Semana por Ibiza y Formentera (Verano 2013)
Este
verano repetimos la semana de barco vacacional por las Islas Pitiusas. El plan esta vez es más tranquilo. Nuestro objetivo es dar
la vuelta completa a la isla de Ibiza, en modo relax, para descubrir
las diversas calas y playas, sobre todo del norte y del oeste que aún
no conocemos.
La
tripulación está compuesta por Angela, la otra Angela, Loreto,
Adolfo, Pablo y yo. Las chicas, primerizas, y los chicos ya con algo
de experiencia por repetir conmigo en estos últimos años.
Aquí
os dejo el recorrido de la aventura ibicenca 2013.
1º
día - Noche del viernes al sábado - Travesía Denia Ibiza
Los chicos llegamos el viernes, a media tarde,
a la Marina de Denia para ir avanzando las tareas de check-in y
estiba de la ya habitual mega compra del mercadona online.
Nuevamente
vamos a bordo del Nannai, el mismo Sun Odyssey 39i en el que fuimos
el año pasado a Ibiza y con el que hemos participado en la regata de
la Ruta de la Sal estos dos últimos años.
El
barco está como siempre impecable. Solamente un problema: me doy
cuenta que el botón rojo on/off del plotter no funciona. La pantalla
del plotter está siempre encendida y sólo se puede apagar desde el
panel eléctrico, desconectando los instrumentos de navegación. El
hecho de no poder apagar el plotter da igual, pero el botoncito rojo
tiene otras dos funciones que perdemos para la ruta: la activación del radar, muy
útil para la travesía nocturna, y el modo noche de la pantalla.
Kiko
lo mira y concluye que si queremos solución debemos esperar a
mañana. Como las consecuencias no son graves decido zarpar sin estas
dos funciones, el radar se sustituye con una buena vigilancia visual
e interpretación de las luces. Para el tema del modo noche
llevaremos puesta la tapa del plotter para que no nos deslumbre todo
el rato.
Sobre
las 22.00 por fin llegan las chicas y tras una estupenda cena en el
rico restaurante de la marina, finalmente a las 00.00 largamos
amarras.
La
maniobra de desatraque transcurre sin mayor problema, con la única
salvedad de que un marinero de otro barco nos tiene que recordar
amablemente que encendamos las luces de navegación ... ¡Qué
bochorno! ...
Nuestro
primer destino es la isla de la Conejera, a 53 millas de la bocana de
Denia, rumbo 82 grados. Si logramos una media de 6 nudos tardaremos
casi 9 horas. Vamos a la Conejera porque mi intención es hacer el
salto lo más corto posible. En la última travesía Denia - Ibiza que
hice hace apenas un mes, para un finde largo, puse rumbo directo a
Formentera, y las 2 horas adicionales que supone esto se notan mucho.
Inicialmente
vamos a motor, ya que el viento entra de levante, flojo y casi de
proa. No hay demasiada ola y se va bastante cómodo a pesar del ruido
del motor, que en este barco es bastante soportable. Como siempre,
izamos la vela mayor a tope, para como poco dar estabilidad al barco.
Establecemos
los turnos de guardia para la noche: serán 4 turnos de 2 horas
cubriendo de 1:00 a 9:00 am. El primero y el último lo haremos Pablo
y yo, y los turnos intermedios de 3 y 5 am los harán las respectivas
parejas Angela y Adolfo, y Angela "2" y Loreto. Yo pasaré la noche en
la bañera con mi saco, por si hay que realizar alguna modificación
de rumbo, o cualquier tema que surja.
Una
hora después de zarpar, el viento rola un poco al norte y nos entra
por la amura de babor, y aunque apenas llega a los 10 nudos merece la
pena desenrollar el foque y aprovechar la fuerza del viento, eso sí,
combinando vela y motor. Sólo a vela sacaríamos como mucho 4 nudos
pero sumando el motor con pocas revoluciones, la velocidad aumenta
hasta los casi 7 nudos, que mantendremos gran parte de la travesía.
Lo
único malo de ir con la vela toda la noche es que mi sueño no se
concilia, porque aparte de estar pendiente de la vigilancia que ya
hacen los responsables de los turnos, tengo que observar de vez en
cuando si el viento sufre alteraciones. Si baja o vuelve a rolar al
este habrá que dar más vueltas al motor para no perder ritmo, pero
si sube, habrá que quitar motor y posiblemente reducir trapo...
Se cumple lo segundo; a las 5am, justo durante un cambio de guardia, y a unas 25 millas de
ibiza, el viento sube bruscamente desde los 8 nudos hasta más de 15.
El barco empieza a escorar considerablemente. De inmediato pongo
punto muerto, y al rato, cuando considero que el motor ya se ha
enfriado suficiente, lo
apago definitivamente. No se trata de una racha de viento, de acuerdo con el parte, en la zona de Ibiza
impera un gregal, viento del NE, que nos acaba de entrar y que
permanecerá con cierta intensidad hasta el domingo.
Cuando
el anemómetro empieza a marcar rachas de más de 18 nudos ha llegado
el momento de poner algún rizo, por si sigue subiendo y por navegar
más tranquilos. Aproando un poco el barco enrollo un poco de génova.
Posteriormente pondremos también el primer rizo de mayor.
Mientras
dormito un poco más, me doy cuenta de que si vamos a tener NE en los
próximos días, en la calita de la cara oriental de la Conejera,
dónde pensaba hacer la primera parada, no estaremos nada cómodos.
Más aun, con el viento y las olas de esta dirección, mi plan
original de bordear la isla por el norte, en el sentido de las agujas
del reloj, no parece la mejor idea, puesto que la mayoría de las
calas de la costa noroeste, desde san antonio, parecen algo expuestas
al norte. Aparte, tocaría navegar dos días con el mar de proa..
Decido
pues realizar un radical cambio de planes: los primeros días iremos
por el sur de Ibiza y Formentera y ya intentaremos bordear la isla a
partir del domingo, según la evolución del viento.
Tras
repasar rápidamente la carta y mis ya famosas fotocopias del
derrotero imray, decido nuestro nuevo rumbo: hay que virar 10 grados
más al sur, que vamos a Cala Horts, en frente de Es Vedrá, y a buen
resguardo del NE.
Cerca
de la isla de Ibiza, disfrutamos de el espectacular nacimiento del
nuevo día.
Amanecer a pocas millas de la isla de Ibiza
En
la última hora del viaje baja el viento hasta llegar a menos de 15
nudos pero nuestro balandro mantiene un buen ritmo de entre 5 y 6
nudos, a vela. Al norte de Es Vedrá hay que estar atentos al
peligroso Bajo de la Bota. Una vez superado este obstáculo, a las
08.30 HRB entramos en Cala Horts, dónde realizamos nuestra primera
maniobra de fondeo.
2º
día - sábado - Cala Horts y Espalmador
Pasamos
toda la mañana descansando en este bonito lugar, protegido por la
imponente presencia de los islotes Es Vedrá y Es Vedranell.
Como
siempre estoy ansioso por probar los remos con el chiquitín, para
además hacer un poco de deporte. Por desgracia y aunque en puerto me
aseguré de que los remos encajan bien en las chumaceras, a
la hora de remar, aparte de ser un poco cortos, resbalan dentro de
sus abrazaderas y la práctica del remo resulta bastante incómoda.
Tras
una breve siesta zarpamos rumbo a la isla de Espalmador, al norte de
Formentera, dónde esperamos poder ocupar una de las boyas que ponen los veranos para proteger la Posidonia. Digo que esperamos, porque al
intentar hacer la reserva por internet figura que este año son 29€
/ noche para nuestra eslora, y no hemos completado el pago por un
error en la aplicación.. El año pasado la boya era gratuita pero
parece q la crisis también ha llegado a las administraciones
marítimas ...
Como
nuestro rumbo hasta formentera es sureste, me preparo para recibir el
viento (del NE) por la aleta de babor, pero al doblar la esquina de ibiza por el paso entre es vedra y tierra firme,
para mi sorpresa observo que en el canal entre ibiza y formentera
se ha establecido un considerable SE! Debe ser por un fenómeno local, o quizás el
térmico ? Consecuentemente, con el viento de de proa toca navegar a motor un
rato, ya que dando bordos llegaríamos
demasiado tarde al campo de boyas.
Al
igual que el año anterior, entrar en la pequeña bahía de Espalmador - ojo, siempre hacerlo por el lado sur - "acojona" un
poco, por la poquita sonda que tiene el acceso. Sobre las 19.00 llegamos al campo de
boyas, donde el boyero nos informa que efectivamente no tenemos
reserva por no haber pagado, pero que estamos de suerte ya que hay
algunas boyas libres. Amablemente nos cobra los 29€ y nos dirige a
nuestro sitio para la noche, bastante cerca de la playa al menos.
Chancletas
en mano vamos nadando hasta la playa para hacer una excursión a los
lodos exfoliantes de la isla. Solamente Loreto se atreve a meter una pierna en
tan repugnantes charcos.
Tras
una frugal cena, una copilla y unos pocos cantos con la guitarra
caemos rendidos. Esta noche tocaba recuperar sueño.
3
día - domingo - Cala saona y Cala Sabinas
Hoy
toca conocer Formentera. Seguimos con el NE fuerte pero mañana rola al
SE y cae bastante, así que podremos ir a Ibiza. Cala Saona
parece un buen sitio para ir a comer y por la tarde la idea es
entrar en el puerto de las Sabinas para ducharnos, hacer alguna
comprita y visitar la isla desde tierra.
Antes
de zarpar llamo a los dos marinas del puerto de las Sabinas para intentar reservar. En
una no contestan y en la otra me dicen que llamemos sobre las 12.
Sobre
esa misma hora llegamos a la Cala Saona, con sus azules y preciosas aguas, aunque hay aun más barcos y yates que el verano pasado, se nota, y mucho,
la temporada alta.
Una vez fondeados y bañados llamo de nuevo a las marinas de formentera para reservar un amarre. Pero resulta imposible, en una de ellas no hay sitio y en el otro no contestan, así que decidimos ir a pasar la tarde y noche a
la Cala Sabinas, al lado de las marinas y justo enfrente del
chiringuito del Big Sur, parada siempre obligada en mi agenda de viaje.
El
breve recorrido hasta Las Sabinas sí lo hacemos a vela,
dando bordos de ceñida, y practicando las viradas por avante. Sobre
las 20.00 horas llegamos al fondeadero, repleto de barcos ya. Conseguimos un hueco en la última fila, eso sí, justo enfrente del chiringuito y la entrada de las lanchadas.
Hemos
llegado a tiempo para los mojitos y la fiesta de la puesta de
sol. Por cierto que el chiringuito se llama desde el año pasado Beso Beach, y se identifica por una enorme "B" que se ve desde el mar. Este año parece que hay algo menos de ambiente, ¿será porque es
lunes? La puesta de sol tampoco resulta esta vez demasiado espectacular, ya que a
las nubes en el horizonte se suma un barco que tapa el sol, y
por si fuera poco, un "gañan" con una mochila más grande que
el se interpone entre el público y la puesta de sol :)
4º día -
lunes - Illetas y Puerto de Ibiza
Por la
mañana temprano subimos un par de millas al norte para bañarnos en las caribeñas
aguas de la playa de Illetes
De camino,
intento conseguir un amarre para la noche en las marinas del Puerto de Ibiza.
Viendo lo complicado es entrar en verano en el puerto de Formentera, hemos
decido ir esta tarde a la capi. Ya empieza a urgir el tema de las duchas en puerto
y la compra de fruta y otros enseres mal calculados en la lista de la compra.
Además las baterías de consumo doméstico flojean desde ayer y conviene darles
una buena carga en puerto.
Por
conocido, el primer sitio al que llamo es el Club Nautic, pero no contestan.
Sin embargo en Ibiza Magna nos reservan una plaza por poco más de 130€. Aunque
creo que está demasiado cerca del bullicio del pueblo, por probar, decidimos
quedarnos de momento con esa reserva.
Fondeo en Illetes, Formentera
Pasamos el día
fondeados en Illetes, la playa es preciosa, con aguas azules turquesas ¡nada
que envidiar a Cancún! Desde la playa caribeña
se puede cruzar la estrecha lengua de arena de apenas 200 metros para llegar a
la otra cara de la isla de Formentera, donde aparece de pronto una playa de
olas chulísima. ¡Menudo contraste, da la sensación que nos hemos desplazado a
Cádiz!
Sobre las
17.00 cruzamos el paso de los Freus entre Formentera e Ibiza, y a las 18.00
entramos por la bocana del Puerto de Ibiza.
En Ibiza Magna, unos marineros nos indican nuestra plaza y nos ayudan con las amarras. A pesar de tener que esquivar un par de ferris que entran y salen del puerto a la vez que nosotros, la maniobra resulta impecable. Por cierto que la hélice de proa del Nannai nuevamente no funciona, pero con una eslora de 39 pies me apaño bien en condiciones de poco viento.
Faro de la Isla Puercos en el paso por los Freus
Entrando en el Puerto de Ibiza
En Ibiza Magna, unos marineros nos indican nuestra plaza y nos ayudan con las amarras. A pesar de tener que esquivar un par de ferris que entran y salen del puerto a la vez que nosotros, la maniobra resulta impecable. Por cierto que la hélice de proa del Nannai nuevamente no funciona, pero con una eslora de 39 pies me apaño bien en condiciones de poco viento.
Efectivamente
el puesto en Ibiza Magna está ubicado en plena zona comercial del pueblo, más céntrico
imposible. Aunque hay un pequeño problema.. ¡! No tienen duchas !! En cuanto nos informan los marineros de este
inconveniente decidimos probar suerte en otra de las marinas, ya que la ducha en
tierra firme era una de las principales razones de entrar en puerto.
Llamo esta
vez por radio, canal 9. En el Club Nautic nos informan que no tienen sitio. En
la Marina Ibiza sin embargo sí hay plazas (y duchas..). Nos indican que tenemos
que desplazarnos al muelle de la gasolinera de la marina. Antes de largar
amarras rumbo al nuevo sitio, damos una propina a los marineros de Ibiza Magna,
por las molestias ocasionadas.
Parece que somos
el único velerito que entra en la Marina Ibiza, donde solamente vemos mega yates
de lujo. Está claro que los sitios para charteristas y navegantes de “bajo
presupuesto” son el Club Nautic e Ibiza Magna, mientras que la Marina Ibiza y Botafoch
están pensadas para los forrados propietarios de los barcos de alto standing.
Entrando en la Marina Ibiza
El procedimiento
de atraque resulta algo tedioso. Tenemos que realizar una primera parada en el
muelle de la gasolinera, donde se ubica la lujosa oficina de la Marina. Tras el
papeleo oportuno y aceptar un facturón de 270€ / noche!!!!!, nos dirigimos a nuestro
puesto definitivo de atraque, donde realizo la tercera y última maniobra en puerto...
Nunca nadie había
pagado tanto por un amarre, aunque a cambio las duchas son las mejores que hemos
estado nunca, y el sitio aparte de precioso, está justo enfrente de Keeper y
Pacha :)
Con tanto
trajín se nos ha hecho un poco tarde, aun así nos da tiempo de hacer una compra
de víveres y a dar una vuelta por la bonita ciudad amurallada y castillo,
previa a una tardía cena en el restaurante Las Brasas.
5º día -
martes - Tagmago y Portinatx
Anoche hubo
rajada general y como en Keeper tampoco había demasiado ambiente nos acostamos
relativamente pronto, así que hoy madrugamos casi como cualquier otro día. Las
chicas se van al pueblo a disfrutar de la compritas ibicencas, mientras yo estudio
la carta para trazar el plan de los próximos días.
El parte es
de SE moderado, y me parece buena opción dar el salto al norte. Portinatx
parece el sitio ideal para pernoctar. Lo único malo es que entre el Puerto de Ibiza
y el norte no acabo de ver un sitio con resguardo para fondear y comer. Mi idea
es parar en el islote de Tagomago pero parece que hay mucha sonda y quizás esté
algo expuesta. Finalmente llamo a Kiko y me recomienda ir a la cara oeste del
islote donde además hay una boyas rojas que podemos usar.
Sobre las
12.00 zarpamos rumbo a Tagomago. El viento del través es flojo, de unos 8 nudos
así que toca nuevamente ir a motor. Parece que en todo el Mediterráneo se han
establecido altas presiones estacionarias que nos acompañarán el resto del
viaje. A la altura de Santa Eulalia hay que estar pendiente de un bajo, aunque
está perfectamente balizado por una marca cardinal. Sobre las 14:00 llegamos al
bello islote.
La cara
occidental de Tagomago, por su forma de herradura, efectivamente está protegida
del mar del SE. Vemos las boyas rojas pero ha subido un poco el viento y no tenemos
muy claro como agarrarnos a las mismas. Como por otro lado, pegado a la costa
hay aguas turquesas chulas y queda un hueco para fondear, decidimos optar por
echar el ancla.
Bañito en la cala del oeste de Tagomago
La decisión
del fondeo se torna incorrecta, porque aunque intentamos que nuestro hierro
caiga sobre un clarito entre las praderas de Posidonia, con el viento que sopla
no resulta nada fácil atinar y finalmente echamos el ancla encima de la pobre
planta marina. Por si fuera poco he calculado mal las distancias y nos hemos
quedado demasiado cerca de un velero alemán. Pero por no hacer más estropicios
con mi ancla asesina, decido no volver a intentar la maniobra y paramos máquinas,
fondeados al ladito de los amigos “German”.
La breve
siesta que nos echamos, tras unos baños y una rica comida, se ve truncada por
los gritos de los alemanes, advirtiéndonos de un casi choque entre ambos
veleros. Rápidamente me dispongo a recoger algo de cadena para separar los
barcos, pero con menos metros, el fondeo ya no será seguro así que de inmediato
decido que es mejor zarpar. Con el viento y el mar tan en calma podemos continuar
nuestra siesta de camino a Portinatx, y así llegamos pronto para pillar un buen
sitio.
Tras doblar la Punta Moscarté, sobre las 18.00, llegamos a la cala, que a pesar de llegar pronto ya está abarrotada de veleros. Encontramos un hueco de milagro.
Faro del Punta Moscarte, al norte de Ibiza
Tras doblar la Punta Moscarté, sobre las 18.00, llegamos a la cala, que a pesar de llegar pronto ya está abarrotada de veleros. Encontramos un hueco de milagro.
Antes de la
cena, para practicar un poco de remo con la dingui hago un apaño con cinta adhesiva
en las abracaderas de los remos para que no resbalen tanto. Al ver que la solución
es eficaz y que por fin se puede remar bien, sólo falta idear un mecanismo de
banqueta para hacerlo más cómodamente. Enseguida se me ocurre que una defensa
debe tener justo el tamaño del ancho del interior de la dingui, y efectivamente,
encaja perfectamente, haciendo las veces de banqueta. Ahora ya sí que podemos
practicar el deporte del remo en plenas condiciones.
El invento de la "defensa-banqueta" para remar mejor
6 día - miércoles
- Portinatx y Benirras
Llevamos
varios días diciendo de comer una rica paella en algún chiringuito o restaurante
de playa. En Portinatx parece haber un sitio bueno y además la cala es tranquila
y bonita, ideal para pasar el día bañándonos y tomando algo. Así que nos quedamos..
hoy toca descanso de navegar!
Tras
meternos una riquísima paella, seguida de una merecida siesta, zarpamos rumbo a
Benirras, a tan sólo 1 hora de navegación, con calma chicha nuevamente a motor.
A la entrada
de Benirras divisamos la famosa roca con forma de trono, que en el derrotero
inglés asimilan a la reina Isabel II y que mis fuentes me han dicho que llaman
el Dedo de Dios. Se llame como se llame la roquita, da un toque mágico a esta bella cala,
desde la cual disfrutamos de una puesta de sol única, al son de los tambores de
los hippies de la playa.
Después de
la cena, tenemos un problema con la fontanería de agua dulce del barco. Durante
la operación de fregar, se agota el agua del depósito de proa, y
consecuentemente conmuto la llave de paso hacia el tanque de popa. Como
siempre, tras conmutar, dejo abierto el grifo del fregadero hasta que sale el
agua del nuevo depósito correctamente. Pero posteriormente, tras cerrar el
grifo, la bomba de agua no se detiene. (Debería pararse a los pocos segundos de
cerrar el grifo ya que sólo se acciona cuando el sistema detecta falta de presión
en el circuito, es decir, cuando se abre algún grifo.) Reviso los grifos de las
duchas (proa, popa, y bañera), que están bien cerrados. Al volver a abrir el
grifo del fregadero, veo que el agua sale un poco a trompicones, como si
hubiese aire en las cañerías. Tras probar conmutar de nuevo los tanques y ver
que el problema persiste decido no tocar más y llamar al mecánico por la
mañana, dejando de momento el interruptor de la bomba apagado, para evitar que
se queme.
7 día -
jueves - Cala Gració y Cala Compta
Lo primero
que hago nada más desayunar es llamar a Kiko para el tema del agua. Siguiendo
sus instrucciones probamos conmutar de nuevo al depósito vacío y dejar un buen rato
el grifo del fregadero abierto, para que salga bien todo el aire de los circuitos.
Tras esta operación, al volver a conmutar al tanque lleno, el sistema ya vuelve
a funcionar. No tengo muy claro el porqué, pero el caso es que el problema ha
quedado resuelto.
Como hoy es
nuestro último día, el plan es navegar hacia la zona de San Antonio, al oeste,
para desde allí dar, de madrugada, el salto de vuelta a la península.
Planeamos ir
a comer a la famosa Cala Salada, y pasar la noche en Cala Compta, de la que
tengo buenas referencias y que por lo visto tiene un chiringuito “chill-out”
muy chulo para la puesta de sol.
Con el mar
como un plato, y como siempre a motor, recorremos la cara oeste de la isla de
Ibiza, admirando sus bellos paisajes de rocas, acantilados y pinos.
A mediodía,
arribamos a Cala Salada, que está demasiado concurrida como para echar el
ancla, así que nos dirigimos a la siguiente cala, Cala Gració, ya dentro de la bahía
de San Antonio; más pequeña pero mucho menos conocida.
La abarrotada Cala Salada
En esta cala
efectivamente sólo hay un velero, y fondeamos en el único otro hueco donde hay
un clarito de arena entre las praderas de posidonia. La cala no está mal, tiene
dos mini-playas en los extremos y su principal atractivo es lo tranquilos que
estamos.
Después de
comer cruzamos la bahía para llegar a Cala Compta, ubicada al norte de los
bajos que separan la Isla del Bosque y la Conejera de tierra firme
Hemos
llegado pronto, sobre las 17.00 y nuevamente la cala esta abarrotada, pero
justo a esta hora los veleros que han venido a comer zarpan, y pillamos un buen
sitio, con una sonda de 5 metros, en arena, y enfrente del chiringuito y la
bonito y concurrida playa.
Al atardecer
bajamos en nuestra estupenda dingui a la playa. El chiringuito famoso tiene una
música chulísima y un ambiente mejor, pero no hay ni un sitio, ni para tomar
algo viendo la puesta de sol, ni para cenar posteriormente. ¡Había que reservar!
Ya me lo apunto para siguientes
expediciones: es conveniente reservar en Cala Compta en temporada alta.
Un poco
resignados nos vamos a un chiringuito restaurante que está algo más al norte de
la cala, desde el cual también se ve la puesta de sol, aunque algo peor. La
comida es rica, y seguro que más barata, eso sí, no hay ni música, ni una espectacular
negra cantando con música en directo, como posteriormente vemos en el primer
sitio.
Tras la puesta
de sol, nos vamos a tomar unas copas al barco y a hacer los preparativos para
la travesía del día siguiente. Toca zarpar a las 5am, y es mejor dejarlo todo
listo. Subimos la dingui y la estibamos en la cubierta de proa, con los tres puntos
de anclaje. Como la lanchita tapa la escotilla de proa, para poder dormir en el
camarote sin peligro de asfixia por calor, ato su proa con la driza del espi
para poder elevarla lo suficiente y que entre aire en el camarote.
Después de unas
copillas como despedida de nuestra ruta ibicenca, nos vamos a la cama para
dormir una pocas horas, cosa que no resulta nada fácil, por el calor excesivo,
los mosquitos y sobre todo por el musicote que llega a todo meter desde el chiringuito
… si es que nos teníamos que haber quedado de fiesta en tal magnífico garito!
8 día -
viernes - Regreso a Denia
A las 4.55
en punto, me levanto y arranco el motor. Esta vez no me olvido de encender las
luces de navegación. A las 5.00 Pablo ya está conmigo en cubierta y levamos el
ancla. Media hora más tarde doblamos la punta norte de la Conejera, que no tenemos
más remedio que bordear por no arriesgarnos a pasar entre los peligrosos bajos del
paso entre la Isla del Bosque e Ibiza. Desde el faro de la Conejera hasta Denia
ya puedo fijar el rumbo, 265 grados, pasando las islas Bledas por el norte.
Vamos
inicialmente con la mayor izada pero los 5 nudos que nos entran reales por la
popa se anulan con los 6 nudos de nuestra velocidad de crucero, así que decido
arriarla para evitar el constante flameo con aparente 0.
Nuevamente, los que estamos despiertos, disfrutamos del fantástico amanecer, esta vez, por nuestra popa.
Nuevamente, los que estamos despiertos, disfrutamos del fantástico amanecer, esta vez, por nuestra popa.
Amanecer a pocas millas de Ibiza
A estas
alturas del viaje me entra la duda del estado del gasoil, aunque el indicador
indica que nos quedan ¾ del tanque, no me fío demasiado. El depósito tiene
capacidad para 130 litros, y en total, incluyendo este último trayecto estimo que
habremos navegado unas 30 horas de motor. Con un consumo medio de 4L/H iríamos
muy justos, pero en general he mantenido un régimen medio - bajo de
revoluciones. El cuentarrevoluciones del Nannai no funciona, pero yendo siempre
a 6 nudos sin tener mucho viento en contra, estimo que equivale a un régimen de
unos 2.000 rpm, que en estos barcos suele dar un consumo medio de 2L/H.
Por si acaso
decido no superar los 6 nudos, por no aumentar el consumo demasiado.
Nuestro otro
problemilla es que vamos sin agua en los depósitos. Anoche, durante las duchas
a bordo se agotó definitivamente. Y eso que apenas nos hemos duchado con agua
dulce, pero sí hemos fregado todos los días, desayuno, comida y cena. En dos
días (miércoles y jueves) nos hemos fundido los 350 litros de agua de ambos
tanques. Al menos las sartenes y cazos deberíamos haberlos fregado con agua de
mar.
Para paliar
el calor del mediodía a bordo, algunos nos duchamos durante la marcha a base de
baldazos de agua de mar.
De víveres
también vamos justitos, quedan cuatro botellas de agua de 1,5L, y algunas latas
de cerveza y coca-cola. De comida solamente tenemos los espaguetis, y algo de
picoteo, fuet y queso. Como nos da pereza hacer la pasta pasamos la travesía picoteando
y acabando las pocas existencias que quedan a bordo.
Finalmente,
sobre las 14.30, puntuales, llegamos al puerto de Denia. Nos
dirigimos a la gasolinera. Sopla viento fuerte, de 15 nudos en puerto
y perpendicular desde el muelle. Ya presiento que la maniobra de
atraque en muelle con tanto viento en contra no va a ser fácil.
Me
aproximo por el costado de babor, ya que el paso del motor es
dextrogiro (popa a babor) y por otro lado hay más espacio. Entro en el
muelle con bastante ángulo pero algo separado. Por suerte, Kiko que
ya ha visto la dificultad de la operación, se ha acercado al sitio
para ayudar. Pablo lanza con éxito la amarra de proa al
marinero de la gasolinera, y Angela consigue del mismo modo alcanzar el cabo de popa a Kiko. Mientras, yo doy atrás para frenar el barco,
que, debido al fuerte viento, se ha quedado separado del muelle
más de un metro. Kiko, como gran experto en la materia, toma las riendas:
dando sobre la bita una vuelta completa al largo de
popa, me indica que dé todo a babor y máquina avante a tope. Al
marinero de la proa le dice que no cace demasiado la amarra de proa.
De este modo conseguimos que la popa se acerque poco a poco al muelle, al tiempo
que Kiko y el marinero van cazando las amarras. La maniobra hace temblar
todo el barco y sobre todo la cornamusa de popa,que parece que se va a salir de su sitio, pero resulta todo un aprendizaje.
Por cierto, que repostamos 85 litros, lo que equivale a un consumo de 2,8 L/H, que no está mal.
El atraque en
puerto, con Kiko a bordo, transcurre sin problemas ya que el viento aquí entra
de proa.
Con la
rapidez del rayo, recogemos nuestros bártulos y los escasos víveres que han
sobrado. Tristemente ha llegado el final de un nuevo viaje.
Hasta la próxima amigos!
Kike,
Agosto 2013
Hasta la próxima amigos!
Kike,
Agosto 2013