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lunes, 12 de agosto de 2013

La vuelta a Ibiza



Semana por Ibiza y Formentera (Verano 2013)









Este verano repetimos la semana de barco vacacional por las Islas Pitiusas. El plan esta vez es más tranquilo. Nuestro objetivo es dar la vuelta completa a la isla de Ibiza, en modo relax, para descubrir las diversas calas y playas, sobre todo del norte y del oeste que aún no conocemos.

La tripulación está compuesta por Angela, la otra Angela, Loreto, Adolfo, Pablo y yo. Las chicas, primerizas, y los chicos ya con algo de experiencia por repetir conmigo en estos últimos años.



Aquí os dejo el recorrido de la aventura ibicenca 2013.





1º día - Noche del viernes al sábado - Travesía Denia Ibiza

Los chicos llegamos el viernes, a media tarde, a la Marina de Denia para ir avanzando las tareas de check-in y estiba de la ya habitual mega compra del mercadona online.

Nuevamente vamos a bordo del Nannai, el mismo Sun Odyssey 39i en el que fuimos el año pasado a Ibiza y con el que hemos participado en la regata de la Ruta de la Sal estos dos últimos años.


El barco está como siempre impecable. Solamente un problema: me doy cuenta que el botón rojo on/off del plotter no funciona. La pantalla del plotter está siempre encendida y sólo se puede apagar desde el panel eléctrico, desconectando los instrumentos de navegación. El hecho de no poder apagar el plotter da igual, pero el botoncito rojo tiene otras dos funciones que perdemos para la ruta: la activación del radar, muy útil para la travesía nocturna, y el modo noche de la pantalla.

Kiko lo mira y concluye que si queremos solución debemos esperar a mañana. Como las consecuencias no son graves decido zarpar sin estas dos funciones, el radar se sustituye con una buena vigilancia visual e interpretación de las luces. Para el tema del modo noche llevaremos puesta la tapa del plotter para que no nos deslumbre todo el rato.

Sobre las 22.00 por fin llegan las chicas y tras una estupenda cena en el rico restaurante de la marina, finalmente a las 00.00 largamos amarras.

La maniobra de desatraque transcurre sin mayor problema, con la única salvedad de que un marinero de otro barco nos tiene que recordar amablemente que encendamos las luces de navegación ... ¡Qué bochorno! ...

Nuestro primer destino es la isla de la Conejera, a 53 millas de la bocana de Denia, rumbo 82 grados. Si logramos una media de 6 nudos tardaremos casi 9 horas. Vamos a la Conejera porque mi intención es hacer el salto lo más corto posible. En la última travesía Denia - Ibiza que hice hace apenas un mes, para un finde largo, puse rumbo directo a Formentera, y las 2 horas adicionales que supone esto se notan mucho.

Inicialmente vamos a motor, ya que el viento entra de levante, flojo y casi de proa. No hay demasiada ola y se va bastante cómodo a pesar del ruido del motor, que en este barco es bastante soportable. Como siempre, izamos la vela mayor a tope, para como poco dar estabilidad al barco.

Establecemos los turnos de guardia para la noche: serán 4 turnos de 2 horas cubriendo de 1:00 a 9:00 am. El primero y el último lo haremos Pablo y yo, y los turnos intermedios de 3 y 5 am los harán las respectivas parejas Angela y Adolfo, y Angela "2" y Loreto. Yo pasaré la noche en la bañera con mi saco, por si hay que realizar alguna modificación de rumbo, o cualquier tema que surja.

Una hora después de zarpar, el viento rola un poco al norte y nos entra por la amura de babor, y aunque apenas llega a los 10 nudos merece la pena desenrollar el foque y aprovechar la fuerza del viento, eso sí, combinando vela y motor. Sólo a vela sacaríamos como mucho 4 nudos pero sumando el motor con pocas revoluciones, la velocidad aumenta hasta los casi 7 nudos, que mantendremos gran parte de la travesía.

Lo único malo de ir con la vela toda la noche es que mi sueño no se concilia, porque aparte de estar pendiente de la vigilancia que ya hacen los responsables de los turnos, tengo que observar de vez en cuando si el viento sufre alteraciones. Si baja o vuelve a rolar al este habrá que dar más vueltas al motor para no perder ritmo, pero si sube, habrá que quitar motor y posiblemente reducir trapo...

Se cumple lo segundo; a las 5am, justo durante un cambio de guardia, y a unas 25 millas de ibiza, el viento sube bruscamente desde los 8 nudos hasta más de 15. El barco empieza a escorar considerablemente. De inmediato pongo punto muerto, y al rato, cuando considero que el motor ya se ha enfriado suficiente, lo apago definitivamente. No se trata de una racha de viento, de acuerdo con el parte, en la zona de Ibiza impera un gregal, viento del NE, que nos acaba de entrar y que permanecerá con cierta intensidad hasta el domingo.

Cuando el anemómetro empieza a marcar rachas de más de 18 nudos ha llegado el momento de poner algún rizo, por si sigue subiendo y por navegar más tranquilos. Aproando un poco el barco enrollo un poco de génova. Posteriormente pondremos también el primer rizo de mayor.

Mientras dormito un poco más, me doy cuenta de que si vamos a tener NE en los próximos días, en la calita de la cara oriental de la Conejera, dónde pensaba hacer la primera parada, no estaremos nada cómodos. Más aun, con el viento y las olas de esta dirección, mi plan original de bordear la isla por el norte, en el sentido de las agujas del reloj, no parece la mejor idea, puesto que la mayoría de las calas de la costa noroeste, desde san antonio, parecen algo expuestas al norte. Aparte, tocaría navegar dos días con el mar de proa..

Decido pues realizar un radical cambio de planes: los primeros días iremos por el sur de Ibiza y Formentera y ya intentaremos bordear la isla a partir del domingo, según la evolución del viento.

Tras repasar rápidamente la carta y mis ya famosas fotocopias del derrotero imray, decido nuestro nuevo rumbo: hay que virar 10 grados más al sur, que vamos a Cala Horts, en frente de Es Vedrá, y a buen resguardo del NE.

Cerca de la isla de Ibiza, disfrutamos de el espectacular nacimiento del nuevo día.



Amanecer a pocas millas de la isla de Ibiza



En la última hora del viaje baja el viento hasta llegar a menos de 15 nudos pero nuestro balandro mantiene un buen ritmo de entre 5 y 6 nudos, a vela. Al norte de Es Vedrá hay que estar atentos al peligroso Bajo de la Bota. Una vez superado este obstáculo, a las 08.30 HRB entramos en Cala Horts, dónde realizamos nuestra primera maniobra de fondeo.



2º día - sábado - Cala Horts y Espalmador


Pasamos toda la mañana descansando en este bonito lugar, protegido por la imponente presencia de los islotes Es Vedrá y Es Vedranell.





Es Vedrá y Es Vedranell, vistas desde Cala Horts



Como siempre estoy ansioso por probar los remos con el chiquitín, para además hacer un poco de deporte. Por desgracia y aunque en puerto me aseguré de que los remos encajan bien en las chumaceras, a la hora de remar, aparte de ser un poco cortos, resbalan dentro de sus abrazaderas y la práctica del remo resulta bastante incómoda.

Tras una breve siesta zarpamos rumbo a la isla de Espalmador, al norte de Formentera, dónde esperamos poder ocupar una de las boyas que ponen los veranos para proteger la Posidonia. Digo que esperamos, porque al intentar hacer la reserva por internet figura que este año son 29€ / noche para nuestra eslora, y no hemos completado el pago por un error en la aplicación.. El año pasado la boya era gratuita pero parece q la crisis también ha llegado a las administraciones marítimas ...

Como nuestro rumbo hasta formentera es sureste, me preparo para recibir el viento (del NE) por la aleta de babor, pero al doblar la esquina de ibiza  por el paso entre es vedra y tierra firme, para mi sorpresa observo que en el canal entre ibiza y formentera se ha establecido un considerable SE! Debe ser por un fenómeno local, o quizás el térmico ? Consecuentemente, con el viento de de proa toca navegar a motor un rato, ya que dando bordos llegaríamos demasiado tarde al campo de boyas.

Al igual que el año anterior, entrar en la pequeña bahía de Espalmador - ojo, siempre hacerlo por el lado sur - "acojona" un poco, por la poquita sonda que tiene el acceso. Sobre las 19.00 llegamos al campo de boyas, donde el  boyero nos informa que efectivamente no tenemos reserva por no haber pagado, pero que estamos de suerte ya que hay algunas boyas libres. Amablemente nos cobra los 29€ y nos dirige a nuestro sitio para la noche, bastante cerca de la playa al menos.

Chancletas en mano vamos nadando hasta la playa para hacer una excursión a los lodos exfoliantes de la isla. Solamente Loreto se atreve a meter una pierna en tan repugnantes charcos.

Tras una frugal cena, una copilla y unos pocos cantos con la guitarra caemos rendidos. Esta noche tocaba recuperar sueño.


3 día - domingo  - Cala saona y Cala Sabinas

Hoy toca conocer Formentera. Seguimos con el NE fuerte pero mañana rola al SE y cae bastante, así que podremos ir a Ibiza. Cala Saona parece un buen sitio para ir  a comer y por la tarde la idea es entrar en el puerto de las Sabinas para ducharnos, hacer alguna comprita y visitar la isla desde tierra.

 Antes de zarpar llamo a los dos marinas del puerto de las Sabinas para intentar reservar. En una no contestan y en la otra me dicen que llamemos sobre las 12. 

Sobre esa misma hora llegamos a la Cala Saona, con sus azules y preciosas aguas, aunque hay aun más barcos y yates que el verano pasado, se nota, y mucho, la temporada alta.

 Una vez fondeados y bañados llamo de nuevo a las marinas de formentera para reservar un amarre. Pero resulta imposible, en una de ellas no hay sitio y en el otro no contestan, así que  decidimos ir a pasar la tarde y noche a la Cala Sabinas, al lado de las marinas y justo enfrente del chiringuito del Big Sur, parada siempre obligada en mi agenda de viaje. 

El breve recorrido hasta Las Sabinas sí lo hacemos a vela, dando bordos de ceñida, y practicando las viradas por avante. Sobre las 20.00 horas llegamos al fondeadero, repleto de barcos ya. Conseguimos un hueco en la última fila, eso sí, justo enfrente del chiringuito y la entrada de las lanchadas.

Hemos llegado a tiempo para los mojitos y la fiesta de la puesta de sol. Por cierto que el chiringuito se llama desde el año pasado Beso Beach, y se identifica por una enorme "B" que se ve desde el mar. Este año parece que hay algo menos de ambiente, ¿será porque es lunes? La puesta de sol tampoco resulta esta vez demasiado espectacular, ya que a las nubes en el horizonte se suma un barco que tapa el sol, y por si fuera poco, un "gañan" con una mochila más grande que el se interpone entre el público y la puesta de sol :)





4º día - lunes - Illetas y Puerto de Ibiza


Por la mañana temprano subimos un par de millas al norte para bañarnos en las caribeñas aguas de la playa de Illetes


De camino, intento conseguir un amarre para la noche en las marinas del Puerto de Ibiza. Viendo lo complicado es entrar en verano en el puerto de Formentera, hemos decido ir esta tarde a la capi. Ya empieza a urgir el tema de las duchas en puerto y la compra de fruta y otros enseres mal calculados en la lista de la compra. Además las baterías de consumo doméstico flojean desde ayer y conviene darles una buena carga en puerto.

Por conocido, el primer sitio al que llamo es el Club Nautic, pero no contestan. Sin embargo en Ibiza Magna nos reservan una plaza por poco más de 130€. Aunque creo que está demasiado cerca del bullicio del pueblo, por probar, decidimos quedarnos de momento con esa reserva.





Fondeo en Illetes, Formentera


Pasamos el día fondeados en Illetes, la playa es preciosa, con aguas azules turquesas ¡nada que envidiar a Cancún!  Desde la playa caribeña se puede cruzar la estrecha lengua de arena de apenas 200 metros para llegar a la otra cara de la isla de Formentera, donde aparece de pronto una playa de olas chulísima. ¡Menudo contraste, da la sensación que nos hemos desplazado a Cádiz!

Sobre las 17.00 cruzamos el paso de los Freus entre Formentera e Ibiza, y a las 18.00 entramos por la bocana del Puerto de Ibiza.






Faro de la Isla Puercos en el paso por los Freus




Entrando en el Puerto de Ibiza



 En Ibiza Magna, unos marineros nos indican nuestra plaza y nos ayudan con las amarras. A pesar de tener que esquivar un par de ferris que entran y salen del puerto a la vez que nosotros, la maniobra resulta impecable. Por cierto que la hélice de proa del Nannai nuevamente no funciona, pero con una eslora de 39 pies me apaño bien en condiciones de poco viento.

Efectivamente el puesto en Ibiza Magna está ubicado en plena zona comercial del pueblo, más céntrico imposible. Aunque hay un pequeño problema.. ¡! No tienen duchas !!  En cuanto nos informan los marineros de este inconveniente decidimos probar suerte en otra de las marinas, ya que la ducha en tierra firme era una de las principales razones de entrar en puerto.

Llamo esta vez por radio, canal 9. En el Club Nautic nos informan que no tienen sitio. En la Marina Ibiza sin embargo sí hay plazas (y duchas..). Nos indican que tenemos que desplazarnos al muelle de la gasolinera de la marina. Antes de largar amarras rumbo al nuevo sitio, damos una propina a los marineros de Ibiza Magna, por las molestias ocasionadas.

Parece que somos el único velerito que entra en la Marina Ibiza, donde solamente vemos mega yates de lujo. Está claro que los sitios para charteristas y navegantes de “bajo presupuesto” son el Club Nautic e Ibiza Magna, mientras que la Marina Ibiza y Botafoch están pensadas para los forrados propietarios de los barcos de alto standing.




Entrando en la Marina Ibiza



El procedimiento de atraque resulta algo tedioso. Tenemos que realizar una primera parada en el muelle de la gasolinera, donde se ubica la lujosa oficina de la Marina. Tras el papeleo oportuno y aceptar un facturón de 270€ / noche!!!!!, nos dirigimos a nuestro puesto definitivo de atraque, donde realizo la tercera y última maniobra en puerto...

Nunca nadie había pagado tanto por un amarre, aunque a cambio las duchas son las mejores que hemos estado nunca, y el sitio aparte de precioso, está justo enfrente de Keeper y Pacha :)

Con tanto trajín se nos ha hecho un poco tarde, aun así nos da tiempo de hacer una compra de víveres y a dar una vuelta por la bonita ciudad amurallada y castillo, previa a una tardía cena en el restaurante Las Brasas.



5º día - martes - Tagmago y Portinatx

Anoche hubo rajada general y como en Keeper tampoco había demasiado ambiente nos acostamos relativamente pronto, así que hoy madrugamos casi como cualquier otro día. Las chicas se van al pueblo a disfrutar de la compritas ibicencas, mientras yo estudio la carta para trazar el plan de los próximos días.

El parte es de SE moderado, y me parece buena opción dar el salto al norte. Portinatx parece el sitio ideal para pernoctar. Lo único malo es que entre el Puerto de Ibiza y el norte no acabo de ver un sitio con resguardo para fondear y comer. Mi idea es parar en el islote de Tagomago pero parece que hay mucha sonda y quizás esté algo expuesta. Finalmente llamo a Kiko y me recomienda ir a la cara oeste del islote donde además hay una boyas rojas que podemos usar.

Sobre las 12.00 zarpamos rumbo a Tagomago. El viento del través es flojo, de unos 8 nudos así que toca nuevamente ir a motor. Parece que en todo el Mediterráneo se han establecido altas presiones estacionarias que nos acompañarán el resto del viaje. A la altura de Santa Eulalia hay que estar pendiente de un bajo, aunque está perfectamente balizado por una marca cardinal. Sobre las 14:00 llegamos al bello islote.

La cara occidental de Tagomago, por su forma de herradura, efectivamente está protegida del mar del SE. Vemos las boyas rojas pero ha subido un poco el viento y no tenemos muy claro como agarrarnos a las mismas. Como por otro lado, pegado a la costa hay aguas turquesas chulas y queda un hueco para fondear, decidimos optar por echar el ancla.







Bañito en la cala del oeste de Tagomago



La decisión del fondeo se torna incorrecta, porque aunque intentamos que nuestro hierro caiga sobre un clarito entre las praderas de Posidonia, con el viento que sopla no resulta nada fácil atinar y finalmente echamos el ancla encima de la pobre planta marina. Por si fuera poco he calculado mal las distancias y nos hemos quedado demasiado cerca de un velero alemán. Pero por no hacer más estropicios con mi ancla asesina, decido no volver a intentar la maniobra y paramos máquinas, fondeados al ladito de los amigos “German”.

La breve siesta que nos echamos, tras unos baños y una rica comida, se ve truncada por los gritos de los alemanes, advirtiéndonos de un casi choque entre ambos veleros. Rápidamente me dispongo a recoger algo de cadena para separar los barcos, pero con menos metros, el fondeo ya no será seguro así que de inmediato decido que es mejor zarpar. Con el viento y el mar tan en calma podemos continuar nuestra siesta de camino a Portinatx, y así llegamos pronto para pillar un buen sitio.






Faro del Punta Moscarte, al norte de Ibiza



 Tras doblar la Punta Moscarté, sobre las 18.00, llegamos a la cala, que a pesar de llegar pronto ya está abarrotada de veleros. Encontramos un hueco de milagro.

Antes de la cena, para practicar un poco de remo con la dingui hago un apaño con cinta adhesiva en las abracaderas de los remos para que no resbalen tanto. Al ver que la solución es eficaz y que por fin se puede remar bien, sólo falta idear un mecanismo de banqueta para hacerlo más cómodamente. Enseguida se me ocurre que una defensa debe tener justo el tamaño del ancho del interior de la dingui, y efectivamente, encaja perfectamente, haciendo las veces de banqueta. Ahora ya sí que podemos practicar el deporte del remo en plenas condiciones.





El invento de la "defensa-banqueta" para remar mejor



6 día - miércoles - Portinatx y Benirras

Llevamos varios días diciendo de comer una rica paella en algún chiringuito o restaurante de playa. En Portinatx parece haber un sitio bueno y además la cala es tranquila y bonita, ideal para pasar el día bañándonos y tomando algo. Así que nos quedamos.. hoy toca descanso de navegar!

Tras meternos una riquísima paella, seguida de una merecida siesta, zarpamos rumbo a Benirras, a tan sólo 1 hora de navegación, con calma chicha nuevamente a motor.

A la entrada de Benirras divisamos la famosa roca con forma de trono, que en el derrotero inglés asimilan a la reina Isabel II y que mis fuentes me han dicho que llaman el Dedo de Dios. Se llame como se llame la roquita, da un toque mágico a esta bella cala, desde la cual disfrutamos de una puesta de sol única, al son de los tambores de los hippies de la playa.






Puesta de sol en Benirras



Después de la cena, tenemos un problema con la fontanería de agua dulce del barco. Durante la operación de fregar, se agota el agua del depósito de proa, y consecuentemente conmuto la llave de paso hacia el tanque de popa. Como siempre, tras conmutar, dejo abierto el grifo del fregadero hasta que sale el agua del nuevo depósito correctamente. Pero posteriormente, tras cerrar el grifo, la bomba de agua no se detiene. (Debería pararse a los pocos segundos de cerrar el grifo ya que sólo se acciona cuando el sistema detecta falta de presión en el circuito, es decir, cuando se abre algún grifo.) Reviso los grifos de las duchas (proa, popa, y bañera), que están bien cerrados. Al volver a abrir el grifo del fregadero, veo que el agua sale un poco a trompicones, como si hubiese aire en las cañerías. Tras probar conmutar de nuevo los tanques y ver que el problema persiste decido no tocar más y llamar al mecánico por la mañana, dejando de momento el interruptor de la bomba apagado, para evitar que se queme.



7 día - jueves - Cala Gració y Cala Compta

Lo primero que hago nada más desayunar es llamar a Kiko para el tema del agua. Siguiendo sus instrucciones probamos conmutar de nuevo al depósito vacío y dejar un buen rato el grifo del fregadero abierto, para que salga bien todo el aire de los circuitos. Tras esta operación, al volver a conmutar al tanque lleno, el sistema ya vuelve a funcionar. No tengo muy claro el porqué, pero el caso es que el problema ha quedado resuelto.

Como hoy es nuestro último día, el plan es navegar hacia la zona de San Antonio, al oeste, para desde allí dar, de madrugada, el salto de vuelta a la península.

Planeamos ir a comer a la famosa Cala Salada, y pasar la noche en Cala Compta, de la que tengo buenas referencias y que por lo visto tiene un chiringuito “chill-out” muy chulo para la puesta de sol.

Con el mar como un plato, y como siempre a motor, recorremos la cara oeste de la isla de Ibiza, admirando sus bellos paisajes de rocas, acantilados y pinos.




Punta Torretas (cara oeste de Ibiza)


Isla Margaritas, alias "El Elefante"


A mediodía, arribamos a Cala Salada, que está demasiado concurrida como para echar el ancla, así que nos dirigimos a la siguiente cala, Cala Gració, ya dentro de la bahía de San Antonio; más pequeña pero mucho menos conocida.






La abarrotada Cala Salada


En esta cala efectivamente sólo hay un velero, y fondeamos en el único otro hueco donde hay un clarito de arena entre las praderas de posidonia. La cala no está mal, tiene dos mini-playas en los extremos y su principal atractivo es lo tranquilos que estamos.

Después de comer cruzamos la bahía para llegar a Cala Compta, ubicada al norte de los bajos que separan la Isla del Bosque y la Conejera de tierra firme

Hemos llegado pronto, sobre las 17.00 y nuevamente la cala esta abarrotada, pero justo a esta hora los veleros que han venido a comer zarpan, y pillamos un buen sitio, con una sonda de 5 metros, en arena, y enfrente del chiringuito y la bonito y concurrida playa.

Al atardecer bajamos en nuestra estupenda dingui a la playa. El chiringuito famoso tiene una música chulísima y un ambiente mejor, pero no hay ni un sitio, ni para tomar algo viendo la puesta de sol, ni para cenar posteriormente. ¡Había que reservar!  Ya me lo apunto para siguientes expediciones: es conveniente reservar en Cala Compta en temporada alta.

Un poco resignados nos vamos a un chiringuito restaurante que está algo más al norte de la cala, desde el cual también se ve la puesta de sol, aunque algo peor. La comida es rica, y seguro que más barata, eso sí, no hay ni música, ni una espectacular negra cantando con música en directo, como posteriormente vemos en el primer sitio.


Atardecer en Cala Compta




El Chiringuito de Cala Compta



Tras la puesta de sol, nos vamos a tomar unas copas al barco y a hacer los preparativos para la travesía del día siguiente. Toca zarpar a las 5am, y es mejor dejarlo todo listo. Subimos la dingui y la estibamos en la cubierta de proa, con los tres puntos de anclaje. Como la lanchita tapa la escotilla de proa, para poder dormir en el camarote sin peligro de asfixia por calor, ato su proa con la driza del espi para poder elevarla lo suficiente y que entre aire en el camarote.

Después de unas copillas como despedida de nuestra ruta ibicenca, nos vamos a la cama para dormir una pocas horas, cosa que no resulta nada fácil, por el calor excesivo, los mosquitos y sobre todo por el musicote que llega a todo meter desde el chiringuito … si es que nos teníamos que haber quedado de fiesta en tal magnífico garito!



8 día - viernes - Regreso a Denia

A las 4.55 en punto, me levanto y arranco el motor. Esta vez no me olvido de encender las luces de navegación. A las 5.00 Pablo ya está conmigo en cubierta y levamos el ancla. Media hora más tarde doblamos la punta norte de la Conejera, que no tenemos más remedio que bordear por no arriesgarnos a pasar entre los peligrosos bajos del paso entre la Isla del Bosque e Ibiza. Desde el faro de la Conejera hasta Denia ya puedo fijar el rumbo, 265 grados, pasando las islas Bledas por el norte.

Vamos inicialmente con la mayor izada pero los 5 nudos que nos entran reales por la popa se anulan con los 6 nudos de nuestra velocidad de crucero, así que decido arriarla para evitar el constante flameo con aparente 0.

Nuevamente, los que estamos despiertos, disfrutamos del fantástico amanecer, esta vez, por nuestra popa.






Amanecer a pocas millas de Ibiza


A estas alturas del viaje me entra la duda del estado del gasoil, aunque el indicador indica que nos quedan ¾ del tanque, no me fío demasiado. El depósito tiene capacidad para 130 litros, y en total, incluyendo este último trayecto estimo que habremos navegado unas 30 horas de motor. Con un consumo medio de 4L/H iríamos muy justos, pero en general he mantenido un régimen medio - bajo de revoluciones. El cuentarrevoluciones del Nannai no funciona, pero yendo siempre a 6 nudos sin tener mucho viento en contra, estimo que equivale a un régimen de unos 2.000 rpm, que en estos barcos suele dar un consumo medio de 2L/H.

Por si acaso decido no superar los 6 nudos, por no aumentar el consumo demasiado.

Nuestro otro problemilla es que vamos sin agua en los depósitos. Anoche, durante las duchas a bordo se agotó definitivamente. Y eso que apenas nos hemos duchado con agua dulce, pero sí hemos fregado todos los días, desayuno, comida y cena. En dos días (miércoles y jueves) nos hemos fundido los 350 litros de agua de ambos tanques. Al menos las sartenes y cazos deberíamos haberlos fregado con agua de mar.

Para paliar el calor del mediodía a bordo, algunos nos duchamos durante la marcha a base de baldazos de agua de mar.

De víveres también vamos justitos, quedan cuatro botellas de agua de 1,5L, y algunas latas de cerveza y coca-cola. De comida solamente tenemos los espaguetis, y algo de picoteo, fuet y queso. Como nos da pereza hacer la pasta pasamos la travesía picoteando y acabando las pocas existencias que quedan a bordo.

Finalmente, sobre las 14.30, puntuales, llegamos al puerto de Denia. Nos dirigimos a la gasolinera. Sopla viento fuerte, de 15 nudos en puerto y perpendicular desde el muelle. Ya presiento que la maniobra de atraque  en muelle con tanto viento en contra no va a ser fácil.

Me aproximo por el costado de babor, ya que el paso del motor es dextrogiro (popa a babor) y por otro lado hay más espacio. Entro en el muelle con bastante ángulo pero algo separado. Por suerte, Kiko que ya ha visto la dificultad de la operación, se ha acercado al sitio para ayudar.  Pablo lanza con éxito la amarra de proa al marinero de la gasolinera, y Angela consigue del mismo modo alcanzar el cabo de popa a Kiko. Mientras, yo doy atrás para frenar el barco, que, debido al fuerte viento, se ha quedado separado del muelle más de un metro.  Kiko, como gran experto en la materia, toma las riendas: dando sobre la bita una vuelta completa al largo de popa, me indica que dé todo a babor y máquina avante a tope. Al marinero de la proa le dice que no cace demasiado la amarra de proa. De este modo conseguimos que la popa se acerque poco a poco al muelle, al tiempo que Kiko y el marinero van cazando las amarras. La maniobra hace temblar todo el barco y sobre todo la cornamusa de popa,que parece que se va a salir de su sitio, pero resulta todo un aprendizaje.

Por cierto, que repostamos 85 litros, lo que equivale a un consumo de 2,8 L/H, que no está mal.

El atraque en puerto, con Kiko a bordo, transcurre sin problemas ya que el viento aquí entra de proa.

Con la rapidez del rayo, recogemos nuestros bártulos y los escasos víveres que han sobrado. Tristemente ha llegado el final de un nuevo viaje.






Hasta la próxima amigos!

Kike, 
Agosto 2013