Ruta por el Golfo Sarónico
(Agosto 2009)
Este año 2015, por motivos familiares no he
podido organizar la semana de barco vacacional. En su lugar me he
decido a narrar, en este post, la que sin duda considero, hasta la
fecha, mi mejor aventura náutica: la que viví en las islas griegas
del Golfo Sarónico en el verano del 2009!
Si si, ojo al dato, año 2009, es decir
hace 6 años ya.. y bastante antes de empezar con este blog.. por
tanto dos “disclaimers”:
Siendo uno de mis primeros viajes
como patrón, con relativa poca experiencia, la cantidad de errores
y por tanto aprendizaje y lecciones aprendidas se multiplica,
considerando además la complejidad de las maniobras de atraque por
estos lares. Muchos de mis apuntes de náutica, transcritos a este
blog, son fruto de este viaje..
La información sobre las calas y
los sitios que pueda recordar seguro que ya no es muy válida.
Poros, Grecia, Agosto 2009
La Planificación del Viaje
Antes de nada, destacar la relevancia
de planificar bien en el viaje. Grecia comprende cientos de islas por
las que se puede navegar y una variedad de destinos de charter, a
saber, Jónico, Cícladas, Dodecaneso, Sarónico, Esporadas, y dentro
de cada una, según el tiempo y las ganas de hacer millas se abre un
abanico de posibilidades y rutas.
Cuando la gente habla de islas griegas,
se vienen a la cabeza las de más turismo internacional, Santorini,
Mikonos, Lesbos, etc. Pero justo estas son las islas Cícladas, en
medio del canal del mar Egeo, y en verano NO se recomiendan para nada
como destino en velero: la razón es que en los meses de julio y
agosto sopla siempre el famoso y temido Meltemi, un fuerte viento
del norte que sólo aparece estos dos meses. Por lo visto, a veces
sopla un poquito, 30 nudos!.. y a veces sube algo más, a 50 nudos..
Conclusión, descartado navegar por las
Cícladas en verano. Otro destinos entonces posibles son el mar
Jónico (, al parecer demasiado tranquilo y sin viento), el Dodecaneso, en el lado turco, las Esporadas, y el Golfo
Sarónico, entre Atenas y la península del Peleponeso.
Zonas de navegación en Grecia
Con la intención de visitar además Atenas durante unos días y por la facilidad de llegar al punto de origen, la
opción del Golfo Sarónico parece ideal, así que elegimos este
destino. Además, aunque no llega a soplar el Meltemi de lleno, sí
parece que se notan sus efectos, por lo que el destino parece
“divertido”, con el viento asegurado.
En el caso del golfo Sarónico además,
aparte de visitar islas y pueblos bellísimos está el aliciente de
la arqueología, con posibilidad de ver templos dóricos,
anfiteatros, ruinas griegas etc.
Por supuesto en la vital preparación
de la ruta (-Greek Water Pilot en mano-) entran en juego todos
estos factores, islas que ver y dónde pernoctar, arqueología,
vientos, etc. Parece que con sólo una semana de chárter, con base
en Atenas no llegaremos mucho más lejos de la isla de Spetses:
La ruta por el Golfo Sarónico: Egina, Poros, Ermioni, Spetses, Hidra, Poros, Atenas
Por último en lo referente a la
preparación, en este caso, leyendo sobre planes de chárter en las
islas griegas, me di cuenta que todos mencionaban el temido atraque
con ancla, también llamado a la “mediterránea”, en los pueblos
griegos, donde es gratuito amarrar pero no hay muertos, por lo que
hay que echar el ancla en puerto para amarrar la proa. Un poco de
lectura y preparación sobre cómo realizar esta maniobra me vino muy
bien. Podéis leer sobre esta técnica en detalle en mi post de mayo 2011.
Por cierto que me olvido de la tripu:
compuesta por Miri, Noe, Ali, Rafa, Juanan. Todos novatos en los
artes marineras, aunque los primeros cuatro de la lista ya habían
compartido conmigo aventuras en algún chárter previo.
La tripulación al completo del Catrina, en la base ateniense de Alimos
Primer día - sábado: Vuelo a
Atenas y salida rumbo Egina
Madrugón en Madrid. Por suerte tenemos
un vuelo directo Madrid-Atenas y a mediodía llegamos a la Marina
Alimos Kalamaki, al sur de la ciudad de Atenas, donde hemos alquilado
el “Catrina”, un Sun Odyssey 36i nuevo, de 3 cabinas, ideal para
6 personas.
Tras la ardua tarea de hacer la
mega-compra para el avituallamiento de toda la semana y el exhaustivo
check-in del barco, a las 18:00, por fin, largamos amarras, rumbo a
Egina, nuestra primera isla del golfo.
El plan es fondear en Agia Marina, en
la cara noreste de la isla de Egina, ya que está a la mínima
distancia de Atenas (12 millas) y encima está justo debajo del
templo de Afaia, un templo dórico de obligada visita.
Vamos casi todo el trayecto a motor a
toda máquina, 6,5 nudos, para llegar al fondeadero antes de que se
haga noche cerrada. Por supuesto con la mayor izada. Los cabos del
lazy están muy tensos y nos dificultan mucho la tarea de izar la
mayor, y aunque perdemos algo de tiempo, finalmente amollando un poco
estos cabos conseguimos deplegar la vela.
Justo antes del ocaso, llegamos a la
pequeña bahía de Agia Marina, y echamos el ancla cerca de un
pequeño muelle, donde pasamos nuestra primera noche.
Segundo día - Domingo: Visita
al templo de Afaia y Poros
Amanecer en Agia Marina, isla de Egina
El plan de la mañana es visitar el
templo, uno de los más famosos de Grecia, al parecer de
importancia similar al Partenón de Atenas.
Normalmente los turistas
van hasta la capital de Egina, en la cara opuesta, donde hay
autobuses de que atraviesan la isla para visitar el templo. Pero
desde donde estamos fondeados nosotros solamente supone una caminata
de un par de kilómetros, eso sí monte arriba.
Como nos vamos de excursión me da
reparo dejar la dingui atracada en la costa, sin vigilancia. Además
somos el único velero fondeado en la bonito cala. Así que tras
hacer dos viajes para descargar a la tripu (.. la lanchita es un poco
peque y no cabemos los 6), me vuelvo solo al barco, donde ato la
dingui y me tiro al agua para alcanzar la costa a nado. (A la vuelta
tocará la maniobra inversa claro..)
Maniobras con la dingui (en Agia Marina)
La excursión al templo merece mucho la
pena, somos los primeros y los únicos visitantes, parece que los
autobuses aparecerán un poco más tarde.
Excursión al templo de Afaia, Egina
Como hemos madrugado para la excursión
del templo y así evitar el calor del mediodía, a las 12:00 ya
estamos de vuelta en el barco, y listos para zarpar.
El destino planeado en origen es Hidra,
saltándonos Poros que en principio lo dejaríamos para la ruta de
regreso. Pero está soplando viento del norte
algo fuerte (el Meltemi!), por la aleta, y con este rumbo y el mar
de viento que se forma, la tripu se empieza a marear. Además he
cometido el fallo de largar todo el trapo y pasamos un rato dando
bandazos hasta que conseguimos poner un rizo para estabilizar la
nave.
Así que para evitar más mareos,
cambio de planes, nos vamos a Poros, mucho más cerca.
Rumbo Sur, con el Meltemi soplando por la aleta
Nos
aproximamos por la cara oriental de la isla. Pasada la hora de comer,
antes de dirigirnos al pueblo, decidimos hacer una parada corta para
bañarnos y pasar la tarde en una calita resguardada al sureste de la
isla, previa al paso por el estrecho canal de Poros.
Bañito en una cala al Este del canal del Poros
En esta cala coincidimos con un velero
de casco naranja muy chulo, con pabellón español. (Por cierto que
nosotros hemos traído de casa una banderita española que llevamos
izada a estribor… es mi primera salida a aguas extranjeras..)
El caso es que al saludar a la tripu
del barco vecino aprovecho para preguntarles a voces por las
posibilidades de atracar en el pueblo de Poros. La chica a la
distancia me replica que si queremos “info” que subamos a bordo y
así hablamos como seres civilizados.
Así que me tiro al agua y me
acerco nadando. La chica se llama Silvia, muy amablemente resuelve
todas mis dudas y me da consejos útiles sobre la zona en general. El
barco una pasada, se nota que es particular, con mucho espacio para
libros y vida a bordo. Me cuenta que ella y su marido, Johan, llevan
un año navegando, recorriendo todo el Mediterráneo saliendo desde
Valencia! Cuando me despido me da una tarjeta con la dirección de su
blog. Se trata del Alea y podéis seguir sus aventuras (yo desde
entonces lo hago) en http://viajesaleatorios.blogspot.com.es/
A última hora de la tarde, zarpamos
rumbo al puerto de Poros. Tenemos que atravesar el estrechísimo
canal de Poros, pero despacito y siguiendo al pie de la letra las
instrucciones del derrotero, lo atravesamos sin problemas.
Arribada a Poros (desde el lado oriental del estrecho)
Buscamos una
plaza libre donde atracar, con algo de nervios, por estrenarnos en la
temida maniobra de atraque con ancla.
Buscando "plaza libre" en Poros
Por suerte la maniobra sale bien: calculando sonda para ver a cuantas esloras debemos largar ancla, me pongo perpendicular al muelle (para evitar cruzar cadena con las de los barcos vecinos) y mando a Miri a proa a manejar el ancla. En esta maniobra, la habilidad del “marinero del ancla” y la coordinación con el patrón es crucial. Una vez que se tira el ancla hay que esperar a que toque fondo y entonces se da marcha atrás para clavarla bien y después mantenerla algo tensa para que no se vaya la proa. Hay que ir filando cadena acompasando con la marcha atrás.
El pueblo de Poros es precioso, con las
casitas cubriendo todo el monte. Nuestra primera cenita griega en el
abarrotado puerto, deliciosa. Parece que esta isla es el lugar
favorito del turismo local, nos encanta!
Rica cena griega en Poros
Lo único malo del sitio es que pasamos
a noche bastante incómoda: dormir atracados en puerto, con los
ferries pasando, el ruido de las amarras y el calor siempre tiene sus
inconvenientes.
3er día Lunes: Rumbo Ermioni
Nos han recomendado visitar Ermioni, un
bonito pueblo en la cara norte del golfo de Hidra, en la costa sur de
la península del Peleponeso.
Rumbo al golfo de Hidra, con portantes
De camino, para comer, fondeamos a la
entrada del canal de Hidra, en su lado norte, pegados a un islote
con forma de rana.
Parada para comer en la isla de la "rana"
Al atardecer llegamos a Ermioni.
Atardecer en Ermioni
Intentamos entrar en el pequeño puerto rectangular, en busca de
amarre, pero no hay sitio. Me veo además forzado a hacer una
ajustada ciaboga para salir del pequeño espacio en el que me he
metido, donde además sopla bastante viento…
Cuando se entra es un
espacio estrecho hay que planear la salida del mismo.. me salva que
nuestro velero es pequeño y manejable.
Finalmente echamos el ancla en un
agradable fondeadero al norte del pueblo.
Supervisando la maniobra de fondeo...
Bajamos a cenar con la
dingui, que por cierto a estas alturas del viaje está pinchadísima
y apenas aguanta un trayecto sin quedarse hecha un churro, lo cual
nos obliga a hacer todas las expediciones con el hinchador a bordo.
En Ermioni, para no perder el ritmo,
nos damos de nuevo un festín a base de Gyros y ensalada de queso
feta. (Desde luego, el plan de Grecia no es recomendable para el que
quiera adelgazar..)
Pasamos esta vez una noche estupenda.
Siempre lo digo, fondeados en cala se duerme mucho mejor, sin ruidos
y sin calor, con el mar como un plato, virando suavemente alrededor
del ancla.
Hinchando la dingui antes de cada trayecto
4º día - Martes: Spetses
Antes de salir, toca llenar los
depósitos de agua. Dentro del puerto de Ermioni sigue sin haber
sitio, pero en el muelle exterior sí hay un par de huecos donde se
puede realizar un atraque con ancla. Esta vez la maniobra sale algo
peor y tengo que hacer dos intentos hasta que consigo colocar el
velero amarrado al muelle.
Tras repostar agua y hacer una pequeña
comprita de reavituallamiento, zarpamos por fin rumbo a Spetses,
nuestro “final de trayecto”. No iremos más lejos puesto que aún
toca pasar por Hidra y volver a Atenas en los días que nos restan.
Aproximación a la capital de Spetses
La isla de Spetses está aborratada de
veleros y solamente hay sitio fuera del puerto en una zona de rocas
donde se puede, como no, atracar con ancla y donde ya hay una
multitud de veleros.
Buscando atraque en Spetses
En este caso, como la popa habrá que amarrarla
a las rocas, mando a "los chicos" con un cabo largo a las rocas para ir
preparando la amarra (de barlovento) de popa. Por cierto que el as de
guía que dejo listo en el extremo del cabo tiene que ser grande para
abrazar una buena roca..
Fondeo con cabo de tierra a la entrada del pueblo
Al completar la maniobra y dejar
nuestro velero bien paralelo a los otros, con las amarras y cadena
bien tensas, el patrón de un velero que resulta estar atracado
perpendicular a nosotros a cierta distancia en el codo opuesto de las
rocas nos grita en inglés “tomorrow 7:00AM I am leaving”!!
Vaya, no me había dado cuenta, nuestra
cadena, al igual que la de casi todos nuestros vecinos de este lado
de las rocas, descansa encima de la cadena de los barcos que están
en el lado perpendicular y que han llegado antes.. así que mañana
nos tocará levar ancla cuando el vecino del lado opuesto quiera
zarpar. Parece que son las reglas del juego..
Spetses es precioso, a
diferencia de los pueblos previos en éste están prohibidos los coches y las motos, y solamente se puede ir en burro. Es un sitio mágico, y como
en el resto de islas se cena fantásticamente bien.
5º día - Miércoles: Rumbo a Hidra
7:00 AM, efectivamente, el vecino patrón nos despierta a todos con ruido de bocina. Todos en pie, y maniobra de levar ancla, para que pueda zarpar el otro.
Amanecer en Spetses
Como ya estamos libre de amarres y
aunque es prontísimo, aprovechamos y nos vamos ya rumbo a la isla de
Hidra. El plan es navegar a la cara sur de la isla, a alguna de las
calas que recomienda nuestro derrotero.
Sur de la isla de Hidra
Pero el fondeo en la cara sur donde
pensamos pasar el día (y echar la siesta) no es bueno, estamos en
una cala abierta y con mucho viento, así que pasamos muy poco rato.
Cala Nicolaus, en el sur de Hidra
De camino a Hidra de pronto noto como el motor no engrana bien y da algún tirón. Es como si la hélice tuviera algún plástico o similar. El caso es que al rato todo vuelve a funcionar bien, y aunque pienso en mirarlo en puerto, la verdad es que después me olvido un poco del tema…
Sobre las 15:00 ya estamos entrando en el puerto de Hidra.
Arribada a la capital de Hidra
Ha sido buena idea llegar al puerto de
Hidra pronto, porque es bastante pequeño y tiene fama de que en
verano está hasta los topes. Además en la cara norte de la isla,
dónde se ubica el puerto, aunque hay algunas calas, con el viento
del norte que se espera que suba no parecen practicables.
De hecho, dentro del puerto nos toca
echar en ancla en segunda fila, con los barcos perpendiculares al
muelle. Los patrones de los otros barcos nos ayudan con las amarras
de popa y los esprines. Algunos cabos van a las cornamusas de los
vecinos, y por la popa, las amarras más largas al muelle. Todo un
lío, que se complicará más aún con los barcos que llegarán
durante el resto del día y se ponen en tercera e incluso cuarta
fila..
El lío de barcos atracados en fila
Al lado nuestro hay una pareja de
abuelillos ingleses, muy agiles para su edad, que por lo que nos
cuentan viven a bordo todo el año, pasando gran parte del invierno
en los puertos griegos. Ahora que es verano
disfrutan de la visita a bordo de sus nietos.
El caso es que el abuelillo, muy
amable, al verme algo novato, me da una lección de cómo lanzar
cabos a distancia, y además me recomienda empalmar las amarras con
ases de guía que son mucho más resistentes que cualquier otro nudo
para unir cabos.
A lo largo de la tarde, parece que el
viento sube cada vez más fuera del puerto y para evitar sorpresas
nos recomiendan atar una nueva amarra desde nuestro barco al muelle. Vamos a tener que soportar el peso de los barcos que amarran
en tercera y cuarta fila..
Al atardecer atravesamos el puerto con
la dingui, sorteando los barcos. El sitio donde aparentemente todo el
mundo deja las dinguis nos parece algo alejado y decidimos dejar la
nuestro en un hueco que vemos entre dos barcos pesqueros, pegadito a
la zona de los bares.
El pueblo de Hidra es precioso, tampoco
aquí permiten vehículos motorizados. Tras una espectacular puesta de sol recorremos las románticas
calles peatonales en busco del restaurante ideal donde celebrar el
fin de fiesta.
Atardecer en Hidra
De camino al barco, con noche cerrada,
nos encontramos que la dingui ha quedado encerrada entre los barcos
pesqueros que han llegado después, bloqueando el paso. Eso nos pasa
por ser los más listos del lugar.. Nos toca desmontar la fueraborda
y entre todos, con bastante esfuerzo, sacar la lanchita del agua.
Dando la nota y entre risas, la transportamos por tierra, hasta un
hueco de agua con paso libre.
Dando la nota en el puerto de Hidra
6º Día: Jueves, rumbo Egina, vía Poros
Fuera del puerto hay mucho viento, el
parte da fuerza 7 (30 nudos) y tenemos que atravesar el canal de
Hidra, donde el Meltemi entra con dirección noreste, al hacer codo
por la esquina de la península.
Nos planteamos permanecer en puerto pero
tenemos que hacer bastantes millas y entrar en Atenas
mañana. El mal rato va a ser solamente para cruzar el canal de Hidra
dirección norte, y luego ya podremos avanzar al resguardo de la
costa.
A la hora de zarpar, pedimos al velero
que está delante nuestra, en tercera fila, que leve su ancla para
poder salir nosotros, pero no quieren y nos proponen intentar salir
con una amarra en su lado y una maniobra rara. Al final, por ser
demasiado bueno, les hago caso y efectivamente liamos las anclas al
levar la nuestra. Conseguimos separarlas con un nudo de boza que
atamos bajando con la dingui, en fin todo un espectáculo y un lío..
Tendría que haber tenido más autoridad y ordenar al vecino que se
quite, que para eso ha llegado más tarde!
Desenrredando anclas..
Atravesamos el canal de Hidra con
fuerza 6-7, y rachas de 35 nudos. Toda la tripu sentada en la bañera,
y yo con arnés y chaleco por si hay que subir a proa, con dos rizos
en la mayor y todo el rato a motor.
Sin incidentes llegamos a Poros,
atravesando nuevamente el canal del sur. La parada para comer es en
la Cala Rusa, pasado el pueblo de Poros, un lugar precioso y amplio,
donde más por deporte que por necesidad atracamos con un cabo a las
rocas. (En realidad si se puede evitar es siempre más seguro y más
fácil fondear sólo con ancla, pero eso lo digo ahora, en esos
momento no lo tenía claro..)
La cala rusa
Después de comer, sin tiempo para la
siesta zarpamos rumbo a Egina. La idea es pasar noche en el puerto de
Egina (capital), próximos a nuestra arribada en Atenas al día
siguiente.
Una vez pasada la isla de Poros, rumbo
norte, y a motor, ya que el viento es de proa y queremos llegar a
tiempo al pueblo, empiezan nuestros problemas.
Bruscamente perdemos arrancada, y vemos
que el motor de pronto ya no engrana bien... ¿Nuevamente el problema
de la hélice del día anterior (que no había vuelto a mirar)? Me da
la sensación de que sí entra la marcha y funciona el ralentí .. y entonces ¿no funciona el acelerador ?
Estamos en medio del canal, a unas 7
millas de la isla de Egina y aún a 3 millas de Poros. Durante un
rato navegamos con bordos de ceñida hacia el norte. Calculo que a
este paso llegamos a Egina justo antes del anochecer, pero ya no a
puerto, sino a alguna de las calas pequeñas de la cara sur. Para este plan vamos muy justo de tiempo y no sabemos que cala es mejor, ni
si llegaremos con luz, y encima tocará fondear a vela. Mucho estrés..
Juanan me convence que si tenemos
problemas es mejor dar la vuelta, y así lo hacemos.
Buena decisión:
además con el viento, ahora de popa, vamos dando divertidos bordos
de largo y recorremos las 3 milla hasta Poros en menos de una hora, con tiempo de
sobra antes de anochecer.
Al norte de la isla de Poros, en el
paso entre Poros y el Peleponeso veo en el mapa una cala, que aunque
es algo estrecha parece al resguardo del viento. Desde aquí podremos echar
al ancla y llamar al chárter para que nos envíen un técnico a
revisar el problema. Primera mala decisión: no conocemos la cala y
solo disponemos de la vela para maniobrar (aunque pensaba que al
ralentí si funciona..).
Al entrar a vela, vemos que hay sitio de
sobra, pero en los extremos hay arrecifes, con lo que al final hay
poco margen de error. Además el resguardo del viento y las olas es
bastante relativo, ya que el viento “hace codo”.
En lugar de irnos a una cala más
amplia y conocida (.. por ejemplo la cala rusa..) iniciamos la
maniobra de fondeo a vela. Con el viento por la popa, giro de evolución 180 grados para aproarse y al perder arrancada vela dentro y largar ancla. Sale bastante regular (nunca lo había
hecho antes), y estamos sin nada de motor, el ralentí tampoco
funciona! Por suerte, conseguimos que el ancla agarre y parece que
estamos salvados. Quedamos a una distancia prudente de las rocas.
Antes de llamar al chárter, por la
costumbre de los días previos, la tripu sugiere poner un par de
cabos a las rocas, para estar “más seguros”… Segunda decisión
mala: me parece bien y allá vamos con la dingui y unas amarras
larguísimas atravesando la cala hasta las peligrosas rocas.
Ajustando amarras, sin darnos cuenta, estamos forzando el ancla
y cuando terminamos de colocarlas hemos garreado
y nos hemos quedado a muy pocos metros de unas amenazadoras rocas, y
a pocos centímetros de tocar fondo con el
timón! Como siga garreando el ancla lo más mínimo… encallamos… el fondo por suerte es de arena..
Llamo a la compañía de chárter,
dando nuestra ubicación GPS y el nombre de la cala que vemos en la
carta. Acordamos que manden un técnico de inmediato, por suerte
tienen un acuerdo de colaboración con otra cia de chárter con base
en Poros. Nos dicen que menos mal que estamos en Poros y no en Egina,
puesto que en ésta última al ser más pequeña no disponen de
“servicio técnico”. (otra lección aprendida: con problemas,
siempre ir al sitio donde vaya a haber un técnico!)
Mientras esperamos sugiero a la tripu
que hagamos la cena, y que nos relajemos un poco, aunque hay
partidarios de hacer las maletas y salir de allí pitando, porque ven
las rocas demasiado cerca y realmente se ponen en el peor caso..
En este debate estamos cuando me llama
el técnico de Poros para ver donde estamos. Al explicarle el sitio
me confirma mi mala decisión. Esa cala está en sitio muy poco
accesible y aunque va con la moto, tiene que descender el monte y
tardará al menos una hora en llegar…(al menos hay cobertura de
móvil..) Quedamos en que me avisará cuando llegue a la playa para
que le busque con la dingui.
Una hora más tarde, cuando el técnico por fin sube a
bordo ya es noche cerrada. (Me confirma la segunda mala decisión, no
ha sido buena idea poner cabos a tierra..)
Nuestro salvador (el técnico) resulta
ser MacGyver, un británico calvo y fibroso, clavadito a Michael
Stipes (el cantante de R.E.M). Buceando - por suerte ha traído una
linterna sumergible - comprueba que el problema está en la hélice.
Al parecer se ha partido, inexplicablemente (siendo un barco nuevo),
una pieza pequeña en el engranaje con el eje.
Lo va a intentar solucionar in situ
pero tiene que desmontar la hélice. Me pide que buceemos juntos ya
que necesita las dos manos para desmontarla mientras yo le ilumino
con la linterna.
Por fin, logra desmontar le hélice.
Reparaciones en la noche
Con
un trozo de metal que corta con un cuchillo de cocina y papel
“albal”, “MacGyver” fabrica una pieza que logra enganchar en
la hélice a modo de sustituto de la parte original rota! Una hora
después ha vuelto a montar la hélice y voila, funciona!!
Se despide diciéndonos que no pasemos
la noche en esta peligrosa cala, que mejor nos vayamos a la cala rusa
y que al día siguiente pasemos por el pueblo de Poros donde va a
revisar la reparación ya en taller para ver si es seguro que hagamos
la travesía a Atenas.
Aliviados y algo disgustados por el mal
rato que casi acaba en catástrofe, vamos a motor a la cercana cala
rusa donde pasamos lo que nos queda de noche.
7º Día: viernes – Arribada en
Atenas
A la mañana siguiente estamos temprano
en el muelle de Poros, enfrente de la base de chárter y taller de
nuestro amigo McGyver. Hemos avisado a nuestra cia de chárter de
que, debido al incidente, vamos a llegar tarde a la marina de Alimos
(Atenas).
Les parece bien, de hecho han avisado
al propietario del barco y de alguna manera nos hacen saber que el
problema que hemos tenido es debido a un tema de cavitación en la
hélice por un defecto de fábrica que tiene justo ese modelo de
barco nuevo, y que ya habían recibido una circular de Jeanneau al
respecto (para avisar a los armadores)! En fin, que hasta podríamos
denunciar a la cia de chárter por darnos un barco con este peligroso
defecto..
Nuestro amigo “Michael” tarda
bastante en atendernos puesto que tienen lío con la salida de
chárter de los turistas que empiezan sus vacaciones ese día.
Finalmente vuelve a revisar la reparación buceando y dando un par de
martillazos más, pero sin sacar el barco del agua. Considera que es
seguro zarpar, así que a mediodía nos despedimos de nuestro héroe
y zarpamos por fin rumbo Atenas.
Son 27 millas náuticas y vamos todo el
tiempo motor, sufriendo los pantocazos del mar que nos entra de proa.
Puesto de sol en el camino a Atenas
Llegamos a puerto ya entrada la noche. Aun así , el atraque en la amplia marina
Alimos Kalamaki es fácil.
El propietario del barco y el del
chárter nos están esperando para hacer el check-out. También hay
un buzo que se tira al agua para revisar el casco. Todo está bien.
Salvo un manchón de óxido en el sofá
de salón que habíamos causado la noche previa por no tener cuidado
con la caja de herramientas (y que ahora disimulamos con las
toallas), y un pequeño espejo roto en el baño por dejar el bote de
gel suelto…Creo que además hemos perdido una amarra por dejarla sin
atar en cubierta en algún momento del viaje.
En cualquier caso no
tienen narices de decirnos nada después del incidente acaecido..
Fin del viaje! Lo hemos pasado genial,
y el aprendizaje entre maniobras de atraque nuevas y navegación con
bastante viento ha sido increíble.
Muchas gracias a la tripulación del Catrina!!
Los marineros del golfo, con el Partenón de fondo (segunda parte del viaje)
Un abrazo y hasta siempre.
Kike, en Madrid, Agosto 2015.