través con mayor y génova.

Fondeamos lo más cerca posible del chiringuito donde vamos a comer, y antes de bajar a la playa ya dejo el barco preparado para pasar noche, con el rutinario cabo de boza al ancla y la botavara retenida.

Después de comer, Guillermo pasa por Urgencias porque había amanecido hoy con la cara y las manos hinchadas. Según le dicen en el hospital, es una reacción alérgica a la picadura de los temidos “mosquitos tigre” de Cabrera!!

Pasamos la tarde a bordo con nuestros invitados: Ana y Fernando, con Harry y Nella, que se bañan por primera vez en “alta mar”...




Baño de mar de toda la familia




"ehhh..  que pasa por ahí dentro!!.."




7º día - viernes, Illetes y Palma


Último día! El plan para hoy es entrar en la bahía de Palma y acercarnos a ver la regata de la Copa del Rey que empieza a partir de las 13:00. Después comeremos en Illetes y a las 17:00 tenemos que estar puntuales en el puerto de Palma.

Antes de zarpar, Marini y un servidor remamos hasta la playa a comprar unos sacos de hielos, porque, desde ayer, la nevera del barco está estropeada y ya no enfría nada de nada. No sabemos que le pasa y hemos quedado con la empresa de charter que ya lo revisarán en puerto esta tarde. Por suerte apenas nos quedan provisiones, pero para enfríar las cervezas y el agua apañamos una nevera de “respeto” con el balde de incendios y los hielitos..

Al salir de la bahía de Santa Ponsa, vemos que hay buen viento para navegar, entre 12 y 16 nudos, aunque, en el rumbo hacia la entrada de la bahía de Palma, por el cabo de la Cala Figuera, sopla de proa. Así que vamos dando bordos de ceñida, a buen ritmo durante un par de horas. Finalmente, ya en la punta de la Cala Figuera encendemos motor, porque ya es pasado el mediodía y desde donde estamos aún ni vemos los barcos de la regata..

Ya dentro de la bahía, con prismáticos, empezamos a ver los mega-veleros, pero el campo de regatas está en la otra punta de la bahía, por Cala Blava.. es decir superlejos, y encima a barlovento de nuestra posición. A tope de vueltas de motor y con velas, aceleramos rumbo a la regata. Finalmente a cierta distancia prudencial decidimos pararnos.

Aprovecho para practicar la maniobra de acuartelarse o parada de seguridad. Con ambas velas cazadas para ceñida, sin tocar escotas voy aproando el barco hasta tener mínima velocidad. En ese momento, timón hacia virada y cuando el foque se ha acuartelado y el barco empieza a virar a sotavento hay que cambiar la rueda hacia el lado contrario, a barlovento y dejarla fija en esa banda. El barco se queda quieto, flotando como una boya, con el equilibrio del foque tirando a sotavento, y el timón y la mayor contrarrestando hacia barlovento.

Con prismáticos se observan muy bien los bólidos del mar, aunque como compiten varias clases de manera simultanea, es un lío entender nada, unos bajan con espi y otros van subiendo ciñiendo a rabiar. Después de un rato, y como se ha hecho tarde nos vamos a la cala de Illetes a darnos nuestro último baño de la semana.

Illetes, como siempre, y más en estas fechas, está abarrotada, pero como es una parada rápida para comer, echamos el ancla en el primer hueco disponible entre el enjambre de veleros y yates.

Solamente una hora más tarde, sobre las 16:00, toca levar anclas. Creo que he sido algo optimista con los horarios, porque a las 17:00 hay que devolver el barco y aun nos queda parar en la gasolinera a repostar.

Los del charter nos han advertido de que en la gasolinera de Palma suele haber cola por ser el último día, por lo que decido ir a repostar a Calanova, que nos pilla de camino y donde seguro que no hay nadie. Por si acaso llamamos por teléfono para quedar con el marinero del puerto.

El pequeño muelle de la gasolinera en Calanova esta justo en la salida de la bocana del puerto en su cara interior. El viento entra perpendicular al muelle con cierta intensidad, unos 10-12 nudos. La entrada en el muelle, maniobrando para acostar el lado de babor, es fácil. Además la caída de popa a babor con hélice atrás ayuda a colocar el barco.

El problema es la salida. Tras el repostaje (esta vez han sido 30 litros), el marinero sugiere empujarnos para separar el barco. Pero no lo veo. Con tanto viento lateral va a ser complicado separar el barco y sobre todo me dan miedo las rocas que hay justo a continuación del muelle a pocos metros de nuestra proa. A popa tampoco hay espacio porque se han amarrado al codo del muelle unas motoras grandes.




Salida del muelle de la gasolinera de Calanova



Considero que en este caso lo correcto es abrir la popa dando avante con un esprin de proa. Fernando ubicado en proa ya tiene en mano el esprin que había puesto el marinero al entrar. Habrá que abrir la popa bastante puesto que la hélice de este barco tira mucho la popa a babor una vez dé máquina atrás.

Pido a la tripu que ponga alguna defensa más en la amura de babor, y tras soltar el largo de popa doy lentamente avante con rueda a babor. La popa se va abriendo gradualmente pero da la mala suerte de que justo nuestro sobresaliente púlpito de proa está a la misma altura que un pequeño murete que se eleva al final del muelle, y claro al aconchar la proa contra el muelle, éstos empiezan a chocarse. Fer hace lo que puede para separarlos pero la situación me obliga a largar el esprin antes de haber abierto la popa lo suficiente. En consecuencia, al dar atrás nuevamente toca empujar un poco con las manos y bichero para separarnos de las motoras de popa. A pesar de eso, la complicada maniobra sale más a menos aceptable.

Media hora más tarde estamos entrando por la bocana del enorme Puerto de Palma.



Barco transportador de barcos! (Pto de Palma)



Todavía nos espera un último susto previo a atracar en el pantalán de la empresa de charter. El bimini del barco es muy bajo y resta visibilidad y aunque había decidido no quitarlo, a última hora me arrepiento y pido a la tripu ayuda para recogerlo rápidamente. Como para plegar este toldo hay que abrir primero la botavara suelto la escota un momento. Mientras plegamos el bimini, la botavara se balancea de un lado a otro y justo cuando me dispongo a cazarla le da un buen golpe en la cabeza a Patricia que estaba situada en una banda. Por suerte, aunque se hará un buen chichón no parece grave, pero menudo susto nos damos.. y sobre todo ella..

Vaya fallo!! El error es hacer una maniobra tan arriesgada como soltar la botavara, yendo en en marcha y con prisas ...

Hacemos el atraque con viento de popa considerable. Lo importante en este caso es no pararse y meter la popa con arrancada. En caso contrario, si el barco se para y hay que recuperar marcha, al dar atrás la popa se desviará con el efecto de la hélice .. y más aún en este barco.

Ha llegado el final de nuestra excursión náutica. A todos nos quedan aun vacaciones en las siguientes semanas, pero ya de secano.. Contentos de la aventura y de no haber sido finalmente víctimas del calamar gafapasta, recogemos los bartulos y nos despedimos.












Muchas gracias a la tripu del Iris. Hasta pronto!!!


Madrid, Agosto 2014

sábado, 7 de junio de 2014

Travesía Valencia Mallorca











El viernes 30 de mayo de 2014 hemos quedado un grupo de amigos navegantes del pantano de San Juan (Madrid) para llevar el barco de Angel desde Valencia a Mallorca.

Se trata de un flamante Oceanis 31 del 2008, de nombre “Onsail”. El puerto de destino en Mallorca es S’Estanyol, en la zona sureste, cerca de La Rapita, donde ya la semana que viene el barco empezará su temporada de chárter de verano.

La tripulación está compuesta por Carlos y Angel, socios fundadores de “Nautica Velaqua”, y armadores del velero en cuestión, junto con Oscar, Ignacio, Chema y un servidor. El patrón titular y organizador de la expedición es Angel. En este viaje mi rol se limita al de patrón de guardia (para las travesías nocturnas) y, como se verá, cocinero!

Disponemos de todo el finde para realizar el “transporte”. Ya con tiempo, hace más de un mes, hemos comprado los billetes de AVE de Madrid-Valencia (viernes a las 17.40) y vuelo de Palma a Madrid el domingo noche (último de Iberia a las 21.40).

Nuestro plan de ruta es zarpar el viernes noche rumbo San Antonio, Ibiza, pasar el día descansado en la mayor de las pitiusas, para zarpar rumbo S’Estanyol la noche del sábado. Cada trayecto son unas 80 millas, mientras que en línea recta directa a Mallorca serían unas 140 millas, pero preferimos hacer la parada en Ibiza. Esperamos arribar a nuestro destino final el domingo a mediodía.




Día 1 – Viernes: 


Hemos quedado en la estación del AVE. Estos apuran la llegada al tren incluso más que yo, así que los saludos transcurren a la vez que arranca el tren ¡Comienza nuestra aventura!

En el trayecto de tren revisamos la previsión de la meteo. El problema de hoy en día es elegir la aplicación / fuente de información que más se ajuste a la realidad. El consenso es que tendremos viento del NE de intensidad baja y moderada y luego subirá hasta 15 nudos ya al amanecer. 





Mapa de  vientos a las 20:00H del 30 junio 2014 (eltiempo.es)




Tendremos este gregal, parece, durante toda la travesía. Por otro lado, esperamos tiempo primaveral variable, con algún que otro chubasco casi asegurado. Todos llevamos traje de agua y ropa de abrigo, pero también bañador por si acaso.


Una vez en Valencia tomamos unos taxis que nos llevan al pantalán de la Marina Real de Valencia donde nos espera amarrado “Onsail”, nuestro pequeño pero potente balandro.


El pedido del Mercadona ha llegado antes que nosotros, y una pareja de amigos de Angel amablemente lo ha recibido en el pantalón. El barquito tienes dos camarotes, y un amplio salón donde pueden dormir 2 personas en los bancos laterales. Decidimos usar el camarote de proa como estiba para nuestras bolsas y mochilas. Aunque solamente sean dos días vamos super-cargados, con trajes de agua, arneses, botas, la caña de pescar de Chema y hasta mi guitarra acústica, que ya me acompaña a todos mis viajes en barco..


Como en cada guardia siempre habrá dos personas en cubierta, con 4 plazas para dormir tenemos bastante. El camarote de popa, situado en babor, es enorme y en el hueco restante de popa a estribor existe un gran espacio de estiba donde Angel guarda la dingui, cabos, la manguera y escoba y demás utensilios náuticos varios que estaban almacenados en el pañol de la marina y que serán de utilidad para la temporada estival de chárter isleño.


Tras fijar las líneas de vida, cargar el depósito de agua, estibar todas las cosas, y zamparnos unos ricos bocatas de jamón y queso, por fin, a las 22:00, hora del reloj de bitácora (HRB), largamos amarras rumbo a nuestro primer destino, San Antonio de Portmany, en la cara occidental de Ibiza, y a tan solo 78 millas náuticas. Nos libramos por los pelos del concierto de Dani Martín que empieza a sonar justo a esa misma hora en la Marina Sur.








Fijamos el rumbo a 110 grados, directos a la bahía de San Antonio. El primer tramo del trayecto nos toca darle al motor, ya que el viento, aunque entra por la amura de babor, no supera los 8 nudos. Eso sí, decidimos izar mayor y desenrollar el foque para aprovechar el mínimo aporte que el viento nos pueda ofrecer. Aun así, para alcanzar la velocidad de 5,5 nudos tenemos que subir las revoluciones a 2.200 rpm.

Tenemos mar de fondo del sur, algo incómodo, y aunque el viento entra por el otro lado, la deriva efectiva es hacia el norte. Por tanto tenemos que fijar el rumbo de aguja a unos 120 grados, de modo que el rumbo efectivo (Course over Ground del GPS) vaya al waypoint que hemos marcado en San Antonio.



Día 2- Sábado:


A las 00.00 HRB empiezan las guardias. Acordamos seguir el esquema de turnos de 3 horas por parejas y “no corridos”, es decir en cada guardia entran dos nuevos patrones haciendo un breve solapamiento para explicar los hechos acaecidos, luces en el horizonte, etc. Chema y Carlos se han ofrecido amablemente a hacer la peor guardia, la de 03.00 a 06.00. A Oscar y a mí nos toca la de 00.00 a 03.00, así que se van todos “al sobre” menos nosotros dos.





La guardia de las 03.00 am


Mientras yo me lo relajo en cubierta para observar las luces del horizonte, Oscar no se resiste a la tentación de entretenerse durante un largo rato con todos los botones del plotter y el raymarine, jugando con los diferentes indicadores de rumbo, velocidad, distancia, vmg, etc. Al poco rato el viento sube a unos tímidos 10-12 nudos, que nos permiten reducir algo las revoluciones del motor, sin llegar a perder la media de entre 5,5 y 6 nudos que buscamos mantener. Durante toda la guardia, aunque vemos unas cuantas luces que van y vienen, en ningún caso nos toca alterar rumbo. Vemos alguna luz roja, pero siempre por babor luego no hay riesgo de colisión (“rojo con rojo, o verde con verde” significa siempre que no hay peligro…).


A las 03.00, justo cuando termina la primera guardia y yo ya me estoy preparando para quedarme frito en el camarote de popa, salta el viento, llegando a estar, según me contarán los protagonistas de los posteriores turnos, entre 15 y 18 nudos. Por suerte para mí, ya que sin el ruido del motor se duerme muchísimo mejor, a pesar de la escora, que por otro lado te “arropa” de maravilla contra la pared de sotavento del camarote.


Pasadas las 09.00, cuando salgo de nueva a cubierta, ya es totalmente de día. Los tripulantes de las otras guardias han disfrutado de un espectacular amanecer, a las 06.30 en punto..








Ya estamos muy cerca de nuestro primer destino, la isla de Ibiza se ve ya grande, con el inconfundible islote de Es Vedra al sur. Nuestra proa apunta al norte de la isla de Conejera que marca la entrada a la bahía de San Antonio. 


Estamos a tan sólo 20 millas y el viento sigue entrando por el noreste, marcando un rumbo de ceñida con una buena escora. A pesar de que el oscila entre 15 y 20 nudos la caña va bastante bien y no vemos necesario poner un rizo. De todos modos gran parte del tiempo estamos tirando del piloto automático. Entre tanto, el mar ahora es de viento y cada vez tenemos más olas que ya empiezan a superar el medio metro. Si tuviésemos que subir ahora al norte de Ibiza nos comeríamos todo el mar de proa. Según el parte, por fortuna el viento remitirá al atardecer.

Muy cerca de la entrada a la bahía nos vienen a dar la bienvenida unos simpáticos delfines...

A las 13:00 HRB entramos por fin en la bocana del club náutico de San Antonio. La travesía ha durado casi 15 horas.

Angel realiza la maniobra de atraque correctamente y sin problema aunque requiere para ello dos intentos. Como el espacio entre pantalanes es estrecho entramos entre ambos marcha atrás, de popa, con la idea de virar directamente en el punto de amarre asignado que en este caso queda a estribor. El problema es que el viento entra con más de 5 nudos y paralelo al pantalán desde tierra, y por tanto por nuestra popa, y al intentar virar impide que ésta caiga a estribor. El marinero que nos espera en tierra nos aconseja repetir la maniobra proa al viento que será más fácil. Por tanto volvemos a salir del espacio entre los dos pantalanes para hacer un nuevo intento, esta vez entrando marcha avante.

Efectivamente, con el viento en la proa y sumado al efecto de la hélice dextrógira del “Onsail”, al dar marcha atrás a la altura del punto de amarre, la popa cae a babor para acto seguido encajar sin problema en nuestro plaza asignada.









La estrategia de atraque con la proa al viento siempre es más efectiva...



Cuando me dispongo a lanzar la amarra de barlovento al amable marinero me pide que por favor se la tire a un lado y no a la a la cara, como por lo visto hacemos todos los patrones novatos de los barcos de lista 6ª…


La travesía ha sido dura, todos de algún modo hemos tenido nuestro momento de más o menos mareo, con el mar de fondo del través, la escora, etc. Estamos agotados. Tras el papeleo para pagar el amarre de “cortesía” – nos soplan 45 euros – y una refrescante ducha, nos vamos al pueblo a comer. Como nadie conoce ningún restaurante tiramos del más que recomendable recurso de Tripadvisor. A unos 0,5 km aparece recomendado con el nº5 (no sé si de San Antonio o toda la isla de Ibiza)... uno con muy buena pinta. Hacia ahí nos dirigimos.





Parrillada de pescado en el rico restaurante de San Antonio (Es Rebost de Can Prats)







Caras de satisfacción tras "repostar" - todo el equipo vamos de rojo, pero no es premeditado..



Tras una fantástica comilona que termina pasadas las 5pm acordamos por unanimidad dirigirnos al barco a echar una reparadora siesta. El único problema es cómo conseguir acoplarnos los seis para dormir de manera simultánea, así que a alguno le toca tumbarse en el suelo de la cabina..


Por fin sobre las 19:30, tras estibar todo y freír unas hamburguesas para cenar, largamos amarras. Pasamos por la gasolinera para repostar por si acaso. De todos modos este Oceanis 31 tiene un depósito muy grande de 130 litros, y hemos consumido menos de 40. A las 20:00 HRB salimos por la bahía de San Antonio. 


Calculamos que hasta S’Estanyol son unas 85 millas y que a una media de 5 nudos arribaremos al destino sobre las 13:00.


Saliendo de la bahía nuevamente nos encontramos con los delfines que esta vez nos vienen a despedir. Con la luz del atardecer nos cenamos las ricas burguer y nos preparamos para la noche.






Cabo al norte de la bahía de San Antonio, con la luz del atardecer



El viento cumple lo que decía el parte, ha bajado considerablemente y así también la ola. Sigue entrando por el noreste y por tanto, en este primer tramo en el que remontamos la costa occidental de Ibiza, lo hace de proa. Es decir toca darle caña al motor. Esta vez nos corresponde a Oscar y a mí el turno de las 03.00 am, así que yo al menos me voy a dormir sobre las 23pm.



Día 3º: Domingo



Sobre las 02.00am me despierto con un sobresalto. El motor se ha parado repentinamente. En un santiamén subo a cubierta para ver que ha pasado. Angel está a los mandos y ha parado el motor como reacción lógica a un susto: de pronto había escuchado un extraño ruido y el motor se había puesto a vibrar fuertemente. Acordamos enseguida que es mejor arrancarlo de nuevo y quedarse al ralentí para que siga en acción la ventilación y no se queme el motor. Acto seguido comprobamos rápidamente el sistema de refrigeración. El motor escupe agua por el escape y la tapa del impeller está fria. No hay ninguna alarma ni síntoma de sobrecalentamiento. Una inspección visual del motor no muestra ningún otro síntoma de nada, o de fuga de aceite, gasoil, etc. En punto muerto el motor no vibra, pero en cuanto subimos a 1.000 vueltas todo el motor empieza a vibrar fuertemente.


Empezamos a sospechar que podría ser un problema de la hélice o de la transmisión. ¿Habremos golpeado algo y se ha torcido una pala de la hélice? ¿Habremos enganchado un plástico o algo similar? Carlos me indica que si levanto el suelo del camarote de popa podremos observar el eje y la bocina. Una primera inspección visual muestra que debajo de la bocina no hay agua. Al probar dar algo de revoluciones al motor, el eje vibra bastante y parece muy forzado.

Un segundo análisis en detalle que realiza Chema muestra que al accionar el motor la bocina sí empieza a gotear levemente… Esto nos asusta bastante. Hay poco viento y entre tanto estamos navegando con la velas consiguiendo menos de 2 nudos. Pero Carlos lo tiene clarísimo, viendo el riesgo de que se rompa el eje o la bocina es mejor prescindir del motor.


Nos planteamos nuestra situación. Estamos en medio del canal, a unas 50 millas del puerto de Andratx, el más cercano en Mallorca y a unas 25 millas del norte de Ibiza. Debatimos si deberíamos dar la vuelta, pero según el parte que ha consultado Angel, el viento no sólo subirá a lo largo de la noche si no que rolará un poco al norte, lo cual nos favorecerá. Si efectivamente fuese así deberíamos ser capaces de llegar al puerto del destino a una hora justa pero suficiente para llegar a nuestro vuelo de las 21.40.


Entre tanto ya son las 03.00 am y se vuelven todos a dormir, de modo que nos quedamos solos Oscar y yo. El viento ha subido un poco y Angel ya nos había trimado las velas para ir con el menor ángulo de ceñida pero que incluso así nos desvía de nuestro rumbo objetivo hacia S’Estanyol en unos 20 grados. Llevamos un rumbo de 80 grados y necesitaríamos ir a 60 para coger una línea recta. El viento entra a unos 45 grados, por la amura de babor. Por suerte este barco ciñe muy bien.






Situación y rumbo a las 03.00 am


Con unos 8 nudos de aparente estamos navegando ya a aprox 3,5 nudos. Desde luego a este ritmo y con este ángulo no llegaremos al avión ni de broma. Pasamos parte de la guardia trimando a cada rato las velas para ajustarnos a los leves roles de viento y tratando de ganar alguna décima de nudo.


A las 06.30am, tras el cambio de guardia y disfrutar del espectacular nacer del nuevo día con la isla de Mallorca en el horizonte, me vuelvo para dentro a dormir un poco más. El viento aún no ha subido ni ha rolado pero en las siguientes horas sí lo hará.


Sobre las 08:30 vuelvo a estar en cubierta. Hace un día espléndido y ya estamos casi todos despiertos. Tenemos ahora 15 nudos de aparente y navegamos con mucha escora, ciñendo a rabiar. Estamos en plena regata contra el reloj, a unas 25 millas del destino. Por la amura de babor ya vemos de lejos la Dragonera y por la proa se intuye la isla de Cabrera.


Seguimos dándole vueltas a cuál podría ser el problema del motor. Como una de las principales sospechas que tenemos es que la hélice tiene algún tipo de problema, Angel planea sumergir por popa su cámara GoPro amarrada al bichero para intentar ver algo. Pero por desgracia, para ver las imágenes grabadas por la Go Pro se requiere de una app en el Smartphone, y como estamos fuera de cobertura 3G no la podemos descargar… una vez más tanta tecnología para nada..


Estamos corriendo a unos 5 nudos, algo frenados por las olas, pero el problema sigue siendo el ángulo que llevamos, que nos obliga a tomar un rumbo entre 10 y 15 grados alejados de la demora a S’Estanyol.. Revisamos de nuevo el campo de regatas, para ello nuestro táctico es Chema. A la pregunta de si será mejor hacer alguna virada ahora, razona correctamente que es mejor seguir en el bordo que estamos, ya que si el viento rola al norte podremos orzar y fijar rumbo directo desde el actual bordo. Sin embargo si rola al sur será el momento de cambiar de bordo donde tendremos buen ángulo. Pero al contrario, si viramos ahora, un posterior role al sur supondría perder tiempo.


Entre tanto el viento sube a los 20 nudos y decidimos poner el primer rizo. La caña ya empezaba a estar ingobernable. Sobre las 10:00am replantemos de nuevo la estrategia. El viento no ha rolada nada y tenemos ya el Puerto de Andratx en la aleta. Estamos a 18 nudos del mismo y a unas 20 millas de S’Estanyol. Nos preguntamos si deberíamos cambiar el destino y arribar en Andratx, ya que con el zigzag que tocará hacer para llegar a S’Estanyol la distancia efectiva podría ser de más de 30 millas y llegaríamos a una hora muy límite. La demora a Andratx es ya aproximadamente 330 grados y seguimos en el rumbo 80. Es decir con 110 grados de diferencia respecto al otro bordo, tras virar, deberíamos ir más desahogados y navegar a un rumbo algo más abierto (110-90 = 20 grados de holgura). Hay cierto debate de si el bordo rumbo a Andratx es bueno, por la ola, la deriva etc, pero Angel lo zanja rápidamente: lo mejor es virar, fijar el nuevo rumbo y observar como va. Estamos todos de acuerdo, así que viramos sin darle más vueltas. 


Efectivamente, el nuevo bordo, no sólo nos permite ir a un descuartelar, sino que, en contra de las apariencias, la ola es más cómoda y nos frena menos. Nos vamos pues al Puerto de Andratx. Se lo comunicamos de inmediato a Rafa, el socio de Angel y Carlos que mueve la flota de chárter de S’Estanyol. Nos dice que sin problema, que nos recoge a lo hora que sea donde sea. Como estamos corriendo a 6 nudos, esperamos arribar en el puerto antes de las 13:00!!


Contentos y felices nos acordamos de que apenas hemos desayunado, y me presento voluntario para hacer las pizzas que aún nos quedan. Será un brunch o lo que sea, eso da igual. Con 45 grados de escora resulta toda una proeza meter y sacar del horno las ricas pizzas, aunque cortarlas a posteriori resulta ser lo más complicado..


Cuando ya estamos a tan sólo 5 millas del Puerto de Andratx sucede algo totalmente inesperado.


El viento rola bruscamente y acto seguido se pincha absolutamente. Nunca me había pasado algo similar a tanta distancia de la costa, estabamos navegando con 20 nudos y en menos de un minuto ha bajado a casi cero. Por supuesto nos quedamos parados y al pairo. Mientras intentamos recuperar el gobierno del velero, con caña a la vía, abriendo velas, etc.. a Angel se le ocurre una genial idea. ¿Por qué no aprovechamos el parón para bucear debajo del casco y observar la hélice?


La idea es tan buena, que en menos de un minuto ya me he puesto el bañador y me dispongo a darme el primer baño de la temporada. Además de no haber viento, hay bastante poca ola y el baño resulta de lo más apetecible. Antes de tirarme al agua, por supuesto, bajamos la escalera y atamos un cabo por la popa por si acaso. Por suerte, Angel tiene en el barco unas gafas de bucear.


La visión de la hélice debajo del agua resulta terrorífica: se encuentra totalmente enredada con un enorme y destrozado plástico transparente, que claramente hemos tenido la mala suerte de enganchar. Pero son buenas noticias: parece de fácil arreglo!! Con un par de cuchillos y unas cuantas apneas en las que nos alternamos Angel y yo logramos deshacernos del tremendo plástico.








Ya podemos volver a hacer uso del motor y dirigirnos a donde queramos. Justo cuando subimos de nuevo a bordo Angel y yo, vuelve a saltar el viento. Esta pausa que nos ha concedido Eolo nos ha venido de cine. Siempre me preguntaré si antes, a primera hora de la mañana por ejemplo, nos podríamos haber acuartelado al viento y las olas y tratar de bucear para ver la hélice. Igual no hubiese sido seguro o viable, pero como poco podríamos haberlo planteado. En cualquier caso, la alegría y la lección aprendida no nos la quita nadie..


Como volvemos a tener el motor, pero por la hora ya no llegamos a S’Estanyol, decidimos facilitarle las cosas a Rafa y fijar rumbo a la bahía de Palma. Por teléfono quedamos con él en el puerto del Arenal. A unos 5-6 nudos de media llegaremos en unas 3 o 4 horas. Pero la realidad es que al subir a barlovento con el viento y mar de proa, aun con 2.500 vueltas de motor vemos que no conseguimos más de 4 nudos. Con este ritmo tampoco llegamos a Palma a una hora prudente...


Los puertos más cercanos siguen siendo Andratx y ahora ya Port Adriano, al lado de Santa Ponsa. Le damos a elegir a Rafa que prefiere por cercanía recogernos en el puerto Adriano.
Un par de horas después, sobre las 15:00 HRB del domingo 1 de junio por fin arribamos a la isla de Mallorca.


Desde la mar se observa el horrible espigón gris que han construido en el renovado Port Adriano. Este atentado ecológico contrasta con el lujo y el glamour de los megayates atracados en su cara interior. A nosotros veleritos nos asignan una plaza muy maja, ubicada fuera del puerto, en un pequeño pantalán pegado a la playa, algo abierto, pero muy agradable para estar.


El atraque lo realiza Chema de manera impecable. Más contentos que un arbusto por la aventura y haber conseguido llegar al destino con cierta holgura nos disponemos a recoger nuestras cosas. Tras la clásica comida “liquidación de existencias”, a base de bocadillos de atún y pavo, nos damos una ducha en puerto y terminamos de dejar el barquito impecable. Sobre las 17:00, justo cuando estamos listos, aparece Rafa. Nos despedimos algo tristes de “Onsail” y como nos sobra un poco de tiempo nos vamos a tomar la última caña al lujoso bar del Port Adriano.


Rafa nos conduce en su furgoneta al aeropuerto de Palma, donde llegamos al final de nuestra aventura. Por cierto que a Rafa le maravilla que hayamos planificado una excursión de esta índole y comprado el vuelo de vuelta hace más de un mes, sin tener para nada en cuenta la previsión de la meteo. Normalmente los patrones profesionales compran el billete como pronto una semana antes del "transporte” cuando ya se sabe con bastante certeza que el viento será favorable. En resumen de algún modo hemos tenido suerte de no tener el mar de proa, aunque hemos tardado 15+19 horas = 34 horas en recorrer un tramo que sería de 140 millas náuticas en línea recta.. pero esto era algo más que un transporte, ha sido un fin de semana genial!


Mil gracias a los tripulantes de esta aventura a bordo del “Onsail”.







Saludos,


Kike




Madrid, 6 de junio, 2014