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sábado, 7 de junio de 2014

Travesía Valencia Mallorca











El viernes 30 de mayo de 2014 hemos quedado un grupo de amigos navegantes del pantano de San Juan (Madrid) para llevar el barco de Angel desde Valencia a Mallorca.

Se trata de un flamante Oceanis 31 del 2008, de nombre “Onsail”. El puerto de destino en Mallorca es S’Estanyol, en la zona sureste, cerca de La Rapita, donde ya la semana que viene el barco empezará su temporada de chárter de verano.

La tripulación está compuesta por Carlos y Angel, socios fundadores de “Nautica Velaqua”, y armadores del velero en cuestión, junto con Oscar, Ignacio, Chema y un servidor. El patrón titular y organizador de la expedición es Angel. En este viaje mi rol se limita al de patrón de guardia (para las travesías nocturnas) y, como se verá, cocinero!

Disponemos de todo el finde para realizar el “transporte”. Ya con tiempo, hace más de un mes, hemos comprado los billetes de AVE de Madrid-Valencia (viernes a las 17.40) y vuelo de Palma a Madrid el domingo noche (último de Iberia a las 21.40).

Nuestro plan de ruta es zarpar el viernes noche rumbo San Antonio, Ibiza, pasar el día descansado en la mayor de las pitiusas, para zarpar rumbo S’Estanyol la noche del sábado. Cada trayecto son unas 80 millas, mientras que en línea recta directa a Mallorca serían unas 140 millas, pero preferimos hacer la parada en Ibiza. Esperamos arribar a nuestro destino final el domingo a mediodía.




Día 1 – Viernes: 


Hemos quedado en la estación del AVE. Estos apuran la llegada al tren incluso más que yo, así que los saludos transcurren a la vez que arranca el tren ¡Comienza nuestra aventura!

En el trayecto de tren revisamos la previsión de la meteo. El problema de hoy en día es elegir la aplicación / fuente de información que más se ajuste a la realidad. El consenso es que tendremos viento del NE de intensidad baja y moderada y luego subirá hasta 15 nudos ya al amanecer. 





Mapa de  vientos a las 20:00H del 30 junio 2014 (eltiempo.es)




Tendremos este gregal, parece, durante toda la travesía. Por otro lado, esperamos tiempo primaveral variable, con algún que otro chubasco casi asegurado. Todos llevamos traje de agua y ropa de abrigo, pero también bañador por si acaso.


Una vez en Valencia tomamos unos taxis que nos llevan al pantalán de la Marina Real de Valencia donde nos espera amarrado “Onsail”, nuestro pequeño pero potente balandro.


El pedido del Mercadona ha llegado antes que nosotros, y una pareja de amigos de Angel amablemente lo ha recibido en el pantalón. El barquito tienes dos camarotes, y un amplio salón donde pueden dormir 2 personas en los bancos laterales. Decidimos usar el camarote de proa como estiba para nuestras bolsas y mochilas. Aunque solamente sean dos días vamos super-cargados, con trajes de agua, arneses, botas, la caña de pescar de Chema y hasta mi guitarra acústica, que ya me acompaña a todos mis viajes en barco..


Como en cada guardia siempre habrá dos personas en cubierta, con 4 plazas para dormir tenemos bastante. El camarote de popa, situado en babor, es enorme y en el hueco restante de popa a estribor existe un gran espacio de estiba donde Angel guarda la dingui, cabos, la manguera y escoba y demás utensilios náuticos varios que estaban almacenados en el pañol de la marina y que serán de utilidad para la temporada estival de chárter isleño.


Tras fijar las líneas de vida, cargar el depósito de agua, estibar todas las cosas, y zamparnos unos ricos bocatas de jamón y queso, por fin, a las 22:00, hora del reloj de bitácora (HRB), largamos amarras rumbo a nuestro primer destino, San Antonio de Portmany, en la cara occidental de Ibiza, y a tan solo 78 millas náuticas. Nos libramos por los pelos del concierto de Dani Martín que empieza a sonar justo a esa misma hora en la Marina Sur.








Fijamos el rumbo a 110 grados, directos a la bahía de San Antonio. El primer tramo del trayecto nos toca darle al motor, ya que el viento, aunque entra por la amura de babor, no supera los 8 nudos. Eso sí, decidimos izar mayor y desenrollar el foque para aprovechar el mínimo aporte que el viento nos pueda ofrecer. Aun así, para alcanzar la velocidad de 5,5 nudos tenemos que subir las revoluciones a 2.200 rpm.

Tenemos mar de fondo del sur, algo incómodo, y aunque el viento entra por el otro lado, la deriva efectiva es hacia el norte. Por tanto tenemos que fijar el rumbo de aguja a unos 120 grados, de modo que el rumbo efectivo (Course over Ground del GPS) vaya al waypoint que hemos marcado en San Antonio.



Día 2- Sábado:


A las 00.00 HRB empiezan las guardias. Acordamos seguir el esquema de turnos de 3 horas por parejas y “no corridos”, es decir en cada guardia entran dos nuevos patrones haciendo un breve solapamiento para explicar los hechos acaecidos, luces en el horizonte, etc. Chema y Carlos se han ofrecido amablemente a hacer la peor guardia, la de 03.00 a 06.00. A Oscar y a mí nos toca la de 00.00 a 03.00, así que se van todos “al sobre” menos nosotros dos.





La guardia de las 03.00 am


Mientras yo me lo relajo en cubierta para observar las luces del horizonte, Oscar no se resiste a la tentación de entretenerse durante un largo rato con todos los botones del plotter y el raymarine, jugando con los diferentes indicadores de rumbo, velocidad, distancia, vmg, etc. Al poco rato el viento sube a unos tímidos 10-12 nudos, que nos permiten reducir algo las revoluciones del motor, sin llegar a perder la media de entre 5,5 y 6 nudos que buscamos mantener. Durante toda la guardia, aunque vemos unas cuantas luces que van y vienen, en ningún caso nos toca alterar rumbo. Vemos alguna luz roja, pero siempre por babor luego no hay riesgo de colisión (“rojo con rojo, o verde con verde” significa siempre que no hay peligro…).


A las 03.00, justo cuando termina la primera guardia y yo ya me estoy preparando para quedarme frito en el camarote de popa, salta el viento, llegando a estar, según me contarán los protagonistas de los posteriores turnos, entre 15 y 18 nudos. Por suerte para mí, ya que sin el ruido del motor se duerme muchísimo mejor, a pesar de la escora, que por otro lado te “arropa” de maravilla contra la pared de sotavento del camarote.


Pasadas las 09.00, cuando salgo de nueva a cubierta, ya es totalmente de día. Los tripulantes de las otras guardias han disfrutado de un espectacular amanecer, a las 06.30 en punto..








Ya estamos muy cerca de nuestro primer destino, la isla de Ibiza se ve ya grande, con el inconfundible islote de Es Vedra al sur. Nuestra proa apunta al norte de la isla de Conejera que marca la entrada a la bahía de San Antonio. 


Estamos a tan sólo 20 millas y el viento sigue entrando por el noreste, marcando un rumbo de ceñida con una buena escora. A pesar de que el oscila entre 15 y 20 nudos la caña va bastante bien y no vemos necesario poner un rizo. De todos modos gran parte del tiempo estamos tirando del piloto automático. Entre tanto, el mar ahora es de viento y cada vez tenemos más olas que ya empiezan a superar el medio metro. Si tuviésemos que subir ahora al norte de Ibiza nos comeríamos todo el mar de proa. Según el parte, por fortuna el viento remitirá al atardecer.

Muy cerca de la entrada a la bahía nos vienen a dar la bienvenida unos simpáticos delfines...

A las 13:00 HRB entramos por fin en la bocana del club náutico de San Antonio. La travesía ha durado casi 15 horas.

Angel realiza la maniobra de atraque correctamente y sin problema aunque requiere para ello dos intentos. Como el espacio entre pantalanes es estrecho entramos entre ambos marcha atrás, de popa, con la idea de virar directamente en el punto de amarre asignado que en este caso queda a estribor. El problema es que el viento entra con más de 5 nudos y paralelo al pantalán desde tierra, y por tanto por nuestra popa, y al intentar virar impide que ésta caiga a estribor. El marinero que nos espera en tierra nos aconseja repetir la maniobra proa al viento que será más fácil. Por tanto volvemos a salir del espacio entre los dos pantalanes para hacer un nuevo intento, esta vez entrando marcha avante.

Efectivamente, con el viento en la proa y sumado al efecto de la hélice dextrógira del “Onsail”, al dar marcha atrás a la altura del punto de amarre, la popa cae a babor para acto seguido encajar sin problema en nuestro plaza asignada.









La estrategia de atraque con la proa al viento siempre es más efectiva...



Cuando me dispongo a lanzar la amarra de barlovento al amable marinero me pide que por favor se la tire a un lado y no a la a la cara, como por lo visto hacemos todos los patrones novatos de los barcos de lista 6ª…


La travesía ha sido dura, todos de algún modo hemos tenido nuestro momento de más o menos mareo, con el mar de fondo del través, la escora, etc. Estamos agotados. Tras el papeleo para pagar el amarre de “cortesía” – nos soplan 45 euros – y una refrescante ducha, nos vamos al pueblo a comer. Como nadie conoce ningún restaurante tiramos del más que recomendable recurso de Tripadvisor. A unos 0,5 km aparece recomendado con el nº5 (no sé si de San Antonio o toda la isla de Ibiza)... uno con muy buena pinta. Hacia ahí nos dirigimos.





Parrillada de pescado en el rico restaurante de San Antonio (Es Rebost de Can Prats)







Caras de satisfacción tras "repostar" - todo el equipo vamos de rojo, pero no es premeditado..



Tras una fantástica comilona que termina pasadas las 5pm acordamos por unanimidad dirigirnos al barco a echar una reparadora siesta. El único problema es cómo conseguir acoplarnos los seis para dormir de manera simultánea, así que a alguno le toca tumbarse en el suelo de la cabina..


Por fin sobre las 19:30, tras estibar todo y freír unas hamburguesas para cenar, largamos amarras. Pasamos por la gasolinera para repostar por si acaso. De todos modos este Oceanis 31 tiene un depósito muy grande de 130 litros, y hemos consumido menos de 40. A las 20:00 HRB salimos por la bahía de San Antonio. 


Calculamos que hasta S’Estanyol son unas 85 millas y que a una media de 5 nudos arribaremos al destino sobre las 13:00.


Saliendo de la bahía nuevamente nos encontramos con los delfines que esta vez nos vienen a despedir. Con la luz del atardecer nos cenamos las ricas burguer y nos preparamos para la noche.






Cabo al norte de la bahía de San Antonio, con la luz del atardecer



El viento cumple lo que decía el parte, ha bajado considerablemente y así también la ola. Sigue entrando por el noreste y por tanto, en este primer tramo en el que remontamos la costa occidental de Ibiza, lo hace de proa. Es decir toca darle caña al motor. Esta vez nos corresponde a Oscar y a mí el turno de las 03.00 am, así que yo al menos me voy a dormir sobre las 23pm.



Día 3º: Domingo



Sobre las 02.00am me despierto con un sobresalto. El motor se ha parado repentinamente. En un santiamén subo a cubierta para ver que ha pasado. Angel está a los mandos y ha parado el motor como reacción lógica a un susto: de pronto había escuchado un extraño ruido y el motor se había puesto a vibrar fuertemente. Acordamos enseguida que es mejor arrancarlo de nuevo y quedarse al ralentí para que siga en acción la ventilación y no se queme el motor. Acto seguido comprobamos rápidamente el sistema de refrigeración. El motor escupe agua por el escape y la tapa del impeller está fria. No hay ninguna alarma ni síntoma de sobrecalentamiento. Una inspección visual del motor no muestra ningún otro síntoma de nada, o de fuga de aceite, gasoil, etc. En punto muerto el motor no vibra, pero en cuanto subimos a 1.000 vueltas todo el motor empieza a vibrar fuertemente.


Empezamos a sospechar que podría ser un problema de la hélice o de la transmisión. ¿Habremos golpeado algo y se ha torcido una pala de la hélice? ¿Habremos enganchado un plástico o algo similar? Carlos me indica que si levanto el suelo del camarote de popa podremos observar el eje y la bocina. Una primera inspección visual muestra que debajo de la bocina no hay agua. Al probar dar algo de revoluciones al motor, el eje vibra bastante y parece muy forzado.

Un segundo análisis en detalle que realiza Chema muestra que al accionar el motor la bocina sí empieza a gotear levemente… Esto nos asusta bastante. Hay poco viento y entre tanto estamos navegando con la velas consiguiendo menos de 2 nudos. Pero Carlos lo tiene clarísimo, viendo el riesgo de que se rompa el eje o la bocina es mejor prescindir del motor.


Nos planteamos nuestra situación. Estamos en medio del canal, a unas 50 millas del puerto de Andratx, el más cercano en Mallorca y a unas 25 millas del norte de Ibiza. Debatimos si deberíamos dar la vuelta, pero según el parte que ha consultado Angel, el viento no sólo subirá a lo largo de la noche si no que rolará un poco al norte, lo cual nos favorecerá. Si efectivamente fuese así deberíamos ser capaces de llegar al puerto del destino a una hora justa pero suficiente para llegar a nuestro vuelo de las 21.40.


Entre tanto ya son las 03.00 am y se vuelven todos a dormir, de modo que nos quedamos solos Oscar y yo. El viento ha subido un poco y Angel ya nos había trimado las velas para ir con el menor ángulo de ceñida pero que incluso así nos desvía de nuestro rumbo objetivo hacia S’Estanyol en unos 20 grados. Llevamos un rumbo de 80 grados y necesitaríamos ir a 60 para coger una línea recta. El viento entra a unos 45 grados, por la amura de babor. Por suerte este barco ciñe muy bien.






Situación y rumbo a las 03.00 am


Con unos 8 nudos de aparente estamos navegando ya a aprox 3,5 nudos. Desde luego a este ritmo y con este ángulo no llegaremos al avión ni de broma. Pasamos parte de la guardia trimando a cada rato las velas para ajustarnos a los leves roles de viento y tratando de ganar alguna décima de nudo.


A las 06.30am, tras el cambio de guardia y disfrutar del espectacular nacer del nuevo día con la isla de Mallorca en el horizonte, me vuelvo para dentro a dormir un poco más. El viento aún no ha subido ni ha rolado pero en las siguientes horas sí lo hará.


Sobre las 08:30 vuelvo a estar en cubierta. Hace un día espléndido y ya estamos casi todos despiertos. Tenemos ahora 15 nudos de aparente y navegamos con mucha escora, ciñendo a rabiar. Estamos en plena regata contra el reloj, a unas 25 millas del destino. Por la amura de babor ya vemos de lejos la Dragonera y por la proa se intuye la isla de Cabrera.


Seguimos dándole vueltas a cuál podría ser el problema del motor. Como una de las principales sospechas que tenemos es que la hélice tiene algún tipo de problema, Angel planea sumergir por popa su cámara GoPro amarrada al bichero para intentar ver algo. Pero por desgracia, para ver las imágenes grabadas por la Go Pro se requiere de una app en el Smartphone, y como estamos fuera de cobertura 3G no la podemos descargar… una vez más tanta tecnología para nada..


Estamos corriendo a unos 5 nudos, algo frenados por las olas, pero el problema sigue siendo el ángulo que llevamos, que nos obliga a tomar un rumbo entre 10 y 15 grados alejados de la demora a S’Estanyol.. Revisamos de nuevo el campo de regatas, para ello nuestro táctico es Chema. A la pregunta de si será mejor hacer alguna virada ahora, razona correctamente que es mejor seguir en el bordo que estamos, ya que si el viento rola al norte podremos orzar y fijar rumbo directo desde el actual bordo. Sin embargo si rola al sur será el momento de cambiar de bordo donde tendremos buen ángulo. Pero al contrario, si viramos ahora, un posterior role al sur supondría perder tiempo.


Entre tanto el viento sube a los 20 nudos y decidimos poner el primer rizo. La caña ya empezaba a estar ingobernable. Sobre las 10:00am replantemos de nuevo la estrategia. El viento no ha rolada nada y tenemos ya el Puerto de Andratx en la aleta. Estamos a 18 nudos del mismo y a unas 20 millas de S’Estanyol. Nos preguntamos si deberíamos cambiar el destino y arribar en Andratx, ya que con el zigzag que tocará hacer para llegar a S’Estanyol la distancia efectiva podría ser de más de 30 millas y llegaríamos a una hora muy límite. La demora a Andratx es ya aproximadamente 330 grados y seguimos en el rumbo 80. Es decir con 110 grados de diferencia respecto al otro bordo, tras virar, deberíamos ir más desahogados y navegar a un rumbo algo más abierto (110-90 = 20 grados de holgura). Hay cierto debate de si el bordo rumbo a Andratx es bueno, por la ola, la deriva etc, pero Angel lo zanja rápidamente: lo mejor es virar, fijar el nuevo rumbo y observar como va. Estamos todos de acuerdo, así que viramos sin darle más vueltas. 


Efectivamente, el nuevo bordo, no sólo nos permite ir a un descuartelar, sino que, en contra de las apariencias, la ola es más cómoda y nos frena menos. Nos vamos pues al Puerto de Andratx. Se lo comunicamos de inmediato a Rafa, el socio de Angel y Carlos que mueve la flota de chárter de S’Estanyol. Nos dice que sin problema, que nos recoge a lo hora que sea donde sea. Como estamos corriendo a 6 nudos, esperamos arribar en el puerto antes de las 13:00!!


Contentos y felices nos acordamos de que apenas hemos desayunado, y me presento voluntario para hacer las pizzas que aún nos quedan. Será un brunch o lo que sea, eso da igual. Con 45 grados de escora resulta toda una proeza meter y sacar del horno las ricas pizzas, aunque cortarlas a posteriori resulta ser lo más complicado..


Cuando ya estamos a tan sólo 5 millas del Puerto de Andratx sucede algo totalmente inesperado.


El viento rola bruscamente y acto seguido se pincha absolutamente. Nunca me había pasado algo similar a tanta distancia de la costa, estabamos navegando con 20 nudos y en menos de un minuto ha bajado a casi cero. Por supuesto nos quedamos parados y al pairo. Mientras intentamos recuperar el gobierno del velero, con caña a la vía, abriendo velas, etc.. a Angel se le ocurre una genial idea. ¿Por qué no aprovechamos el parón para bucear debajo del casco y observar la hélice?


La idea es tan buena, que en menos de un minuto ya me he puesto el bañador y me dispongo a darme el primer baño de la temporada. Además de no haber viento, hay bastante poca ola y el baño resulta de lo más apetecible. Antes de tirarme al agua, por supuesto, bajamos la escalera y atamos un cabo por la popa por si acaso. Por suerte, Angel tiene en el barco unas gafas de bucear.


La visión de la hélice debajo del agua resulta terrorífica: se encuentra totalmente enredada con un enorme y destrozado plástico transparente, que claramente hemos tenido la mala suerte de enganchar. Pero son buenas noticias: parece de fácil arreglo!! Con un par de cuchillos y unas cuantas apneas en las que nos alternamos Angel y yo logramos deshacernos del tremendo plástico.








Ya podemos volver a hacer uso del motor y dirigirnos a donde queramos. Justo cuando subimos de nuevo a bordo Angel y yo, vuelve a saltar el viento. Esta pausa que nos ha concedido Eolo nos ha venido de cine. Siempre me preguntaré si antes, a primera hora de la mañana por ejemplo, nos podríamos haber acuartelado al viento y las olas y tratar de bucear para ver la hélice. Igual no hubiese sido seguro o viable, pero como poco podríamos haberlo planteado. En cualquier caso, la alegría y la lección aprendida no nos la quita nadie..


Como volvemos a tener el motor, pero por la hora ya no llegamos a S’Estanyol, decidimos facilitarle las cosas a Rafa y fijar rumbo a la bahía de Palma. Por teléfono quedamos con él en el puerto del Arenal. A unos 5-6 nudos de media llegaremos en unas 3 o 4 horas. Pero la realidad es que al subir a barlovento con el viento y mar de proa, aun con 2.500 vueltas de motor vemos que no conseguimos más de 4 nudos. Con este ritmo tampoco llegamos a Palma a una hora prudente...


Los puertos más cercanos siguen siendo Andratx y ahora ya Port Adriano, al lado de Santa Ponsa. Le damos a elegir a Rafa que prefiere por cercanía recogernos en el puerto Adriano.
Un par de horas después, sobre las 15:00 HRB del domingo 1 de junio por fin arribamos a la isla de Mallorca.


Desde la mar se observa el horrible espigón gris que han construido en el renovado Port Adriano. Este atentado ecológico contrasta con el lujo y el glamour de los megayates atracados en su cara interior. A nosotros veleritos nos asignan una plaza muy maja, ubicada fuera del puerto, en un pequeño pantalán pegado a la playa, algo abierto, pero muy agradable para estar.


El atraque lo realiza Chema de manera impecable. Más contentos que un arbusto por la aventura y haber conseguido llegar al destino con cierta holgura nos disponemos a recoger nuestras cosas. Tras la clásica comida “liquidación de existencias”, a base de bocadillos de atún y pavo, nos damos una ducha en puerto y terminamos de dejar el barquito impecable. Sobre las 17:00, justo cuando estamos listos, aparece Rafa. Nos despedimos algo tristes de “Onsail” y como nos sobra un poco de tiempo nos vamos a tomar la última caña al lujoso bar del Port Adriano.


Rafa nos conduce en su furgoneta al aeropuerto de Palma, donde llegamos al final de nuestra aventura. Por cierto que a Rafa le maravilla que hayamos planificado una excursión de esta índole y comprado el vuelo de vuelta hace más de un mes, sin tener para nada en cuenta la previsión de la meteo. Normalmente los patrones profesionales compran el billete como pronto una semana antes del "transporte” cuando ya se sabe con bastante certeza que el viento será favorable. En resumen de algún modo hemos tenido suerte de no tener el mar de proa, aunque hemos tardado 15+19 horas = 34 horas en recorrer un tramo que sería de 140 millas náuticas en línea recta.. pero esto era algo más que un transporte, ha sido un fin de semana genial!


Mil gracias a los tripulantes de esta aventura a bordo del “Onsail”.







Saludos,


Kike




Madrid, 6 de junio, 2014














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