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jueves, 11 de octubre de 2012

La vuelta a Menorca



Semana Náutica por Menorca, 9 - 16 Sept 2012






Esta vez nos hemos juntado los miembros del equipo de regatas del Náutico de San Juan para dar una vuelta por Menorca. El plan es navegar a vela el mayor tiempo posible, sin prisas, y descubrir las fantásticas calas de la isla balear más oriental.


Aquí os "pinto" la ruta con los sitios que hemos visitado.



Ruta por Menorca: Mahón-Illa Colom-Cala de la Olla-Fornells-Cala Pregonda-Ciudadela-Macarella-Trebaluguer-Mahón-Cala en Porter-Cala Covas-Cala Galdana-Mahón





1er Día - Domingo - Llegada al barco y partida hacia la Illa Colom



A las 11:00 am del domingo día 9 de Septiembre hemos quedado todos en el pantalán 7 de la Marina Menorca, al final finalísimo del puerto de Mahón. Yo ese día me he dado el madrugón y he llegado desde Madrid en un vuelo tempranero que aterriza en el aeropuerto de Menorca a las 9 am.


El resto de la tripu, Carolina, Irma, Javier y Luis ya volaron el día previo, aprovechando así para vivir los últimos resquicios de las fiestas de la Virgen de Gracia de Mahón. Sólo falta Juan, que no podía apuntarse todos los días y se enganchará el lunes por la noche a la expedición.

En el pantalán 7 nos espera Antonio, a bordo del "Albatros II", un precioso Dufour 375 (Gran Large), del 2011. El barco ya está casi listo, los clientes previos han salido a las 9am este mismo día y Antonio y su mujer lo han esta terminando de arreglar para dejarnos el velero impoluto.




El "Albatros"


Los Dufour son barcos con muy buena reputación, aunque no había entrado en ninguno. Este modelo al menos es algo más panzudo y con más manga que el clásico Oceanis, lo que le proporciona una habitabilidad increíble, al menos en el salón. El espacio de nevera, cocina y fregadero son muy amplios. Los fogones de la cocina de gas se tapan con una cubierta abatible, ampliando así el espacio disponible y mejorando mucho el aspecto interior. A cambio, los camarotes en popa son algo más estrechos de lo habitual y en proa la cama no es doble, ya que se deja un hueco adicional en el camarote, desde mi punto de vista muy poco práctico. La mesa del comedor, al igual que en otros barcos, se puede colocar con patas más bajas para convertirse en cama doble.


Antonio nos guía por el barco, enseñándonos la ubicación de los distintos elementos de seguridad, grifos y demás. Revisamos el nivel de aceite del motor ya que el barco ha entrado en puerto la noche anterior y no ha habido tiempo de hacer una revisión mecánica básica. La sentina debajo del motor tiene algo de suciedad, agua y aceite. Esto debería estar perfectamente limpio, pero asumimos que es de la “tralla” que ha llevado el barco en el verano y no le damos mayor importancia, aunque acordamos estar atentos por si los niveles de la sentinas fuesen a más..

El tema de la compra, como en los últimos viajes, resulta comodísimo. Hicimos la semana previa un súper pedido al Mercadona, optimizado ya por experiencias y viajes previos, y revisado en detalle por la tripu - sobre todo en el tema alcohol y chocolate - Como no podíamos dar la dirección del pantalán, el pedido había llegado al apartamento de alquiler de la noche previa y muy amablemente Antonio había pasado a recogerlo con la furgoneta!

Por fin, una vez estibados y bien arranchados todos los víveres y nuestras ropas, y tras una frugal comida a base de pan, jamón y queso, largamos amarras y da comienzo nuestra ansiada aventura náutica.

Como no hay apenas viento en puerto y tampoco tenemos otros barcos en las bandas, la maniobra de salida del puerto es muy fácil. Nuestro destino primero para la noche será la Illa Colom, donde hemos reservado una boya.

Durante los días previos al viaje habíamos pensado un par de alternativas de rutas, en función de si entraría la Tramontana o por contra soplaba Sur. Según todos los pronósticos de última hora entrarán vientos fuertes del norte de la Tramontana a partir del miércoles o jueves, y previamente se esperan vientos moderados del sur y del este. Por tanto optamos por el plan de ir los primeros días hacia el norte y luego ya buscar refugio en las calas del sur el resto de la semana.

La Illa Colom está a unos 10 millas al norte de la bocana de Mahón, en la cara este de Menorca. Pero lo primero es salir del inmenso puerto de Mahón, que más que una larga bahía es un auténtico fiordo, con una longitud de casi 4 millas. Como nuestro amarre está al final del fiordo, tardamos casi una hora, a motor, infringiendo por otro lado la velocidad máxima permitida en puerto, de 3 nudos.




Puerto de Mahón - Vista desde la parte alta de la ciudad




Al superar la bocana del puerto, podemos por fin izar las velas y apagar el molesto motor. Tenemos unos estupendos 10 nuditos que nos vienen de aleta y popa, perfectos para navegar, dando algo de bordos eso si, pero con muy buen ritmo hasta la Illa Colom.

Luis se ha traído al viaje un compás de demoras, así que pasamos el rato calculando nuestra posición, latitud, longitud, en la carta, cual marineros de antaño, … previo a que alguien inventase el GPS... Pero como no tenemos muy claras las referencias en tierra para las demoras, el resultado es más bien desastroso con errores de varios minutos respecto a lo que marca nuestro plotter a bordo… habrá pues que seguir practicando..

Finalmente, poco antes del atardecer, aun con luz llegamos a la bella Illa Colom. Las boyas se encuentran en la cara nor-oeste de la misma, dando resguardo del mar y los vientos del sur; es decir, con las condiciones imperantes se trata de un muy buen fondeadero.

Durante un rato nos dedicamos a buscar infructuosamente nuestra boya reservada - tenemos el papel impreso por si aca, la nuestra es la “B2” - pero la mayoría tienen las letras borrosas o directamente no pone nada! Como hay sitio de sobra y el "boyero" debe ser que en esta fase tardía del verano ya no trabaja, finalmente nos decantamos por tomar una boya cualquiera, en medio de la isla.

Ya nos había anunciado Antonio que coger las boyas de Menorca es misión imposible. Para evitar los frecuentes hurtos, han decidido quitar los bollarines que sirven para sacar del agua el cabo hundido con gaza por donde se pasa la amarra. Así que hay que pescar el cabo hundido con el bichero.. lo intentamos un par de veces, pero aunque la maniobra de parar el barco delante de la boya sale bastante bien, con un bichero longitud estándar no hay dios que agarre el cabito hundido. Solución: me bajo al agua con la dingui, los remos y un bichero ( - en el barco tenemos tres bicheros ! - ) y remo hasta la boya para pescar con el bichero el cabito hundido. Al pararse la proa del barco delante de la dingui, me tiran un extremo de la amarra y ya la paso por la gaza del cabo devolviendo el chicote nuevamente para que lo amarren al barco. Así dejamos la amarra pasada por seno, y con sus extremos en las cornamusas de cada banda, y con suficiente holgura para que el cabo de la boya se vuelva a hundir.

En el sitio se está de lujo, el bañito ducha es una gozada, incluso me doy una vuelta con la lanchita para practicar un poco el remo antes de la cena.




Prácticas de remo..




Atardecer en la Illa Colom



Día 2 - Lunes - Rumbo a Fornells



Amanecer en Illa Colom


Después de un potente desayuno y un poco de buceo cerca de la isla, zarpamos rumbo nuestro siguiente destino. Tenemos que pasar noche en un sitio de fácil acceso desde tierra, puesto que por la tarde se une Juan a la expedición. Mirando el último parte vemos que llegará el temporal del norte el miércoles noche así que decidimos acelerar nuestro paso por la cara norte de la isla, y por eso planeamos llegar hoy hasta Fornells. A Juan le pilla algo lejos del aeropuerto de Mahón, pero en taxi no deben ser más de 20 minutos y la carretera es buena.

Mientras izamos las velas, al salir de la Illa, nos cruzamos con una bonita queche blanca, de dos palos. Previamente habíamos hablado de cómo distinguir una queche de una yola (o yawl). Según la wikipedia, ambas tienen el palo de mesana muy a popa y menor que el palo mayor, pero la yola se diferencia en que tiene la mesana más a popa que el eje del timón. Siempre está bien aprender cosas nuevas...


Entre la Illa Colom y Fornells no parece haber fondeaderos especialmente bonitos, al menos que estén recomendados en la info que nos ha pasado el amigo de Juan. Una vez que se dobla el cabo Favaritx, en la zona nordeste de Menorca se encuentra el Puerto Addaya, pero por lo visto su estrecha entrada es muy peligrosa si no se conoce bien, así que este sitio queda rápidamente descartado. Tirando de nuestro derrotero Imray, decidimos parar para comer en la Cala de la Olla, protegida del viento del Este, que lleva soplando todo el día. Con vientos razonables de 10-15 nudos navegamos hasta esta cala donde practicamos nuestra primera maniobra de fondeo del viaje.






Aproximación al Cabo Favaritx


Para la maniobra hay espacio de sobra aunque entra algo de viento desde la cara este de la cala. Hay que echar bastante cadena pero al principio no tenemos claro cuanto hemos largado. El barco garrea un poco. Carolina lo nota viendo como vibra un poco la cadena en la roldana. Buceando comprobamos que efectivamente el ancla no ha agarrado bien y que es porque hay poca cadena, así que lo solucionamos echando unos 5 metros de cadena adicionales.





Ancla y cadena en el fondo


En cualquier caso es sólo una parada rápida para comer. La Cala de la Olla no tiene nada de especial, un par de hoteles y una playa amplia, en definitiva un sitio típico de veraneo, agradable.


Tras la comida, como estamos muy cerca de la Cala Fornells decidimos invertir el tiempo en navegar un poco a vela. Ha subido el viento del Levante hasta poco más de 15 nudos y nos alejamos de la costa un par de millas hacia el norte, tomando rumbos entre el través y la ceñida.


Antes de que nos pille la noche entramos finalmente en la Cala Fornells. La entrada es muy estrecha y hay que pasar por el centro de la misma para evitar los bajos en los extremos. Una vez dentro, nos dirigimos a las boyas del lado del pueblo. Nuevamente hay muchas boyas y es imposible localizar la de la reserva así que nos ponemos en una boya blanca, presumiblemente apta para nuestra eslora y lo más cercana posible al pueblo. Para la maniobra directamente repetimos la operación de boya con la dingui del día anterior, pero esta vez resulta algo más complicada puesto que hay algo de viento y deriva.






Barcos en las boyas de Cala Fornells


En Fornells, el plato típico es la famosa caldereta de langosta y mi hermana que conoce bien el lugar nos recomienda el sitio al que hay que ir, Es Pla … , eso si el delicioso manjar sale a 70 euros por persona y mi hermana nos recomienda que pidamos mejor la paella de marisco, muy rica también y mucho más asequible.

Para el desembarco con la dingui nos preparamos adecuadamente, evitando mojarnos los traseros mediante un forro de pantalones bombachos fabricado haciendo unos agujeros a una bolsa de basura. ¡Muy práctico a la par que elegante!





La última moda para no mojarse el pantalón con la dingui



En cualquier caso hay que hacer dos viajes puesto que nuestro chiquitín apenas tiene capacidad para llevar a cuatro personas. Al menos, el motor fueraborda funciona a las mil maravillas.

Para cuando hemos desembarcado, Juan ya ha aterrizado en San Climent y está tomando un taxi para el restaurante de Fornells. Mientras, le esperamos dando un paseín por el pueblo. En la cena damos la bienvenida a Juan. Ya con el equipo al completo, optamos por pedir dos raciones de caldereta, “rica rica cara cara”, y dos raciones de paella de marisco. El camarero ha sido honesto y considera que para cenar seis bien son suficientes cuatro raciones.






La rica caldereta de Fornells



Tras el festín, la vuelta al barco resulta un poco desastrosa, la bahía enfrente del pueblo está repleta de barcos y hay que saber orientarse en la cerrada noche y entre tanto velero.. el primer viaje sale bien y localizamos el barco relativamente rápido, pero en el segundo viaje, no se si por el efecto del vino, pierdo un poco la orientación y nos tiramos casi diez minutos buscando nuestro barquito.. No sé porqué me ha tocado a mi ser el que siempre pilota la dingui..



3º día - MARTES - Cala Pregonda y Puerto de Ciudadela



Por la mañana, aparte de la actividad cotidiana de baño, buceo y/o remo, algunos bajamos a tierra a reponer el suministro cervezas. Con el calor y el buen rollo de las vacaciones las cerves tan fresquitas sientan de miedo y no nos duran nada...

Al final ya está claro que el miércoles noche entrará en Menorca un fuerte temporal del norte, y que se despejará el viernes a mediodía. No conociendo bien las calas del sur, y habiendo leído que son bajas (- Menorca es plana - ) y por lo general pequeñas, no nos parece demasiado prudente pernoctar en ninguna de ellas. Planeamos pues darnos prisa y bordear completamente la isla, para ya arribar en en el puerto de Mahón el mismo miércoles noche. Por tanto, para hoy decidimos navegar hasta el puerto de Ciudadela. Esto supone renunciar a la visita de algunas de las bonitas calas del norte que nos habían recomendado, en concreto Port de Sa Nitja y Algaiarens. Eso si, para comer elegimos la que tiene más fama, la Cala Pregonda.

Con vientos moderados y siempre a vela doblamos el espectacular Cabo de Caballería. Por prudencia decidimos no pasar por el estrechísimo paso entre la Isla Nitge y dicho cabo. 





Paso entre el Cap de Cavalleria y la Isla Nitge


A mediodía llegamos a la Cala Pregonda.

Es un bello fondeadero, muy protegido, cerrado por la Isla Pregonda. Entramos con mucha precaución puesto que en la carta y derroteros indican una roca cerca de la entrada a flor de agua que apenas se ve y que además no está señalizada en el Plotter. Por otro lado en el mapa del derrotero Imray aparece a la entrada de la cala un sospechoso “2 mts” como marca de profundidad, que casi nos desanima a entrar. Pero es imposible que cale solo dos metros (no entraríamos!) porque en todas las guías se habla de esta cala, incluso en este mismo derrotero, y además vemos otros veleros ya dentro de la pequeña bahía.

Una vez dentro, comprobamos que el calado es efectivamente 4-5 metros. (En la sonda marca 2 porque mide desde el bulbo de la orza.) Echamos el ancla en el único hueco que queda disponible.






Islote Pregonda (a la derecha)


La cala es preciosa, con dos playas de arena rojiza en tierra y otra más en el islote Pregonda, al que vamos nadando. 








Baño y excursión por el Islote


En la playa principal hay bastante gente, a pesar de que es de difícil acceso. En concreto se vé mucha parejita joven, nada que ver con Ibiza...

Hasta Cuidadela hay que navegar más de 20 millas así que para evitar llegar de noche salimos nada más terminar de comer; Luis se ha ofrecido voluntario para pilotar la nave mientras los demás echamos la siesta. Vamos a vela la mayor parte del tiempo, pero como el viento va bajando, al final nos toca tirar de motor para ganar tiempo. El viento ya ha empezado a rolar del norte y cuando doblamos el cabo Nati nos entra de popa.






Cabo Nati



Sobre las 20:00 entramos, ya con muy poca luz, en el puerto de Cuidadela. Llamamos por radio al Club Náutico de Ciudadela, y nos indican que un marinero nos esperará en el primer pantalán para indicarnos un sitio.





El puerto de Ciudadela @ night



 El pantalán del Club está al final del alargado puerto y es de nuevo construcción. Como muchos puertos nuevos las plazas son mediante fingers, sin muertos.

Es la primera vez que me toca hacer una maniobra de atraque con finger, pero hay bastante hueco y no hay demasiado viento. En el fondo es lo mismo, solamente que una vez fijada la amarra de barlovento de popa se pone un esprín en proa hacia el finger. Este esprín provoca que el barco se quede un poco con la proa inclinada hacia el finger, que se soluciona fijando un esprín de popa.







Atraque en finger (con esprines)



La recompensa del día es un agradable paseo por la empedradas calles de Ciudadela, cena en una pizzeria muy rica, y de postre un copazo en una terraza con increíbles vistas.




4º día – miércoles – El sur de Menorca



   Hoy nos espera un día bastante completo. Tenemos que recorrer completamente la cara sur de la isla, y entrar en Mahón antes de que anochezca del todo, pero sobre todo antes de que entre el temporal del Norte. De Ciudadela a Mahón son unas 35 millas náuticas. Queremos ver lo más posible del Sur, que está repleto de calas preciosas con azules turquesas según nos han contado, así que zarpamos lo antes posible, tras el ya rutinario avituallamiento de víveres y cervezas.

Impera la calma chicha y por desgracia nos toca ir a motor, pero no nos quejamos puesto que es el primer día que no tenemos viento.






Doblando el Cabo Dartuch (esquina sur-oeste de Menorca)


 A mediodía llegamos a la Cala Macarella, donde solamente realizamos un rápido fondeo para ver este precioso lugar y tomar el aperitivo.







Entrada en la Cala Macarella



En contraste con el rojizo y rocoso norte, las calas del sur son más parecidas a las de Mallorca e Ibiza, con aguas más claras, pinos y arenas blancas. En Macarella hay muchos barcos y mucha gente en las playas, la mayoría de los cuales llegan en los barcos de turistas que salen de Ciudadela.






Lado oriental de Macarella



La siguiente cala al Este a la que nos dirigimos para comer es la Cala Mitjana. Aunque no es demasiada pequeña, han puesto las boyas que delimitan la zona de bañistas muy afuera y justo en el centro de la cala está fondeada una lanchita. Como no hay casi viento, habrá mucho borneo y no acabamos de ver clara la maniobra sin abordar la dichosa lanchita, que ya se podría haber puesto algo menos centrada..

En consecuencia decidimos irnos a probar suerte a la siguiente cala, a menos de 1 milla, que es la Cala Trebaluguer, también en la lista de las más recomendadas. En esta cala sufrimos un pequeño susto que queda en anécdota: mientras Irma, al mando de la rueda, dispone a aproarse en el hueco que hay libre, Javier da las indicaciones de la sonda. A medida que el barco pierde velocidad Javier canta los valores, “2 mts, 1 mts”, ¿¿ cómo?? “0 metros!!!”... El fondo se ve claro y muy cerca, pero algo de profundidad sí que tiene que haber!! A Luis y Carolina, que en ese momento están en la cocina y que no ven lo que pasa fuera pero escuchan los “0 metros”, se les para el corazón... aunque a los de fuera también nos entra el canguelo. Por si acaso Irma acelera para salir de ahí y el indicador ya vuelve a subir al moverse el barco .. Javier ya se da cuenta, se había liado entre la sonda y la corredera (que están en el mismo visor “multifunción”..)!

Echamos por fin el ancla en el extremo oriental de la cala, al lado de unas rocas donde el buceo es una gozada. Esta cala nos encanta, y es más tranquila que las anteriores. Al menos hasta que llega el barco de turistas, con tobogán incluido, y se amarra a una roca al lado de nuestro velerito. En cualquier caso no tenemos demasiado tiempo y al rato zarpamos rumbo a Mahón.

No nos dará tiempo a parar más veces y a la espera de que suba el viento vamos a motor gran parte del recorrido restante. 







Cara sur de Menorca - señal cardinal Sur indicando peligro al norte de la misma



Doblamos hacia la cara este de Menorca pasando entre la Punta Prima y la Isla del Aire, con precaución, ya que el calado mínimo es de 6 metros y es la primera vez que pasamos por aquí.






Punta Prima e Isla del Aire (esquina sur-este de Menorca)



Finalmente entramos en el “fiordo” de Mahón, pasadas las ocho de la tarde. Atracamos el barco ya con noche cerrada y algo de viento lateral. Parece que las previsiones se cumplen con precisión horaria y se va notando como sube el viento y se llena todo el cielo de nubarrones. El puerto está lleno de barcos, que al igual que nosotros han entrado buscando refugio.

Hemos amarrado en el único hueco libre del pantalán, que es el penúltimo antes del muelle. Entre el muelle y nosotros hay un yate pequeño de unos 8 metros, con una familia muy simpática que, como están ya recogiendo para marcharse, nos ceden sus últimos víveres.

Por la noche salimos en busca de un restaurante y tras una larga vuelta acabamos finalmente en uno que está cerca del puerto y que nos ha recomendado de nuevo mi hermana. Se llama “El Mesón de Puerto”, y una vez más cenamos fantásticamente. Gracias, hermana :-)

Después de la cena comienza nuestro pequeño complot contra Carolina. Mañana, jueves, osease, en unas horas, es su cumple y ella no sospecha para nada que le hemos preparado una fiesta sorpresa. Nadie ha mencionado nada del cumple y se supone que ni lo sabíamos.. Al acabar la cena, algunos, con excusas de dolencias varias, se adelantan al barco, en realidad para preparar la “party”. Cuando media hora más tarde llegamos el resto, Carolina recibe la sorpresa con globos, confeti y hasta una piñata!




5º día – jueves – Cumpleaños en puerto






Cumpleaños a bordo del Albatros



El jueves completo lo pasamos de secano, con la resaca del fiestón de cumpleaños de la noche previa, y a la espera de que amaine el temporal. Pasamos gran parte del día comiendo y de sobremesa en un restaurante en el otro extremo del puerto. Por la tarde despedimos a Juan y Javier que, con mucha pena, terminan hoy su expedición y regresan a Madrid. Los cuatro que nos quedamos decidimos cenar en el barco y pasar la noche en plan tranqui jugando al mús.

La proa en nuestro amarradero apunta al norte y desde está dirección nos entran fuertes racha de viento, de hasta 20 nudos. Si tenemos esto en puerto no nos queremos ni imaginar lo que debe estar soplando afuera. Nuestro barquito, al igual que todos lo amarrados, se mueve bastante en el atraque, haciendo trabajar constantemente las amarras, hasta que finalmente decidimos poner largos cruzados en la popas y un largo de proa hacia el muelle. Ahora ya, con tanta amarra, el barco se queda prácticamente quieto en su sitio, lo que contribuye a que durmamos como los angelitos.




6º día – viernes – Olas de 4 metros y Cala en Porter




Hemos mirado el parte tres o cuatro … mil veces en todas las páginas de Meteo que conocemos. En todas coinciden que después de media tarde caerá el viento, aunque, durante un día más, se mantendrán unas olas grande del norte de 3 y 4 metros. En la cara sur de la isla ya no habrá viento ni olas pero para llegar a ella debemos recorrer antes las 5 millas que distan desde la bocana del Puerto de Mahón hasta la Illa del Aire, dónde sí que nos entrarán de popa las temidas olitas de 4 metros.

En cualquier caso, estamos ansiosos por volver a nuestro natural elemento así que después de comer preparamos el barco para navegación en condiciones duras. Todo muy bien estibado y amarrado. Nos probamos los chalecos salvavidas, de nuestras tallas, y los arneses. Además instalamos una línea de vida, mediante un cabo largo y fino que recorre todo el perímetro de la cubierta, pasándolo por todas las cornamusas, bien tenso.

Por fin, a las 17:00 zarpamos rumbo a la segunda parte de nuestra aventura. Como a estas horas aún tenemos en el punto de amarre vientos de 10-15 nudos que entran racheados por las amuras, salimos con las amarras pasadas por seno y amollando poco a poco, para avanzar lo más recto posible y superar las rachas. Todo muy bien preparado y ejecutado.. salvo, oh, sorpresa.. el cable de la luz!! Fallo de novatos! Con más de media eslora fuera del sitio un niño desde el pantalán nos grita que nos hemos dejado el cable y cuando ya estamos dando atrás para abortar la maniobra, nos sueltan el cable que izamos a bordo, logrando finalmente salir...

Más adelante, analizando lo sucedido, siempre conviene, para evitar este fallo, pasar el cable entre alguna de las amarras de popa al enchufarlo en tierra. De hecho, así lo habíamos hecho hace dos noches al entrar en puerto pero un marinero de un barco de al lado nos había cambiado el cable de sitio porque necesitaba ese punto de luz por alguna causa.

Mientras recorremos el alargado puerto de Mahón preparamos los dos rizos de la vela mayor y fijamos una retenida en la botavara, ya que en principio navegaremos con el viento de aleta.

Al salir de la bocana vemos efectivamente las olotas de 4 metros que llegan amenazantes desde el norte. El viento marca entre 10 y 15 nudos, también del norte. Al ponernos proa a las olas para sacar un poco de vela nos entra el canguelo porque con esas olas, el meneo del barquito y un aparente de más de 15 nudos la sensación es de bastante peligro. Estamos a punto de volver a la bocana pero finalmente decidimos no sacar la vela y seguir a motor con rumbo sur. En este rumbo, directos hacia la Illa del Aire y con las olas de popa, la sensación es más segura y hasta divertida. Hay que intentar no tomar las olas con popa muy cerrada pero tampoco muy de aleta para evitar que nos tire hacia el través. Por otro lado, el mar nos empuja hacia la costa y tenemos que guardar algo de respeto. Finalmente pasamos de nuevo entra la Punta Prima y la Isla del Aire, dónde la cosa ya está mucho más calmada.

Ha sido un buena decisión no sacar la mayor puesto que de popa nos hubiese condicionado mucho el rumbo con gran peligro de trasluchada involuntaria. Por otro lado podríamos haber desenrollado un poco el génova para ganar en velocidad y puede que estabilidad pero esto no se nos ocurre hasta después.

Ya en la cara sur izamos las velas pero hay muy poco viento y navegamos muy despacio. Nuestro destino planeado para la noche es la Cala en Porter, dónde hemos leído que hay una espectacular discoteca en una cueva de rocas natural. Pero al calcular las distancias se hace evidente que hemos estimado mal el tiempo puesto que llegaremos a la Cala prácticamente de noche, incluso yendo a toda máquina. Nos planteamos pasar mejor la noche en la Calas Biniparratx o Binidali que están mucho más cerca. Pero al asomarnos a estas calas nos parecen extremadamente estrechas y muy abiertas al mar. Los mapas de nuestros derroteros son un poco engañosos aunque hay que reconocer que no me había fijado bien en la escala de los mismo.

Decidimos pues recorrer las 5 millas que restan para la Cala en Porter. Mientras nos preparamos para la navegación nocturna, disfrutamos de una espectacular puesta de sol por nuestra proa. Al fondo se aprecia perfectamente el perfil de la costa nordeste de Mallorca.





Ocaso en la cara sur de Menorca (al fondo se aprecia Mallorca)



Con noche cerrada, sobre las 21:00, entramos en la Cala n Porter. Siendo de noche, agradecemos que sea una cala amplia, con una distancia de unos 200 metros entre los muros de los altos acantilados que la rodean. Aunque no vemos el fondo, en la guía dice que es arena y que se puede fondear en 4-6 metros.

No hay ningún velero fondeado así que debería haber sitio de sobra. El problema es que nos encontramos una larga hilera de boyas rojas que divide la cala en dos mitades. Al acercarnos a las boyas, con nuestras precarias linternas leemos en un cartel, sobre la primera de ellas, que se trata de una línea de emisario y que está prohibido fondear. ¡Vaya! ¿ Y ahora qué hacemos ?.. Prohibido fondear.. pero ¿dónde? ¿Prohibido en toda la cala, a babor de la hilera, a estribor, o justo encima de la línea donde están las boyas? En toda la cala no puede ser porque en los libros e indicaciones que tenemos no pone nada de nada. Aunque no hay veleros, sí hay algunos yatecitos y motos de agua amarrados al fondo, cerca de la playa, en boyas en el lado de estribor de la hilera, según se mira del mar. Como las boyas del emisario son rojas, pensamos que igual la prohibición de fondeo es a babor de las mismas.. En conclusión echamos el ancla en la mitad de estribor (lado este de la cala), aunque es la más estrecha de ambas mitades.

El barco queda fondeado entre la línea de emisario y las rocas y estimamos con ayuda del GPS que la distancia a las rocas es de como mucho 50 metros, es decir si tenemos borneo desde el ancla nos podemos llegar a quedar my cerquita de las rocas. Como ya habíamos hecho en los otros fondeos, Luis toma, con su compás, alguna demora desde el estay de proa. Varias horas después, aunque el barco ha borneado, la demora se ha mantenido, lo cual nos tranquiliza porque esto quiere decir que nos nos hemos movido nada y que además el borneo está sucediendo alrededor de la cadena colgante y no alrededor del ancla.

Por cierto, por si alguien se pregunta que es un emisario (...yo no lo sabía...) es una tubería enterrada en el fondo del mar que asoma unas cuantas millas desde la costa llevando residuos al mar, a modo de alcantarilla.

En cualquier caso, con la situación “algo” delicada, queda totalmente descartado el plan que teníamos de subir a la discoteca de la cueva, que se llama por cierto Cova d' Xoroi y cuyas luces vimos imponentes en lo alto del extremo oriental de la Cala, al pasar antes.

Como precaución adicional, antes de irnos a dormir, activamos la alarma de garreo del Plotter y en cualquier caso acordamos levantarnos cada dos horas para comprobar la demora y ver si nos hemos acercado más a las rocas.

La Cala en Porter está abierta al Sur, pero el fondeo de noche en este sitio es muy incómodo. Incluso con vientos del norte o del este, como es el caso, entra una permanente marea del sur con unas molestas olas que balancean mucho el barco, sobre todo cuando éste se atraviesa a los olas durante el borneo. Pasamos una noche bastante mala. Yo decido salir a dormir con el saco a la bañera, ya que aparte de poder vigilar más fácilmente el posible garreo, el ruido de las olas chocando contra las rocas es más relajante que el ruido de dentro, causado por los platos y otros elementos mal estibados que chocan toda la noche por el fuerte vaivén del barco. Por cierto que cuando el barco se mueve la botavara cruje bastante también y para evitar este molesto ruido lo mejor es “retenerla”, atándola con una cabo a un costado.



7º día – sábado – Cala Covas y Cala Galdana



Por la mañana hay algo menos de meneo aunque el fondeo sigue siendo muy incómodo. El barco al final no ha garreado nada porque aunque entran las molestas olas, no hay casi viento. 





Cala en Porter (en el centro se ven las boyas rojas del emisario)


Tras el desayuno bajamos con la dingui a tierra, para emprender la breve excursión por tierra hasta la famosa cueva / discoteca del Xoroi. Para entrar en la espectacular cueva, con vistas impresionantes, de día te “soplan 12 euros” con cerveza o refresco incluido ...






Espectacular Cova d' Xoroi (al atardecer, foto prestada de otro viaje)



En la playa, el socorrista nos confirma que no hay prohibición de fondear en toda la cala, salvo justo encima de la línea del emisario.

De regreso al barco levamos anclas, contentos de salir de este incómodo aunque bonito sitio. Nos dirigimos a la Cala Covas que está muy cerquita; no merece la pena ni izar las velas. Según la guía es la cala más bonita de todas las Baleares.

En la Cala Covas practicamos el fondeo con un cabo a tierra, en el único hueco libre que queda. La cala no es muy amplía para los veleros pero con el cabo a tierra que evita el bornea si que pueden fondear bastantes. Menos mal que he traído mis escarpines de goma dura porque las rocas donde poner la amarra están plagadas de erizos. Por cierto que vemos como los del barco del al lado señalizan su amarra a tierra con defensas que flotan y me lo apunto como algo útil a considerar en caso de pernoctar de este modo otra vez.








Cala Covas


Los de la guía no han exagerado, efectivamente el sitio es espectacular. Tiene varios entrantes de roca con playitas entre aguas turquesas y zonas verdes. En los acantilados que la rodean se ven cientos de entradas de pequeñas cuevas, ... de ahí el nombre. 






Las cuevas de la cala



Para colmo en las rocas en tierra hay gente “guapa” haciendo nudismo .. y otros escalada (- estos últimos vestidos)... este sitio es para pasar el día completo de relax! 

 Para dormir pensamos sin embargo que es mejor ir a la Cala Galdana, a unas 10 millas más el oeste, ya que según los libros es el sitio más resguardado y seguro de todo la cara sur de Menorca.







Atardecer a la entrada de la Cala Galdana


La Cala Galdana ofrece buen resguardo si se llega pronto... Por segunda noche consecutiva hemos apurado demasiado el día y llegamos ya tarde, sólo con la luz del ocaso, a esta bonito bahía natural. El sitio está lleno y solo queda un hueco en la parte más externa, al oeste, fuera del abrigo natural de roca que protege los barcos de la marea exterior. Nuevamente nos espera una noche con el balanceo “fantástico”... Al menos el fondeo es mucho más seguro que el de la noche previa. Bajamos con la dingui al pueblo, y cenamos en el rico restaurante de pescado que está en el extremo nor-oeste de la cala.

La vuelta al barco con dingui resulta peligrosa puesto que en ese momento nuestro pequeño buque se balancea muchísimo y la pasarela de popa sube y baja con fuerza. Hay que tener mucho cuidado de no darse un golpe con la pasarela o quedarse atrapado debajo de ella al entrar con la dingui. Carolina tiene experiencia con esta situación y toma las riendas de la maniobra, indicándonos que nos acercamos al barco muy despacio por una costado, hasta que vayamos subiendo de uno a uno a la embarcación.

Finalmente la noche no resulta tan movida como la previa porque al rato de acostarnos las olas remiten bastante, o puede que no, pero con el agotamiento acumulado ya no nos afecta y esta vez dormimos a pierna suelta.




8º día: Domingo – El regreso a vela, sin prisas


Última día. Por la tarde, tenemos que entrar en Mahón para finalizar nuestra aventura. Toca navegar más de 20 millas, con viento moderado de levante, de unos 10 nudos. Hace un día estupendo, solazo, viento ideal y mar en calma. Decidimos no parar para comer en ninguna cala y aprovechar para navegar a vela todo el día.

Como el viento viene en contra, toca subir a barlovento, dando bordos de ceñida. Hacemos nuestra propia regata contra el reloj, puesto que el objetivo es llegar al puerto a las 18:00, hora convenida con Antonio para la entrega del balandro. Además hoy está prohibido mirar el plotter; Luis y yo, tomamos dos demoras y a partir de los datos de rumbo, velocidad y dirección del viento hacemos un cálculo estimativo de nuestra posición y hora de llegada a la Isla del Aire. Como vamos subiendo a barlovento, si asumimos que le sacamos en la ceñida un ángulo de 45 grados, por trigonometría hay que multiplicar la distancia directa al destino por 1,41 (raíz de dos)... Esto en los ejercicios del PER no te lo enseñan porque los barcos van a motor todo el rato ;)








A mediodía, antes de comer, decidimos parar en alta mar para darnos un bañito. La idea también es practicar la maniobra de parada a vela, acuartelando el foque. Ninguno lo tenemos muy claro, pero lo aprendimos viendo a Emi en la Ruta de la Sal de este año. A la segunda intentona Carolina lo consigue. En vela ligera se hace soltando completamente la escota de mayor y con la caña hacia la virada y foque acuartelado, pero en crucero es distinto: Desde un rumbo de ceñida hay que intentar virar el barco pero sin tocar el génova. Cuando éste se acuartela hay que mantener la rueda hacia la virada hasta que el barco pierda velocidad. Lo siguiente es llevar la rueda a tope al sentido contrario a la virada. En ese momento, y sin tocar ninguna de las escotas, el barco se queda clavado en al agua, como una boya, sin navegar. Solamente derivará con las olas. En el GPS observamos una velocidad de 1 nudo, que coincide más o menos con la corriente que hemos ido observando estos días.

Tiramos unos cabos por la popa por si acaso y nos damos el gozoso bañito en alta mar. Estamos a 3 milla de la costa, a la altura de Cala en Porter y tenemos una profundidad de 90 metros, según la sonda. Con gafas de bucear lo único que se ve en el agua es un infinito azul oscuro, precioso.

Emprendemos de nuevo la marcha, simplemente pasando el génova a sotavento. Comemos una pizzas y una ensalada mientra navegamos, y luego la siesta. ¡Que a gusto se va a vela, sin el molesto motor, y cuando no hay mucha ola, escuchando la brisa del mar! Nos damos cuenta que realmente no querríamos llegar nunca a nuestro destino..

Por si fuese poco, a media tarde recibimos una fugaz visita de una pareja de delfines, que vemos saltar delante de nuestra proa. Por desgracia se alejan enseguida, ha sido casi un espejismo.

Con una hora de retraso respecto a nuestro cálculo de estima llegamos a la Isla de Aire. Por tercera vez en pocos días doblamos la Punta Prima por dentro de la isla, esta vez a vela. El viento ha rolado mientras tanto al sur y ahora nos entra de popa redonda. Navegamos durante un rato con orejas de burro, comprobando en los instrumentos que se cumplen las leyes de la física vectorial al milímetro: soplan 9 nudos reales y la corredera indica una velocidad de 4 nudos, así que el aparente marca 5 nudos.







Orejas de burro - ya casi llegando a Mahón



A las 19:00 atracamos en nuestra plaza del pantalán número 7. Antonio nos espera y ayuda con las amarras. Hoy ya no hay viento en puerto. Durante la travesía hemos recogido cada unos nuestras cosas y ordenado toda la comida sobrante, que ofrecemos a Antonio. (Sobre todo han sobrado unas cuantas toneladas de pasta pero poco más...) 

Tenemos el vuelo a Madrid a las 21:30. ¡Hemos apurado a tope nuestro último día de vacaciones náuticas! Damos las gracias a Antonio por dejarnos navegar el último día y en general por el buen servicio y función que nos ha dado su magnífico velero. Salvo el inconveniente de tener que cargar a menudo las baterías de servicio con el alternador, presumiblemente porque la gran nevera a bordo consume mucha energía, no hemos tenido ningún problema.

Gracias también a todos los tripulantes del Albatros!! Hemos cumplido nuestro objetivo de dar la vuelta a Menorca a vela, pasándolo en grande. Una gozada!







La tripulación al completo



Un abrazo a todos, y hasta la próxima!



Kike

Madrid, Octubre de 2012